A veces se conoce a la plata como “el oro de los pobres”. Un término peyorativo, aunque lo cierto es que la plata es también un metal precioso que, además, tiene un importante valor añadido respecto al oro: su importancia como materia prima para numerosas industrias, lo que constituye un componente muy importante de su demanda.
Aunque el precio de la plata (alrededor de 14,60 dólares la onza en la actualidad) ha conocido tiempos mejores, sigue siendo una opción que los inversores deben considerar. Son muchos los analistas que llevan tiempo advirtiendo de que se encuentra muy infravalorada respecto al oro y que puede protagonizar una importante subida de precio en los próximos años, señaló Oro Información.
¿Cuáles son las ventajas de invertir en plata? Según GoldSilverWorlds, éstas son las cinco principales razones para convencer a los inversores de que depositen su confianza en plata física:
Aunque no forme parte de las monedas de curso legal, la plata está considerada como un depósito de valor, al igual que el oro. La principal razón es que la plata física (no los ETF ni los contratos de futuros) no puede fabricarse con facilidad, al ser un metal relativamente escaso; por ello, está a salvo de depreciaciones como las que sufren otros instrumentos de inversión en papel o digitales.
Al igual que el oro, la plata no tiene riesgo de impago, ni de contraparte. Tiene una larga tradición de siglos de uso como moneda: muchos países han tenido, a lo largo de su historia, monedas de curso legal acuñadas en oro.
Por ejemplo, los reales de a ocho españoles fueron utilizados en el comercio internacional durante siglos y se convirtieron en una auténtica divisa mundial.
La plata no es barata, pero resulta muy práctica en casos de necesidad. Es difícil encontrar a alguien que acepte una onza de oro como pago de una pequeña compra, ya que tendría que devolver una importante cantidad a cambio.
Sin embargo, una moneda de una onza de plata vale algo menos de 20 euros, lo que facilitaría una transacción en un hipotético caso de necesidad imperiosa. Además, esto permite al inversor poder ir liquidando poco a poco su inversión.
El mercado de la plata es mucho menor que el del oro. Por tanto, una menor cantidad de dinero puede provocar un impacto mayor en el precio que en el caso de otros activos.
Esta mayor volatilidad implica que el precio de la plata cae más que el del oro en casos de mercado bajista, pero también que se recupera mejor y sube más que el oro en los mercados alcistas.
La demanda mundial de plata está en continuo crecimiento. Casi todas las casas de la moneda nacionales han registrado cifras récord de ventas y están operando al máximo de su capacidad.
La demanda es cada vez mayor, sobre todo en los países emergentes como China y la India, dos países muy afines a los metales preciosos. A ello hay que añadir que la plata es un metal cada vez más demandado por parte de la industria (solar fotovoltaica, eléctrica, electrónica, dental, biomédica…), lo que asegura un crecimiento sostenido de la demanda.
Este crecimiento de la demanda va a provocar que, cuando el suministro no sea capaz de satisfacerla (situación de déficit de suministro), los precios se disparen. Y en ese momento, los inversores agradecerán hacer confiado en la plata.
Existen muy pocos activos que los inversores puedan tener en sus manos. La plata y el oro son uno de ellos. Los mercados están repletos de beneficios en papel, transacciones digitales y creación artificial de divisas.
En cambio, los metales preciosos son de los pocos activos que pueden almacenarse, tenerse en la mano o llevarse en el bolsillo. Son tan privados y confidenciales como el inversor quiera, y sirven de protección frente a los hackeos y el cibercrimen.