El futuro de la producción de Mina Invierno, yacimiento de carbón ubicado en Magallanes, pasa por días clave luego de que la empresa presentara un recurso de reclamación ante el director del Servicio de Evaluación Ambiental (SEA), después de que en febrero de este año la Comisión de Evaluación Regional rechazara el uso de tronaduras en la operación.
Según explica el presidente del directorio de la minera, Marcos Büchi, han tomado algunas precauciones a la espera de la decisión final de la autoridad. Entre ellas, agregar cláusulas de resguardo en caso de no poder entregar el carbón a sus clientes finales para 2019, entre los que se cuentan empresas como Engie y AES Gener.
“Una empresa como esta que vive de la venta de su producto y que no puede firmar un contrato para el próximo año, ¿cuánta vida le puede quedar? No tiene mucha importancia poner un plazo exacto, pero dentro del próximo año no hay posibilidad de continuar la operación si esto no se resuelve próximamente, y que ya se está resolviendo en forma muy atrasada”, explica Marcos Büchi.
La minera, propiedad en partes iguales de las familias Angelini y Von Appen, comenzó en 2014 un proceso de estudio ambiental para utilizar tronaduras en la operación. Tras el vamos de la autoridad ambiental, el estudio tuvo que ser repetido luego de que la Corte Suprema reprobara la falta de participación ciudadana. El nuevo proceso, iniciado en 2017, contó con el apoyo de los servicios que evaluaron la iniciativa, pero finalmente fue rechazado por la Comisión Regional, precisó El Mercurio.
“Cuando se produce la decisión del consejo regional, nosotros no pudimos entender las razones; escuchamos al intendente, a los distintos miembros del consejo, pero no conversan con lo que dicen los propios informes de los servicios. Por lo tanto, nos impactó, lo consideramos que fue una decisión no técnica y así lo hicimos ver”, comenta Büchi, quien confía en que la decisión del director del SEA será favorable.
Pero ¿por qué depende tanto de este método de explotación el proyecto? La explicación se da por la naturaleza del yacimiento, en el que ya se han explotado las capas de roca que pueden ser excavadas con las palas industriales que se usan en la operación de la mina. Pero la zona que hay que explotar ahora no se puede abordar de manera viable ni rentable con palas.
“Entonces, la verdad es que la operación minera tiene un plazo contado si no hay tronadura. No por falta de decisión ni apoyo de los accionistas, el trabajo de sus trabajadores es del mejor nivel, pero tiene un límite y es que las palas no son capaces de enfrentar estar paredes de roca”, asegura Büchi.
De conseguir la autorización, desde la empresa explican que incluso se requerirá de 400 nuevas plazas de trabajo, totalizando 1.400 empleos en la faena entre directos y contratistas.
Otro de los frentes en el horizonte de la empresa es el proceso de descarbonización de la matriz energética, donde el mineral representa un aporte del 40% que genera el parque termoeléctrico. Este proceso es desdramatizado por el alto ejecutivo.
“Todas las industrias tienen una mirada a largo plazo; en nuestro caso, vemos una proyección de un par de décadas, que por supuesto está asociada al compromiso de descarbonización, eso es así, pero es a largo plazo. Tenemos una proyección atractiva, más limitada que otros quizás, pero por lo mismo creemos que hay que usar este recurso, que es valioso, mientras se pueda usar”, dice Büchi.
Con todo, Mina Invierno avanza contra el tiempo, en circunstancias de que el año pasado los controladores tuvieron una pérdida cercana a los US$ 200 millones.
GD