El ministro de Energía, Javier Iguacel, apuesta a un incremento en la producción de gas y a un contexto de mayor libre mercado.
Hace una semana Javier Iguacel juraba como ministro de Energía de la Argentina en medio de una ola de incertidumbre que, como primer reflejo, llevó al desplome de las acciones de las empresas energéticas que cotizan en el país. Desde entonces dos conceptos han sido los únicos faros encendidos: poner fin a las restricciones en torno al crudo y las naftas, y apostar a un mayor desarrollo que impulse la producción de gas de Vaca Muerta que, a la larga, beneficie a toda la matriz energética.
El esquema representa una fuerte apuesta a que el libre mercado actúe como un morigerador de precios, el leitmotiv del exministro Juan José Aranguren que, fogoneado por la disparada del precio internacional del crudo y la devaluación del peso, debió desandar.
En el caso del petróleo, las primeras medidas se han plasmado en los surtidores de dos de las principales operadoras como son YPF y Shell que incrementaron sus valores por encima de los porcentajes que un mes atrás habían acordado con Aranguren, aseguró el diario Río Negro.
La suba fijada en el 3% mensual quedó en el olvido en los primeros minutos del mes cuando YPF modificó sus surtidores entre un 5 y un 8%. Desde el gobierno se apuesta a que la petrolera de bandera nacional vuelva a asumir la pesada carga de ser la que marque a sus competidoras el rumbo de los precios internos.
Según se sostiene, se confía en el peso preponderante que la operadora tiene en el segmento, con cerca del 68% de las estaciones de servicio del país. Sin embargo, la angloholandesa Shell ya marcó su propio ritmo y este lunes subió sus combustibles mucho más allá de la línea trazada por YPF. Fue entre un 9 y un 12%.
Desde la asunción de Iguacel las principales operadoras reconocen que se inició una ronda de encuentros para abordar tanto el precio de los surtidores como el del barril interno. Ese segundo punto es, precisamente, la contraparte del pedido deslizado para subir “con consciencia” los surtidores.
El barril pisado, que el mes pasado se había acordado en una maratónica reunión de cuarenta empresas con Aranguren, ya es un hecho que dejó de regir y que las empresas pueden comercializar sus productos al valor internacional.
Es que mientras el Brent cotizaba este miércoles 78,10 dólares, el acuerdo marcaba un sendero de precios de 68 dólares para este mes y 69 para agosto, poniendo en una complicada situación en especial a las productoras no integradas. Sin contar además que desde ese acuerdo el dólar trepó casi un 20%.
La segunda señal que se vislumbra con fuerza es la apuesta a acelerar la producción de gas de Vaca Muerta. El planteo resumido se centra en que, en un contexto de libertad de contratación, a mayor oferta y con una demanda estable los precios tenderán a la baja.
Precisamente el gobernador de Neuquén, Omar Gutiérrez, fue uno de los primeros en reunirse con el flamante ministro Iguacel y en destacar que “si había dudas con la salida de Aranguren, el cambio de ministro va a acelerar el desarrollo de Vaca Muerta y en esto los dos estamos convencidos de ir por más”.
Gutiérrez, quien oficia como el principal promotor o embajador de Vaca Muerta, planteó tras el encuentro con Iguacel que “se hizo mucho y con los resultados a la vista hay que ir a buscar otra etapa de desarrollo porque con el ministro estamos convencidos de que Vaca Muerta tiene las condiciones para dar un salto cualitativo y cuantitativo para ser la columna vertebral del desarrollo del país”.
Pese a los rumores que corrieron como regueros de pólvora en los últimos días, la continuidad de los subsidios a la producción de gas no convencional de la Resolución 46 y la participación de la compañía mayorista del mercado (Cammesa) se dan por descontados.
En el caso de la Resolución 46 las operadoras coinciden en señalarla como “la gallina de los huevos de oro”, al ser la principal herramienta que tracciona inversiones privadas del país, y que puede permitir precisamente llevar hacia un incremento en la producción de gas.
Las dudas se centran ahora en qué sucederá con las cerca de diez áreas que aguardan la aprobación final para ingresar al esquema de subsidios a la mayor producción, y mientras algunos actores de peso confían en que serán finalmente aprobadas, otros sospechan que el recorte en subsidios podría pasar por un mayor control sobre el volumen a reconocer dentro del plan que para este año reconoce un valor de 7,50 dólares por millón de BTU.
El achique de gastos, en consonancia con los lineamientos del FMI, recaería en las compras que realiza Cammesa con destino a la generación eléctrica. En este caso trascendió que bajo la premisa de ser más eficiente, a partir de septiembre Cammesa buscaría pautar compras de gas a un menor precio.
Actualmente Cammesa paga a las operadoras el millón de BTU a 5,20 dólares. Es por esto que la apuesta fuerte consiste en abrir a partir de septiembre un proceso de licitación para la adquisición del gas destinado a la generación eléctrica que permita mejorar el margen de maniobra de la tarifa de la electricidad que se debatirá a partir de ese mes.
FP/jc