Victoria Terzaghi

Las nubes de la tormenta económica nacional hacen foco en el precio del gas natural, que afecta a usuarios domiciliarios pero también a las inversiones de las operadoras. El atraso en el valor de boca de pozo suma incertidumbre al plan de incentivos para la producción no convencional. Un tironeo que afecta a los usuarios residenciales pero también a las nuevas inversiones.

La “tormenta” económica que el Presidente de la Nación, Mauricio Macri, aseguró que está siendo enfrentada por el país, aparece en estos días como una seria amenaza sobre el cielo de Vaca Muerta y sitúa en el precio del gas las mayores preocupaciones.

Desde la salida de Juan José Aranguren de la cartera de Energía y el ingreso a ese cargo de Javier Iguacel, los rumores han sido los grandes protagonistas y en las últimas horas el eje de la tormenta es la posibilidad de que el gobierno ponga fin a los precios prefijados para el gas en boca de pozo, según el diario Río Negro.

Es que más allá de las versiones que circulan, es una realidad hoy que el sendero de precios que fijó en 2016 Aranguren a través de la Resolución 212/16 ya no se está aplicando. De acuerdo al texto desde abril el millón de BTU debería haber pasado de 4,19 a 4,68 dólares. Sin embargo, ese segmento de la escalera no se aplicó y continúa pagándose los casi 4,20 dólares.

Puertas adentro de la industria petrolera toman peso las versiones de que la escalera de precios quedó trunca y desde el gobierno pondrían fin a a Resolución 212/16 para apostar a que el sector avance hacia un sistema contractualizado con el que esperan que el precio del gas tienda a la baja o, al menos, no suba.

Es que el precio del gas en boca de pozo es un hilo que conecta múltiples actores: por un lado impacta de lleno en el precio que deben pagar por su consumo los usuarios residenciales quienes, según anticipó Iguacel deberán afrontar a partir de octubre una nueva suba tarifaria en función de la inflación.

Pero por otro lado están las operadoras que demandan claridad en sus colocaciones para poder continuar con las inversiones que se necesitan si se quiere continuar ampliando la producción. Unido a ellos, están por un lado las arcas provinciales de Neuquén, la provincia que capitaliza Vaca Muerta y que tiene su progreso atado a las regalías; y por otro lado están los desarrollos que accedieron al nuevo Plan Gas que otorga un “superprecio” para la producción no convencional.

Desde las operadoras consultadas por “Río Negro Energía” se coincidió en señalar que sin importar hacia donde se tironee el hilo del precio del gas habrá heridos. Si el precio continúa el sendero prefijado por Aranguren que llevaba en octubre el millón de BTU a 5,26 dólares los usuarios residenciales del país deberán afrontar una suba en las tarifas que podría ser superior al 80%.

Si, al contrario, el precio tiende a la baja los usuarios residenciales podrán respirar un poco más tranquilos y esperar subas moderadas, pero al mismo tiempo las petroleras podrían paralizar o ralentizar sus inversiones, en especial las que aún no arrancaron.

Las arcas de la provincia de Neuquén parecen poder mecerse en las olas de la tempestad gracias a haber sido calculadas a un dólar muy bajo, pero además desde el gobierno provincial se espera en el mediano plazo equiparar una virtual caída por el precio con el incremento de la producción.

Pero hay un cuarto factor en la ecuación que son los bloques que lograron ingresar al nuevo Plan Gas. En su caso, la disminución del precio de boca de pozo implicaría que desde el gobierno nacional deben desembolsar mucho más dinero para hacer frente a su subsidio. Es que en este año Nación pactó abonarles la diferencia para que lleguen a los 7,50 dólares por millón de BTU.

Las petroleras con presencia en Vaca Muerta hacen una lectura entre líneas de las pocas certezas que tienen y la mayoría estima que, así como los acuerdos de precios para los combustibles y el barril de crudo quedaron anulados tácitamente en el último mes, el sendero de precios del gas en boca de pozo también pasó a la historia.

Y como datos concretos no sólo se basan en el menor precio que hoy se paga por millón de BTU, sino también en la parálisis que muestra la aplicación del nuevo Plan Gas que fijó la Resolución 46.

Sobre 19 desarrollos que tuvieron el visto bueno de las provincias, sólo la primera tanda de seis bloques logró la autorización de Nación, marcando que a medio año de esas presentaciones dos tercios de los desarrollos quedaron en una suerte de lista de espera.

Pero además el pago del subsidio a los desarrollos que están autorizados también muestra atrasos. Fuentes del sector indicaron que a la fecha sólo se habría pagado el aporte correspondiente a enero, y únicamente el primer desarrollo en tener la venia nacional habría logrado cobrar los aportes de febrero.

Desde una de las operadoras con peso en la cuenca se remarcó que “lo más grave es la falta de previsibilidad si se continúan anulando los senderos de precios acordados”. Y retomando la imagen de la tormenta escogida por el presidente, se advirtió que los efectos del paso del temporal que sería reducir el precio del gas en boca de pozo no se verían en lo inmediato sino en un año y medio por el congelamiento de nuevos desarrollos.