Expertos creen que la oferta de Vaca Muerta limitará la dependencia del gas boliviano, a lo que se suman las limitaciones internas para enviar más gas a ese mercado.
El desarrollo de Vaca Muerta, que permitirá a Argentina contar con excedentes de gas; el abandono de obras del Gasoducto del Nordeste Argentino (GNEA) y la dificultad de Bolivia para atender la demanda de ese país frenan el cumplimiento pleno del contrato de venta de gas a ese mercado en los siguientes años, advirtieron expertos. El Gobierno asegura que el país seguirá vendiendo gas.
El exministro de Hidrocarburos Alvaro Ríos opinó que el GNEA fue pensado y diseñado para llevar gas natural de Bolivia a otras provincias y ciudades en el noreste de ese país y llegar por dos gasoductos a Buenos Aires (TGN y GNEA).
Añadió que Argentina hace algunos años tenía una profunda carencia de producción de gas natural, situación que ahora ha cambiado radicalmente.
Hoy está levantando producción (convencional y no convencional) en el extremo sur del país y principalmente no convencional en Vaca Muerta. “Ahora y en los próximos veranos contará con excedentes de gas y está tratando de concretar excedentes en Chile y también nos imaginamos más adelante en Brasil. Por lo tanto, requiere cada vez menos del gas boliviano en esta época caliente del año”.
El analista Hugo del Granado, sostuvo que el yacimiento de Vaca Muerta tiene un gran desarrollo y la proyección es que en tres años llegue a producir 260 millones de metros cúbicos día de gas natural (MMmcd) y si el consumo interno de Argentina es de 160 a 160 MMmcd, tendrán el resto como excedente para exportar a otros mercados.
“Eso hace que el gas boliviano ya no sea requerido como hasta ahora”, puntualizó.
Pero ahora también se enfrenta el abandono del GNEA que fue un proyecto acordado por ambos países que se comprometieron a adecuar la infraestructura de transporte de manera interna en cada una de las naciones.
Bolivia cumplió con las obras del Gasoducto de integración Juana Azurduy de Padilla (GIJA), pero Argentina no por los problemas, retrasos y corrupción con el GNEA.
En la adenda al contrato con Argentina se acordó el alza paulatina de los volúmenes de gas hacia ese mercado hasta llegar a los 27,7 MMmcd en 2026.
Del Granado explicó que el actual ducto sólo tiene una capacidad para transportar máximo 19 MMmcd y los volúmenes adicionales establecidos en la adenda al contrato, debían ser llevados a través del GNEA.
En ese contexto, señaló que no queda otra opción que renegociar el contrato vigente.
“La decisión argentina está tomada, lo que interesa es renegociar ese contrato, el país no puede quedarse sin este ingreso que es muy importante y aceptar las condiciones que puedan imponer, si deciden que sólo van a comprar 19 MMmmcd que es capacidad de actual gasoducto, habrá que aceptar, es todo lo que se puede exportar por el ducto”, remarcó el experto.
Según Del Granado en medio de todo este panorama en el país se trató a un cliente importante como es el argentino con mucha displicencia. “No se le cumplió volúmenes en invierno, ni en verano y años pasados requerían mayores volúmenes y Bolivia no tuvo respuesta, sólo después por vía mediática dijeron que el precio era bajo, aunque el Embajador del vecino país dijo que nunca se habló de precios”, añadió.
El analista Bernardo Prado coincidió que existen dos factores que han vuelto al mercado argentino limitado, primero que Vaca Muerta aumentó su producción y por otro la imposibilidad de enviar mayores volúmenes porque ya no se cuenta con el GNEA y el gasoducto actual no tiene capacidad para transportar más de 19 MMmcd.
“Vaca Muerta aumentó su producción y Argentina ya no está tan segura de seguir invirtiendo en un gasoducto que Bolivia no va a poder satisfacer de forma permanente”, apuntó.
El vicepresidente del Estado, Álvaro García Linera, aseguró que la suspensión de las obras del Gasoducto Nordeste Argentino (GNEA) no afectará las exportaciones de gas boliviano a ese mercado.
“Esta suspensión no afecta a las exportaciones, hay suficiente espacio para exportar 24 a 26 MMmcd de gas y ahora por contrato podemos exportar 20 a 21 MMmcd. El ducto que existe es más que suficiente para llevar gas boliviano”, remarcó en Cochabamba.
Explicó que Argentina impulsaba la construcción del GNEA en función de sacar la producción de los pozos en el norte de ese país junto al gas boliviano hacía Buenos Aires.
