El atractivo del bitcoin como activo de inversión se va desvaneciendo: la criptomoneda ha caído un 20% en los últimos cuatro meses. Otras alternativas de inversión están ofreciendo mejores resultados: en ese mismo periodo, el FTSE 100 de Londres ha subido un 10% y el S&P 500 estadounidense, un 5%. Por su parte, el oro se ha dejado un 6% en estos últimos cuatro meses.
Como explica Peter Stephens desde The Motley Fool, esta caída del precio del oro se atribuye al optimismo de los inversores, que están dejando de lado los activos más defensivos y seguros como el oro, en favor de otros con mayor riesgo y rentabilidad, como las acciones.
En este sentido, la acusada caída del bitcoin en este periodo resulta todavía más preocupante para este sector, ya que demuestra que los inversores no lo tienen en cuenta y no se sienten atraídos por este activo, a pesar de su volatilidad.
Y es que la trayectoria del bitcoin ha estado plagada de altibajos desde su creación: según los datos de The Motley Fool, en 2013 estuvo cerca de superar por primera vez el nivel de los 1.000 dólares la onza. En aquel momento, su popularidad era creciente entre los inversores, ya que estaba superando a otros activos.
Sin embargo, en los tres años siguientes, se dejó hasta un 80% de su valor, antes de experimentar un impulso que lo llevó a rozar los 20.000 dólares en 2017. Aunque esta trayectoria pueda sugerir que la criptomoneda se va a recuperar de su actual mal momento, la realidad es que se enfrenta a una serie de factores que van a lastrar su actuación futura.
Uno de ellos es que su uso efectivo como medio de pago se encuentra muy limitado, debido a la ausencia de infraestructura. Por este mismo motivo, sus posibilidades de sustituir a las divisas tradicionales son escasas.
A ello hay que añadir que los organismos reguladores de varios países del mundo están emitiendo dictámenes muy poco favorables, lo que complica sus posibilidades de popularizarse como activo de inversión.
En cuanto a su potencial como activo de defensa, algunos inversores argumentan que puede ofrecer una baja correlación con índices bursátiles como el FTSE 100 o el S&P 500.
Sin embargo, en este caso, el oro sería un activo mucho más atractivo, ya que su historia demuestra que los inversores recurren a él en periodos de volatilidad y crisis económica, una situación que no parece que vaya a cambiar en los próximos años”, señala Stephens desde The Motley Fool.
Además, el oro resulta mucho más tractivo en periodos de inflación creciente, como el que nos espera con el actual aumento del gasto en los Estados Unidos y el crecimiento económico global. Aunque el precio del oro lleve varias semanas cayendo, su potencial a largo plazo es muy importante.
Por su parte, el bitcoin ha ofrecido rentabilidades mucho menores que el FTSE 100 y el S&P 500 y su papel defensivo parece haber quedado mucho más limitado
. Por eso, es improbable que los inversores que hayan registrado pérdidas durante una caída de los mercados de capitales vayan a asumir mayores riesgos acudiendo al bitcoin como protección. En este caso, el oro muestra una mejor ratio riesgo/ganancia y hace valor su carácter de activo refugio.
GD