En medio de la corrida cambiaria y del impacto de la suba del dólar en el precio de los combustibles, la electricidad y el gas, el gobierno argentino está dispuesto a realizar una jugada arriesgada. El ministro de Energía, Javier Iguacel, prepara una batería de medidas para liberalizar totalmente el mercado de los combustibles y generar competencia entre productoras de gas para poder bajar el precio de ese insumo, clave para la generación eléctrica.
"¿Quieren mercado? Tendrán mercado", repite Iguacel en cada una de las reuniones que tiene con los empresarios del sector. Su estrategia es ir por un camino contrario al del intervencionismo. Sostiene que nada bueno ha sucedido con el Estado como rector de todo lo que sucede en ese sector. Ni los precios bajaron ni la producción subió con la intervención. Las tarifas sí estuvieron bajas, por los subsidios, pero la generación de electricidad está lejos de ser económica, informó La Nación.
YPF subió un 5% los precios de sus combustibles en surtidor. No sorprendió al ministro ese porcentaje. Cuando se hizo cargo de la cartera que manejaba Juan José Aranguren, las petroleras habían firmado un acuerdo para aumentar en junio y en julio un 3% cada mes. Fue una adenda al acuerdo sectorial que tenían. En las primeras reuniones, Iguacel escuchó los pedidos de los petroleros para que el precio acompañe la suba del dólar y, sobre todo, el precio del petróleo . Sin embargo, fue lapidario en la respuesta. "Ustedes firmaron esto con el Gobierno. Ahora no hay nada que hablar", les respondió. Les dijo, quizás, algo que no esperaban escuchar: "Va a haber libertad total con el precio. Compitan y el mercado convalidará o no los precios. Tengan libertad, pero con responsabilidad". YPF, la líder del mercado, le dejó claro que su porcentaje de aumento iba a estar por encima del 3% acordado, pero no demasiado. Fue del 5% y hubo consenso con el gobierno. La pregunta que se impone es qué pasará en agosto.
Pero además de los combustibles Iguacel está encima de lo que pasará con las tarifas de servicios en octubre, cuando se tiene que negociar el nuevo precio del gas. Según los borradores que se confeccionan por estos días, las tarifas subirán alrededor de 25%. Desde entonces empezará un nuevo sistema de subasta de gas y la intención del Gobierno es lograr que el precio del millón de BTU (medida inglesa que se utiliza en el sector), que ahora está en alrededor de 4,60 dólares, caiga con fuerza solo por la generación de un mercado en el que los productores tengan que llevar su gas y los compradores elijan por precio y por disponibilidad.
Iguacel, exejecutivo de Pluspetrol, conoce cómo son las previsiones en el sector. A sus colaboradores les repite que todas las empresas energéticas del mundo trabajan con previsiones para el año que tienen como gran referencia el precio del petróleo. Esos números para este año están sumados y restados con un barril de petróleo de alrededor de 60 dólares. "Ahora está alrededor de 80 dólares. Todas ganan plata con estos números", dicen cerca del ministro.
En el ministerio están convencidos de que este nivel de precios les deja ganancias a las petroleras. Por lo tanto, en caso de que alguna se vaya arriba en los precios deberá competir con otra que los deje más abajo. Además, consideran que Trasfigura, el mayor trader mundial de combustibles, que opera en el mercado local con la compra de las estaciones de servicio de Pampa Energía (que a su vez le compró a Petrobras), es una suerte de referencia que podría importar en caso de que las locales entren en un sistema de cartelización. A ese panorama se suma algo más: el Ministerio de Energía es el principal accionista de YPF, y si bien Iguacel piensa tomar distancia de la gestión ya les habló al oído a los ejecutivos de la estatal con el discurso de la "libertad con responsabilidad".
Será una pelea dura con las petroleras y es posible que algunas no quieran despachar más nafta para no ganar más mercado. Quizás en algunos momentos del año vuelvan a aparecer aquellos conos anaranjados que indicaban que los surtidores no estaban disponibles.
Además, están la electricidad y el gas. Las tarifas de gas están hoy calculadas con un dólar de $20,80. Entonces, las distribuidoras acumulan en sus balances la diferencia de cambio con la cotización actual como pérdidas. En octubre, en teoría, se debería rever el cuadro. Impracticable con un dólar a casi $30 y un universo de usuarios que ya no soportan más aumentos. Pero Iguacel tiene un aliado: la devaluación fue en invierno. Si la suba es de 25%, como calculan varios en el ministerio, y empieza a regir en los meses de verano, la situación es distinta. Será más fácil de digerir en momentos en que la demanda de fluido pasa de 7 a 1.
Para cuando llegue el invierno próximo, dice el ministro a sus colaboradores, ya estará en marcha el sistema de subastas. Quienes lo escuchan en su despacho dicen que confía en una de las consecuencias de la política de Aranguren. A fuerza de precios altos, los incentivos a la inversión dieron sus frutos y la Argentina ya tiene excedentes de gas. "El gas nuevo tiene un precio alto, pero nosotros no vinimos a no cumplir las normas. Si se firmó eso se va a respetar", dicen en su equipo respecto de la posibilidad de bajar ese precio que acordó el ex-CEO de Shell Argentina y hoy exministro. "Los contratos se cumplirán -dice Iguacel por lo bajo-. Pero lo que se terminó es el papá Estado. Vamos a generar un marco para que se comercialice el gas entre privados. El Estado no tiene nada que hacer ahí más que ser un facilitador".
El ministro de Energía, Javier Iguacel, consideró que los combustibles no aumentaron sus precios en un nivel "excesivo" y remarcó que Argentina mantiene la nafta y el gasoil más baratos de la región.
"Entiendo que YPF y el resto de los que venden acá no suben los precios a un nivel excesivo. Estamos bastante lejos del import parity (paridad de precios de importación)" aseguró el funcionario tras una nueva alza del 5% en la nafta de la petrolera estatal.
En esa misma línea, también explicó que "en todo el mundo los combustibles cuestan más caros" en relación a los salarios de cada país. Como ejemplo, señaló el caso de Estados Unidos, "que sin tener problemas de inflación hoy paga casi el doble la nafta".
En relación a las tarifas de gas y luz, Iguacel explicó en radio La Red que "la mitad de la factura" que corresponde a transporte y distribución no tendrá más aumentos, aunque sí ajustes por inflación, porque "ya se alcanzó el nivel tarifario que permite las inversiones y respeta los contratos".
En cuanto a la "mitad" de la factura que corresponde a la "generación", el ministro dijo que los precios están "todavía en la mitad de los valores que cuesta". Según su plan, al fomentar la competencia entre las empresas se lograrán bajar los costos reales.
"No te puedo decir de cuánto va a ser el ajuste. Cuando se hagan las audiencias públicas entre septiembre y octubre, vamos a poder informar", concluyó.
Cuando le consultaron cuándo habrá "una buena noticia para la gente" Iguacel se mostró dubitativo y dijo que "es difícil de pronosticar". "Mañana podría suceder", aclaró.
Y concluyó: "Acordate que siempre cuando uno trabaja, está en familia y vive bien, en todo lo demás hay que pasar las tormentitas y seguir adelante".
FP/Jc