“Pero parece que los pozos en el norte de Argentina se están agotando; para la demanda actual de gas boliviano el gasoducto que existe es suficiente, pero si piensa como Argentina a largo plazo se requiere nuevo tubo para cuando se reactiven pozos de norte argentino y se pueda llevar ese gas y el de Bolivia a Buenos Aires”, subrayó la autoridad.
El Vicepresidente estuvo ayer en Cochabamba para entregar una red de gas domiciliario que beneficiará a 5.000 familias que viven en el Distrito 14 de esa ciudad.
La obra fue encarada por Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) con una inversión de 41 millones de bolivianos. La estatal ha provisto gas domiciliario a 800 mil familias del país en los 12 años últimos.
El exministro de Hidrocarburos Álvaro Ríos aseguró que en el norte hay un gasoducto alternativo de la Transportadora de Gas del Norte (TGN) en Argentina que puede tomar los volúmenes máximos de gas establecidos en el contrato con ese mercado.
“Existe otro gasoducto el TGN que puede tomar la totalidad del contrato que se tiene con Bolivia y que va hasta el año 2026. Argentina requiere y desea que Bolivia le envíe el tope del contrato en invierno cuando tiene déficit, situación que no viene ocurriendo desde 2016, lo que ha forzado a importar adicionales cantidades de GNL en los meses de invierno”, precisó.
Sin embargo, Ríos subrayó que en Argentina no se necesita de una nueva infraestructura. “ Bolivia no puede evacuar más gas a lo que se tiene establecido en el contrato porque no tiene producción suficiente y Argentina cada vez necesitará menos gas de Bolivia, especialmente en los meses de calor”, precisó.
En su criterio, la única variable que puede más adelante cambiar esta situación es que las inversiones en Vaca Muerta se detengan muy rápidamente fruto del clima de inversiones asociado a tarifas, inflación, tipo de cambio, entre otros.
El Gasoducto Nordeste Argentino (GNEA) ya no se concluirá por determinación del Gobierno del país vecino.
Eso deja en suspenso el destino de un tendido en el que durante más de una década el Estado desembolsó casi 2.300 millones de dólares, el doble de su presupuesto original, a través de licitaciones en las que la Sindicatura General de la Nación identificó vicios que irían desde la falta de planificación a licitaciones amañadas y sobreprecios.
Por Humberto Vacaflor Ganam
Argentina acaba de anunciar que no quiere recibir mayores volúmenes de gas boliviano, y que no construirá el ducto que debía hacer posible que el volumen pase de 20 millones m3/d a 29,9 millones.
El anuncio dice que la construcción del ducto estaba repleta de irregularidades, y que los 2.300 millones de dólares programados ya no serán desembolsados: el GNOE (Gasoducto del Noroeste Argentino) quedó desahuciado.
La corrupción de los gobiernos peronistas de los esposos Kirchner es la responsable de esta decisión, dijo el ministro de Energía argentino, Javier Eguacel.
Y también el hecho de que Argentina, gracias a las políticas aplicadas por el presidente Mauricio Macri, se ha convertido en una potencia gasífera que en 2024 podrá exportar 130 millones m3/d de excedentes, seis veces más de lo que ahora recibe de Bolivia.
Para los bolivianos, la noticia significa que el segundo consumidor de gas boliviano está enterado de que Bolivia no tiene el gas suficiente para cumplir los compromisos de exportación.
Es decir que no cree las historias sobre las reservas de gas natural, historias que fueron tejidas al calor de las exigencias de la campaña electoral del presidente Evo Morales.
La historia sobre las reservas suficientes la creerán los incautos, pero los países que deberán depender del suministro del gas boliviano no parecen decididos a creerlas.
Brasil tampoco cree en las reservas bolivianas, como queda en evidencia con los anuncios de que a partir de 2019 ese país sólo comprará la mitad del gas que estuvo comprando desde 1999, que llegaba a los 30 millones m3/d.
Es que tanto Argentina como Brasil tienen empresas que operan en Bolivia y saben, mejor que las certificadoras de reservas, cuánto gas queda en los campos de producción bolivianos.
Lo malo es que todas estas decisiones de los países vecinos se anuncian cuando el gobierno boliviano acaba de hacer todo un espectáculo para decir que cuenta con reservas de gas suficientes para 14 años. Los vecinos no se las creen.
Pero además, se anuncia que, por primera vez desde 2014, la producción de gas ha caído a 54 millones m3/d, lo que es dramático si se considera que las obligaciones de enviar gas a Brasil son de 30 millones, a Argentina de 20 millones y al mercado interno 14 millones, lo que suma 64 millones.
No se puede mentir impunemente, incluso sin que haya una ley que lo prohíba.