Lo dijo Graciela Keskiskian, coordinadora del programa “Hacia una Minería Sustentable” que implementa la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM). Fue una de las especialistas que brindó información en la Meseta chubutense sobre la actividad.
Graciela Keskiskian, doctora en Geografía con estudios de grado en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y de posgrado en la Universidad de Washington, es coordinadora del programa “Hacia una Minería Sustentable” (HMS) en la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM), reseñó Sur Actual.
Keskiskian fue una de las especialistas que formó parte de las jornadas de desarrollo productivo en la Meseta que organizaron los presidentes comunales de esa región chubutenses para brindar información a la comunidad sobre la actividad minera y el proyecto de zonificación, que tiene estado parlamentario en la Legislatura y cuyo fin es cumplimentar la previsto en el artículo 2º de la Ley 5.001, sancionada hace ya 15 años.
En una entrevista brindada en Trelew, la profesional de la CAEM explicó de qué se trata el programa que coordina y también dio su impresión del nivel de información con el que cuenta la comunidad chubutense.
- ¿Cómo surge el programa “Hacia una Minería Sustentable”?
La CAEM, en 2016, firmó un acuerdo con la Cámara Canadiense de Minería, para implementar el programa. Canadá lo implementó a partir de 2004 por un par de derrames importantes que tuvieron y un conflicto con la comunidad. Procura generar las mejores prácticas en todos los proyectos. No se trata solamente del yacimiento: el programa comprende todo el trabajo de la empresa, más el área de influencia con la comunidad y el cuidado del predio donde se pueda manera el proyecto a lo largo de toda la vida útil.
¿Se está implementando en la Argentina?
Sí, se está implementando desde que firmamos el acuerdo con Canadá. La CAEM lo puso como condición de membresía: si las empresas que son parte de CAEM no implementan el programa, la Cámara les pide cordialmente que se borren. El que está afiliado a la CAEM está obligado a implementar el programa. Estamos hablando de minería metalífera y no metalífera. Todos los socios tienen claro que la tienen que aplicar.
¿El programa incluye toda la vida de la mina? En Chubut hay una preocupación especial por el después…
Incluye no solamente toda la vida de la mina, sino que va más allá. Porque tiene un protocolo de cierre de mina que nosotros redactamos para la Argentina. Canadá no tenía un protocolo de cierre de mina. Tampoco tenía protocolo de agua. Argentina lo implementa junto con el protocolo de biodiversidad, personas y comunidad, crisis, higiene y seguridad, uso responsable de la energía con control de emisiones a la atmósfera, y el protocolo de relaves, que incluye el dique de cola más el área de influencia, no importa el tipo de proceso que tenga la minera. A eso le incorporamos el protocolo de agua que contempla gestión del agua, desde el primer día al último, más el de cierre de mina que tiene tres etapas fundamentales: la exploración, la prospección y construcción del yacimiento, y la etapa de explotación propiamente dicha, con la finalización del proceso. Al finalizar el proceso con cierre de mina, como mínimo se tiene que estar desarrollando el programa 15 años, que es el plazo promedio que se otorga a las empresas para ver qué sucede post cierre.
¿Quién forma parte del seguimiento del protocolo, de todo lo que se tenga que implementar?
Estos protocolos los tienen que desarrollar cada uno de los responsables dentro de los yacimientos. Es un programa que se hace a medida de cada proyecto. Hay que tener un responsable de programa, más los responsables de cada una de las áreas de los protocolos.
¿Se trabaja en vinculación con organismos del Estado?
