Un reciente análisis regional de ON Energy Storage, multinacional dedicada a la creación y comercialización de soluciones tecnológicas limpias (clean technology), muestra que en la actualidad, el Perú es el país con los cargos por potencia más altos de Sudamérica.
Llegando a representar para las empresas hasta el 50% del costo total en gastos por servicio energético, estos cargos por potencia son tarifas que cubren los costos de infraestructura de transmision y distribucion electrica. En el ranking se encuentra en primer lugar Perú, seguido por Chile y Bolivia.
Localmente, más de 10 mil empresas, en su condición de clientes libres -considerados así por su gran nivel de consumo de energía eléctrica-, suelen pagar costos adicionales a los de un usuario común.
Entre los más significativos se encuentran los cargos por potencia, que anualmente se incrementan en porcentajes considerables, exacerbando aún más el problema para los clientes libres del país.
Ricardo de Azevedo; Director Técnico de ON Energy Storage explica al respecto que “si bien, el costo de generación de energía en nuestro país no es tan elevado -de hecho se encuentra entre los más bajos a comparación de otros países- desde 2013 los cargos por potencia, se han elevado en un promedio de 9% anual, impactando de forma negativa en la rentabilidad de las empresas”.
Estos altos cargos por potencia presentan un reto real a las empresas productoras del Perú, ya que la potencia se determina por el requerimiento de carga de sus equipos, algo difícil y costoso en modificar o evitar.
Ante esta problemática, resalta Azevedo que ya existen en el mercado sistemas de bancos de baterías , que funcionan almacenando la energía durante las horas de bajo consumo, para poder liberarla luego durante las horas de máxima demanda - el momento en el cual se mide la potencia para los clientes libres. “
De esta manera, los bancos de baterías permiten reducir la carga de los clientes durante la máxima demanda - usando inteligencia artificial para predecir la carga máxima de la red - y por ende reducir confiablemente el gasto eléctrico.”
Además, recalca Azevedo, “esto lo hace de manera autónoma, sin impacto a las operaciones y sirve para reducir el impacto ambiental de las empresas; desplazando energía limpia de la madrugada a las horas de máxima demanda cuando se emplean los recursos más contaminantes.
FP