CESAR BARRIOS
Corfo buscó sacar a SQM del negocio de litio. Y casi lo logra: a cambio del litio, los Ponce saldrían del directorio de SQM. La verdad es que era bien peregrino pensar que sacarían de la empresa así como así a quien era su controlador y autor de su prosperidad.
El 32 de marzo del año 1515, el entonces Papa León X (nacido Giovanni di Lorenzo de Medici) introdujo una bula para financiar la reconstrucción de la Basílica de San Pedro, en Roma.
Como los habitantes de los estados pontificios estaban hartos de impuestos, y los reyes de España, Francia e Inglaterra no los aceptarían, mandó a sus agentes a los principados del imperio alemán, donde la autoridad civil era menos fuerte.
El jefe de los vendedores de la bula fue un experto vendedor de ese tipo de intangibles: Johann Tetzel. Por una suma ínfima (un florín) se perdonaban los pecados de vivos y muertos. Pecados pasados y también futuros. Tremendo negocio de intangibles.
Pero el vendedor de milagros se topó con un profesor serio y de poca paciencia: Martin Luther, que preguntado por la eficiencia de las bulas de Tetzel lo pensó y llamó a discutirlas fijando sus famosas 95 tesis: “Disputatio pro declaratione virtutis indulgentiarum”, el 31 de octubre de 1517.
Tetzel subestimó a Martin Luther. También lo hizo León X, que recién después de más de tres años lo condenara, publicando su encíclica “Exurge Domine”. Mientras tanto, el Papa había perdido toda Alemania a manos de Lutero.
Fue la prensa (panfletos) de aquel entonces (se había ya inventado y multiplicado la imprenta de Gutenberg) que transmitió con gran rapidez los mensajes de Lutero, de sus comentaristas, enemigos y discípulos. El papado nunca calculó el poder de la prensa en esa época, aun cuando recién nacía.
En las campañas políticas de Chile y desde hace muchos años, los políticos (de derecha, pero sobre todo de izquierda) ante la falta de recursos económicos regulados para sus elecciones decidieron “venderle bulas” al empresariado. El Tetzel de la izquierda fue un astuto emprendedor llamado Giorgio Martelli. Por una suma módica, se podían comprar favores de futuros parlamentarios, ministros y presidentes. El tema iba tan bien, como cuando Tetzel aun no se topaba con Lutero.
Tampoco los políticos de izquierda supieron calcular el impacto que esta venta de bulas políticas tendría cuando la prensa se hiciera cargo del tema: Krakatoa. Adiós sistema. Hola desprestigio y mala fama.
Tetzel y luego el Papa subestimaron a Lutero y al poder de la imprenta: error fatal. El resto es historia conocida.
Bueno, en el caso de las platas políticas, los “cardenales” de la izquierda subestimaron a la prensa y también a su mayor contribuyente: Julio Ponce Lerou.
Primero trataron de excomulgarlo. Nada. Salió hasta sin multas, por más que lo atacó no solo la Corfo, sino también la SVS y diversos intereses empresariales que buscaban destruir el imperio de las “cascadas”.
Corfo buscó sacar a SQM del negocio de litio.
Y casi lo logra: a cambio del litio, los Ponce saldrían del directorio de SQM. La verdad es que era bien peregrino pensar que sacarían de la empresa así como así a quien era su controlador y autor de su prosperidad.
Y se lo creyeron: se tragaron el anzuelo, el plomo y la lienza.
Pero ¡¡¡sorpresa!!! Volvieron en gloria y majestad como “asesores estratégicos de SQM”.
Corfo y sus abogados subestimaron a Julio. Como antes lo habían hecho la SVS y diversos fondos y AFP.
Pero el actual directorio de SQM desprecia el poder de los políticos. Y en eso comete un grave error. La contratación de los asesores estratégicos podrá ser legal, pero no será perdonada. Y eso no será bueno para los accionistas de SQM, que seguirán pagando los costos de tener a los gobiernos y a políticos en su contra, en un negocio donde es crucial estar en la buena con políticos y gobernantes (si no, ¿a pito de qué don Julio habría gastado tanta plata y tiempo en ellos?).
Don Julio tampoco lo hace bien, porque en vez de “pasar piolita”, dejó que el tema se tomara los medios y que el directorio de SQM, posiblemente, tenga que recapacitar.
Pero yo tengo una pregunta necesaria, por un mínimo de transparencia: ¿Cuánto les cuesta a los accionistas de SQM la “asesoría estratégica” de los hermanos Ponce?
Uno, porque si es gratis (o solo entregándoles oficina y secretaria) uno no se explica para qué publicar el tema y luego dejar que tomara vida propia en los medios.
Ahora, si es cara, estamos hablando de algo que va a requerir de muchas explicaciones. Porque sería hacerle “huichichío” no solo a Corfo, sino al rol de buenos administradores de los accionistas, al crear una pelea pública con la autoridad y el público, que creyó de buena fe que el tema del litio entre Corfo y SQM estaba bien arreglado.
Es importante saber no solo el costo y extensión en el tiempo de la asesoría. El contrato debería ser público. También lo debieran ser las actas de directorio en que se decidió la contratación y los argumentos legales en pro y en contra.
La verdad y su publicación serán buenas para Corfo. Para la CMF, para SQM y para sus accionistas. Y para los Ponce.
Y para los políticos arrepentidos, que creyeron por tanto tiempo que vendiendo “bulas’ se les perdonarían sus pecados y se financiarían con ellas “per saecula saeculorum”.