La compañía espera contar con los respectivos permisos el 2020, para iniciar la operación de los yacimientos de oro, cobre y molibdeno ubicados en plena provincia del Huasco a partir de 2023. Se estima que en su etapa de construcción se requerirán hasta 8.000 trabajadores.
Por primera vez en los últimos tres años, el catastro de proyectos mineros que elabora la Comisión Chilena del Cobre (Cochilco) para el período 2018-2027 mostró un crecimiento, luego que ingresaran seis nuevas iniciativas, impulsando a la cartera por sobre los US$ 65.747 millones, informó El Mercurio.
Entre estas, el listado tomó en consideración las fases II y III del proyecto NuevaUnión, iniciativa conjunta de oro, cobre y molibdeno de las empresas canadienses GoldCorp y Teck, cuyo presupuesto total se elevó a US$ 7.208 millones. Esta cifra representa hasta un 11% de todas las faenas que podrían construirse en la próxima década a lo largo del país.
Según explican desde la compañía, se encuentran afinando los últimos detalles del Estudio de Impacto Ambiental (EIA), el que sería ingresado al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA) durante los próximos meses.
En un principio, los recursos que involucraban la construcción completa de las obras en el yacimiento El Relincho sumaban US$ 3.200 millones. El monto consideraba la planta concentradora, el sistema de abastecimiento de agua desalada y el concentraducto que va hasta el puerto. Sin embargo, gracias a las ingenierías de detalle que incluyen las etapas posteriores, la cifra más que se duplicó. Esta se desglosa en la ejecución de las fases I por unos US$ 3.500 millones y las etapas II y III, que consideran inversiones adicionales por US$ 2.700 millones y US$ 1.000 millones, respectivamente.
“Para nosotros no son nuevas fases, porque siempre hemos tenido el proyecto elaborado en base a tres fases de operación. Lo que pasa es que no lo habíamos dicho porque no estaban calculados los montos totales de cada una de estas etapas”, aclara Felipe Illanes, gerente de comunicaciones y relaciones gubernamentales de NuevaUnión.
El plan para desarrollar una operación escalonada se debe a la concepción inicial del proyecto, que nace de la unión de “El Relincho” y “El Morro”. Se comenzará con el primer yacimiento, proceso que se extenderá por unos tres años, y avanzarán hacia el “El Morro; también es conocido como rajo de “La Fortuna”. Este último incluye los talleres mecánicos, la preparación misma del rajo y, lo más importante, la correa transportadora que llevará el mineral hacia la planta concentradora. Luego del fin de la explotación del yacimiento se volverá a la ubicación inicial. La compañía apunta a contar con la Resolución de Calificación Ambiental (RCA) durante 2020, para poder dar inicio a la construcción de la faena ese mismo año. En cuanto a la operación, se espera que las primeras explotaciones se den en 2023.
Durante los primeros cinco años de vida de la mina se estima una producción anual de unas 224 mil toneladas de cobre, 269 mil onzas de oro y 1.700 toneladas de molibdeno. Según los últimos cálculos, se requerirá de una mano de obra de 4.000 personas durante la construcción con un peak de 8.000 trabajadores. La cifra tendría una importante composición local.
En paralelo a la confección del EIA, NuevaUnión ha desarrollado un largo proceso de diálogo temprano con las comunidades que colindan con la iniciativa emplazada en plena provincia del Huasco, en la Región de Atacama, el cual ya se extiende por dos años y se encuentra en su quinta ronda de casas abiertas. “Lo relevante es que a través de las conversaciones y el relacionamiento con la gente hemos logrado obtener mucha información de qué les gustaría a ellos que cambiáramos del proyecto, y de hecho tenemos un listado de cosas que hemos modificado en cuanto al diseño derivado de las conversaciones con las comunidades”, comenta Felipe Illanes.
Los principales cambios han estado relacionados con los diseños de caminos, pero también hubo modificaciones respecto de los botaderos. Incluso ya se definió que el depósito de relaves, que estaba en la parte alta de la provincia, se instalará en la zona de Relincho, que es más seca y amigable desde el punto de vista medioambiental.
“Con todo este trabajo previo, la comunidad ha ido viendo que a medida que nosotros vamos teniendo resultados, se los vamos comunicando bien transparentemente, y eso ha sido bien interesante como proceso”, remata Illanes.