Alberto Arébalos
Es muy probable que cuando se escriba la historia de la disparatada presidencia de Donald Trump, el capitulo “Rusia” sea uno de los más interesantes y jugosos de una saga mas propia de un "reality show" que de lo que habitualmente se espera de los ocupantes de la Casa Blanca.
Las vinculaciones de Trump con Rusia se remontan a varios años atrás, cuando alegremente recibía a multimillonarios -ex miembros de la nomenclatura comunista- que buscaban, ideologías de lado, asegurar sus capitales comprando “ladrillos” en los edificios de lujo promovidos y desarrollados por el magnate inmobiliario.
Las consecuencias de esos dineros negros, capitales mal habidos, transacciones en efectivo se palpan hoy incluso en los edificios que se enhebran desde Miami Beach hasta Hallandale Beach, en Florida, donde el ruso se ha convertido casi en el segundo idioma en la zona.
Por algo Trump nunca presentó sus declaraciones de impuestos, argumentando que estaban siendo auditadas (lo que no le impedía darlas a conocer, incluso las de años atrás).
El amor por Rusia lo llevó incluso a llevar el concurso de Miss Universo a Moscú, donde es muy posible que los servicios de inteligencia rusos hayan recopilado datos, o filmado actividades, del que sería presidente de los Estados Unidos algunos años después. La existencia de un dossier comprometedor sobre Trump la reveló un ex agente inglés lo que, entre otras cosas, desembocó en la investigación que hoy acosa al Presidente.
Y precisamente este domingo, Trump reconoció por primera vez en público que su hijo mayor se reunió con un abogado alineado con el Kremlin en la Trump Tower de Nueva York, durante la campaña de 2016, para "obtener información sobre un oponente" (Hillary Clinton), defendiendo la reunión como "totalmente legal ". Rusia buscó activamente favorecer a Trump -el propio Vladimir Putin reconoció en conferencia de prensa semanas atrás que quería que gane “el Donald”- acercándole a su campaña material comprometedor sobre la ex secretaria de Estado y, con consecuencias más serias, hackeó cuentas de correo del Partido Demócrata para darlas a conocer a través de Wikileaks y desarrolló campañas de desinformación a través de Facebook, lo que ha derivado en el pedido de detención de trece oficiales del servicio de inteligencia del Ejército ruso.
La influencia rusa en la campaña y su presunta ayuda a favor de Trump está siendo investigada por el fiscal especial Robert Mueller III.
La reunión de su hijo con los rusos para conseguir información sobre Clinton puede no ser todo lo legal que el Presidente presume. De hecho, es ilegal que las campañas de EEUU reciban donaciones o artículos de valor de parte de extranjeros, y por eso la reunión de junio de 2016 entre Donald Trump Jr. y Natalia Veselnitskaya es ahora objeto de la investigación de Mueller.
Si bien la "colusión" no se menciona en los estatutos criminales estadounidenses, Mueller está investigando si alguien relacionado con Trump coordinó acciones con los rusos, lo que podría resultar en cargos criminales si entraron en una conspiración para violar la ley, incluso a través de ataques cibernéticos o interferencia en las elecciones.
"Fake News, una fabricación completa, (que hayan dicho) que me preocupa la reunión que mi maravilloso hijo, Donald, tuvo en la Trump Tower", escribió hoy el jefe del Ejecutivo en uno de los muchos tuits que suele descerrajar por la mañana, muchos de los cuales, obviamente, apuntan a los medios. "Esta fue una reunión para obtener información sobre un oponente, totalmente legal y algo habitual en política, y no llegó a ninguna parte".
No obstante, no se olvidó de poner distancia con la reunión, no vaya a ser que algo ilegal ocurrió, por lo cual concluyó el tuit con la frase: "¡No lo sabía!" (que su hijo se reunió con los rusos).
Trump salió al cruce con su forma preferida de comunicar -mediante tuits- a un informe de The Washington Post de este fin de semana que señala que a Trump, si bien no cree que su hijo mayor haya infringido la ley intencionalmente, le preocupa que haya entrado involuntariamente en “una zona legalmente peligrosa” y esté involucrado en la investigación de Mueller.
La reunión de la Trump Tower también incluyó al yerno de Trump, Jared Kushner, y al presidente de la campaña electoral en ese momento, Paul Manafort, quien está detenido y está siendo juzgado por evasión tributaria y fraude bancario luego de haber sido acusado formalmente por Mueller.
Manafort es un asesor político con conexiones de larga data con Rusia y Ucrania, donde asesoró a políticos pro-Moscú. Entre sus clientes también se encuentran dictadores y hombres fuertes africanos, por ejemplo.
El tuit de Trump, sin embargo, entra en conflicto con una declaración que el mismo Trump Jr. había publicado en The New York Times en julio de 2017, mientras el periódico se preparaba para informar sobre el encuentro.
En esa declaración, Trump Jr. había indicado que la reunión había sido "principalmente" sobre el tema de la adopción de niños rusos por parte de los estadounidenses.
En medio del escándalo público sobre la bendita reunión, el hijo del presidente se vio obligado a reconocer que el verdadero propósito había sido ensuciar a Hillary Clinton con información que sería acercada por un abogado que le habían dicho que estaba trabajando para el gobierno ruso.
The Washington Post informó unas semanas más tarde que la declaración engañosa inicial de Trump Jr. había sido "dictada" por Trump. Al principio, los abogados del Presidente negaron su participación en la redacción de la respuesta al Times, pero meses después, en una carta destinada a explicar por qué Mueller no debería interrogar al mandatario, coincidieron en que el éste había sido el autor de la declaración.
Dijeron que no había mencionado que se esperaba que el abogado ruso trajera información perjudicial sobre Clinton. Y que Trump Jr., Kushner y la Casa Blanca habían hecho una ya "revelación completa" a Mueller y al Congreso sobre la conversación con el enviado ruso.
Trump está seriamente preocupado por la investigación, a la que no deja de denostar cada día que puede e incluso le ha pedido al fiscal general, Jeff Sessions, que la detenga, lo que podría desatar una seria crisis institucional e incluso derivar en su "impeachment".
En uno de sus últimos tuits, el ocupante del Salón Oval caracterizó a los medios de comunicación como "enemigos del pueblo" y los acusó de sembrar división y desconfianza. "¡También pueden causar Guerra!", Escribió Trump. "¡Son muy peligrosos y enfermos!" En otro mensaje expresó su frustración tanto con los medios como con la investigación de Mueller. "Lástima que una gran parte de los medios se niegue a informar las mentiras y la corrupción que tiene que ver con esta cacería de brujas armada, ¡pero es por eso por lo que las llamamos NOTICIAS FALSAS!".
Demasiado ruido para un hombre que presume de ser inocente.
GD