Por Daniel Montamat*
Un referente del sector de la industria energética me hacía reflexionar que si queremos desarrollar el potencial de gas no convencional que tenemos y que las nuevas perforaciones convalidan en Vaca Muerta, ya el país, con alguno de los actores privados que explotan esos recursos, debería estar negociando con Japón, China o Corea del Sur un proyecto piloto de exportación de GNL.
Un tren de 3 barcos con una exportación de unos 16 millones de metros cúbicos día, con una contrato de largo plazo, donde el país importador asume la inversión en la infraestructura y la logística de exportación (licuefacción) y el productor comprometido asegura un aprovisionamiento con un precio de boca de pozo que a valores actuales no podría superar los 3/3.5 dólares el MM de BTU. Va de suyo que esos volúmenes no mueven el amperímetro del mercado mundial de gas natural licuado que mueve unos 1100 millones de m3/día. ¿Ilusión o gatillo de una estrategia de largo plazo para interactuar en el mercado mundial de gas natural?
Como durante años hemos depredado las reservas probadas de gas natural y vamos a seguir siendo importadores netos hasta principios de la próxima década, ni entre los propios especialistas del sector prende la idea de un potencial exportador que vaya más allá de nuestras fronteras.
En el mercado mundial de GNL ya hay 19 países exportadores: los principales por volumen exportado son Qatar, Australia, Malasia, Nigeria, Indonesia y Estados Unidos. Este conjunto comercializa volúmenes promedio día de unos 800 millones de metros cúbicos. Los principales compradores de GNL según los volúmenes adquiridos son Japón, China, Corea del Sur, India y Taiwan. De los 1100 millones de m3/d promedio que se comercializan, este conjunto de importadores representan alrededor del 68%. La capacidad de licuefacción mundial, de unos 1400 millones de m3/d crecerá hacia el 2022 a 1800 MMm3/d.
La Argentina viene interactuando en el mercado mundial de GNL desde 2008 como importadora del producto. En el 2017 importó un promedio de 13 MMm3/d de GNL (otros 18 MMm3/d vinieron de Bolivia por gasoducto) a través de sus plataformas de ragasificación flotantes de Bahía Blanca y Escobar. Desde el 2016 se sumaron los primeros despachos de GNL desde la planta de regasificación de Quinteros y Mejillones en Chile utilizando los gasoductos construidos para exportar. Aprendimos a ser importadores por errores de política energética y necesidad de complementar la oferta declinante de nuestras cuencas productivas. El desafío presente es plantearnos el rol de futuros exportadores de GNL , por estrategia energética, y para tener precios domésticos de gas que permitan apuntalar un programa productivo de desarrollo inclusivo. Pero será imposible interactuar en el mercado mundial del GNL sin un desarrollo intensivo de nuestro potencial.
*Economista, para El Cronista.