Las sanciones impuestas por los Estados Unidos a Irán, Rusia y Turquía han puesto en serios aprietos a las respectivas divisas locales. Para aliviar la situación, los tres países han recurrido al oro, que es la moneda de reserva internacional por excelencia.
Según explica Steve H. Hanke, profesor de Economía Aplicada de la Johns Hopkins University, en un artículo publicado en el diario árabe Gulf News, las sanciones impuestas por el Gobierno de los Estados Unidos ha puesto en serias dificultades al rial iraní, el rublo ruso y la lira turca, divisas todas ellas con una turbulenta historia a sus espaldas.
La amenaza a las divisas de los tres países constituye también una amenaza a su seguridad nacional. “¿Así que cómo pueden evadirse Irán, Rusia y Turquía de las sanciones? Pueden lograr que sus divisas sean tan buenas como el oro, lo que les daría una atractiva vía de escape”, señala Hanke en su artículo, señaló Oro Información.
Según Hanke, el oro ya es una divisa internacional que ha mantenido su poder adquisitivo a lo largo del tiempo. Además, cuenta con la ventaja de que no es emitida por ningún país soberano, así que carece de cualquier bagaje de tipo político. De hecho, el oro es muy apreciado y se utiliza profusamente en Irán, Rusia y Turquía.
En el artículo se recuerda la predicción que realizó en 1997 el economista canadiense Robert Mundell (Premio Nobel de Economía en 1999): “el oro formará parte de la estructura del sistema monetario internacional en el siglo XXI”.
En opinión de Hanke, Irán, Rusia y Turquía podrían lograr que la predicción de Mundell se convirtiera en realidad, y una forma infalible de lograrlo es estableciendo un régimen de convertibilidad basado en el oro.
Hanke explica que más de 70 países del mundo han establecido regímenes de convertibilidad en oro, muchos de los cuales siguen operativos a día de hoy. El primero se estableció en Mauricio, una colonia británica en el Océano Índico, en 1849.
Estos países han disfrutado de una mayor estabilidad de los precios y mayores tasas de crecimiento que los países de su entorno con un sistema monetario controlado por sus respectivos bancos centrales.
Hasta el momento, ninguno de estos sistemas ha quebrado. El sistema de convertibilidad que se impuso en Argentina entre 1991 y 2001 (y que dio origen al llamado “corralito”) no era, en realidad, un régimen de convertibilidad.
Estos regímenes son una institución monetaria que solo emite billetes y monedas, que son convertibles a voluntad en una divisa reserva (denominada moneda de referencia), a un tipo de cambio fijado previamente. Esta moneda de referencia suele ser una divisa convertible extranjera o una commodity que se comporte de manera estable.
Para funcionar, el sistema mantiene un tipo de cambio fijo con respecto a la moneda de referencia, establecido por ley y acumula reservas extranjeras en divisas por un valor equivalente al 100% de la base monetaria emitida, lo que impide que se incremente o reduzca de forma discrecional la cantidad de dinero en circulación.
En su artículo, el profesor universitario pone como ejemplo de buen funcionamiento de estos sistemas el que se estableció en el norte de Rusia durante la Guerra Civil rusa, en 1918. La llamada “Caja de Emisión Nacional” se encargaba de emitir una moneda denominada rublo británico, respaldado por libras esterlinas y convertible a un tipo de cambio fijo.
El ideólogo y padre de este rublo británicos no era otro que el economista británico John Maynard Keynes, por aquel entonces funcionario del Tesoro de Su Majestad.
Como señala Hanke, “a pesar de la Guerra Civil, el rublo británico nunca se desvió de su tipo de cambio fijo con respecto a la libra. En comparación con los rublos rusos, a lo que acabó desplazando, el rublo británico era un auténtico depósito de valor. Por desgracia, su vida fue muy breve: la “Caja de Emisión Nacional” dejó de funcionar en 1920, cuando las tropas aliadas se retiraron de Rusia”.
Para el economista, la solución a los problemas provocados por las sanciones estadounidenses a Irán, Rusia y Turquía sería establecer regímenes de convertibilidad basados en oro, “con lo que, literalmente, el rial, el rublo y el dinar serían tan buenos como el oro”.