El programa del PT habla de fortalecer a Petrobras pero el partido la debilitó. El acuerdo de Petrobras con el Departamento de Justicia estadounidense, cerrado la semana pasada, fue otro de los episodios de la lenta y difícil recuperación de la estatal tras el ataque contra ella en el período en que el Partido de los Trabajadores gobernó Brasil. Las narrativas del PT son mentiras bien construidas, usando pedazos de verdad para desviar la mirada del punto principal. Y el punto sobre Petrobras es que la empresa fue asaltada.

El partido es el segundo colocado en las intenciones de voto y tiene posibilidades de pasar la primera en la segunda vuelta, por lo que es preciso que quede claro su error. Si vuelve al poder, la fiscalización tiene que ser redoblada para evitar la repetición de la misma tragedia. Internamente hay más anticuerpos hoy que pueden impedir una nueva tragedia como la que fue revelada por la Lava-Jet.

En la negociación con el Departamento de Justicia, la estatal brasileña tuvo que luchar para no ser considerada empresa corrupta por la legislación estadounidense. Si lo fuera, sería prohibido del mercado americano. Al finalizar el acuerdo, pagó un precio alto, pero se libró de lo peor. Se ha escrito en el documento firmado que durante los años 2004 a 2012 "los ejecutivos y sus gerentes" junto con "proveedores y prestadores de servicio montaron un enorme esquema de fraude y propina". Este período es el de los gobiernos de Lula y Dilma. Los mayores beneficiarios de ese esquema fueron los partidos que estaban en el poder, principalmente el PT, el PP, el PMDB.

La gobernanza comenzó a cambiar con Pedro Parente en 2016 y continuó con Ivan Monteiro. Una de las razones de que la corrupción tuvo éxito en la empresa era la estructura corporativa. Cada directorio era una especie de "baby Petrobras", como explica un ejecutivo. En el caso de que se trate de una empresa independiente, la dirección de Abastecimiento, por ejemplo, comandada hasta 2012 por Paulo Roberto Costa, funcionaba como si fuera una empresa independiente. "Era un silo cerrado", al que otros directorios no tenían acceso, y que se reportaba a sí mismo. Esto fue sustituido por una estructura con más comunicación interna y decisiones colegiadas. Nada de lo que fue hecho blinda la empresa, sin embargo.

La narrativa del PT es que la compañía llegó al mayor valor de mercado en 2008 en la época de Lula. De hecho, a causa del pre-sal y del precio del petróleo, pero también fue en el gobierno de Dilma que ella tuvo su valor más bajo, cuando la empresa no tenía ni siquiera la capacidad de tener un balance auditable. Se dice que fue Dilma quien dimitió a Paulo Roberto Costa, hasta antes de la Lava-Jet. Es verdad, pero fue Lula quien nombró.

La verdad ineludible es que la Lava-Jato descubrió un esquema gigantesco de corrupción en la compañía montado en los gobiernos petistas. La misma operación que hoy ha sido combatida por tantos políticos y debilitada por decisiones del Supremo. El país debe a Lava-Jet el comienzo de la operación que ha recuperado a Petrobras. La semana pasada, hubo la superación de otro obstáculo en el proceso de saneamiento de la empresa. El PT ha hecho, hace años, uso electoral de la acusación que hace a los adversarios de querer privatizar la compañía. El esquema descubierto por la Policía Federal y el Ministerio Público es la peor forma de privatización. La que utiliza la empresa para el búho partidista.

El éxito de la quinta ronda de subasta del pre-sal ilumina otro error cometido por los gobiernos petistas. Los cambios regulatorios hicieron la disputa más competitiva, participaron 12 empresas extranjeras que ofrecieron volúmenes de petróleo-ganancia a la Unión muy por encima del valor mínimo. Quien menos ofreció fue a Petrobras al ejercer su derecho de preferencia. Antes la empresa estaba obligada a ser la operadora única y eso era una camisa de fuerza para ella y para el país. La perspectiva es que en las próximas tres décadas el Estado brasileño tenga un enorme beneficio con esa subasta del pasado viernes. Cálculos son de R $ 240 mil millones sólo de pago de impuestos.

Petrobras es fundamental para el país y necesita ser blindada contra la corrupción y protegida de los errores ideológicos, cualquiera que sea la tendencia del gobierno elegido por los electores brasileños. Algunos errores son conocidos: indicaciones políticas, falta de autonomía, imposición de inversión sin retorno, uso de la política de precios para sostener la inflación. Todo esto debilitó a Petrobras. Esta es la verdad que derrota cualquier narrativa.

* Periodista de O Globo