El Estado está enterado del programa. Lo que no hace es trabajar en la implementación. El Estado lo que tiene que hacer es fiscalizar que a través del programa la empresa en su yacimiento haga las cosas con absoluta transparencia, responsabilidad, que tenga la documentación para respaldarlo. Y al mismo tiempo la empresa tiene tres años para hacer una evaluación interna anual, viendo cómo van con los protocolos. Al cuarto año tiene un evaluador externo obligatorio. ¿Cómo garantizo yo la transparencia de lo que el evaluador dice que la empresa hace? El programa contempla conformar un panel de profesionales interdisciplinarios e independientes. Los panelistas son profesionales de todas partes de la Argentina que trabajan gratuitamente sobre lo que ocurre con el programa dentro de los proyectos. Como responsables del programa trabajamos con los panelistas, los capacitamos, los ponemos en conocimiento de la actividad minera, porque no tienen que ser mineros. De hecho, nadie del gobierno, ni de empresas mineras o alguien en ejercicio en una empresa minera puede ser parte del panel.
¿Puede poner un ejemplo concreto cercano de alguna mina en la que se esté implementando el programa?
Las casas matrices vienen haciéndolo y una de las empresas es Pan American Silver en Manantial Espejo, otra es Goldcorp en Cerro Negro. Son empresas que en Canadá ya implementan el programa.
¿En Chubut usted participó de las jornadas informativas en la Meseta?
Estuvimos en Telsen, Gan Gan, Gastre y Paso de Indios. En Gan Gan, una persona de la comunidad interesada en el tema vino a consultarnos: “Si el Proyecto Navidad sale, a nosotros nos gustaría como comunidad tener un grupo de Policía Ambiental”. Preguntó dónde se podían capacitar para implementar bien el programa. Nosotros propusimos que, en la medida que puedan conformar el equipo de trabajo, podemos ayudar en la capacitación para temas ambientales generales y los que necesiten en los protocolos en particular. Ahora, el panel anualmente verifica que la empresa esté haciendo la autoevaluación correctamente. Y hace de soporte para aclarar algún tema, o si es necesario algún ente externo para fortalecer, capacitar o lo que fuere dentro del proyecto. Al cuarto año, cuando el verificador externo entrega los papeles a la empresa, el panel verifica que esté bien hecho. El programa es muy abarcativo y permite que la comunidad y la empresa estén en contacto permanente, para que nadie se quede con dudas de lo que esté sucediendo en el proyecto en general.
¿Cuál fue la recepción de la gente de la Meseta en cuanto a este tema?
Fue muy positiva. Primero porque desconocían el programa, totalmente. Y porque a partir de este programa la comunidad tiene una herramienta con la que vincularse con la empresa. Al mismo tiempo, ellos son fortalecidos para poder interactuar con los gobiernos también, solicitando la fiscalización correspondiente. No es un trabajo extra para las empresas, sino ordenar, a través de los protocolos, lo que hacen. La diferencia entre este programa y cualquier otro de buenas prácticas en general es que se hace en yacimiento. Se hace a medida de cada lugar. Y la otra diferencia enorme es el panel interdisciplinario para fiscalizar de manera gratuita. Los tres ejes son: transparencia, credibilidad y responsabilidad.
¿Notó que la gente en general está informada?
La gente en general está desinformada o informada en líneas que no son las verdaderas. Es lo que uno nota. En general, la gente desconoce cómo se hacen los procesos correctamente y la totalidad de las acciones que las empresas hacen dentro de la normativa. La gente piensa que hay mucho más fuera de lugar de lo que existe. Y es muy difícil, después de que se ha instalado una imagen negativa, de prácticas que no son reales, desinstalar eso. Es mucho más difícil que empezar de cero explicando los procesos. Lamentablemente, durante mucho tiempo la comunidad ha sido informada por una sola parte. Y no fue ni la verdadera ni la que tenía el mejor fundamento científico. En una empresa no se puede trabajar con referencias que no estén técnica y científicamente fundamentadas. La minería no trabaja con improvisados, no trabaja con gente que no sepa qué tiene que hacer. La comunidad tiene que saber que puede estar mucho más tranquila con la industria minera que con muchas otras actividades en la Argentina, donde sí las cosas se hacen a los ponchazos. La minería es muy seria y muy responsable, pero la gente lo desconoce. La gente, cuando ataca una actividad o una industria en particular, no termina de darse cuenta que la generalización no es buena para nadie.
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