Uno de cada cuatro dólares que se invierten en Chile se destina al sector eléctrico. Y por primera vez en la historia del país, el 100% de las centrales generadoras en construcción, 33 en total, son renovables. Estas instalaciones producirán 1.839 megawatts (MW) de energía cuando estén en marcha y suponen una inversión de US$ 6.978 millones.
"Estamos viviendo una transición energética única como país y quizás una de las más potentes en el mundo", explica a El Mercurio, Claudio Seebach, presidente de Generadoras de Chile
"Es una buena noticia para el país, en la medida que implica hacer más sustentable nuestro parque generador, reduciendo emisiones y, sobre todo, bajando en forma importante los costos de generación, en que esa expansión será fundamentalmente con energía solar fotovoltaica y eólica", señala a su turno Hugh Rudnick, socio de Systep y académico de la UC.
Esta reconversión del parque energético se debe, a juicio de Claudio Seebach, a dos razones. Por una parte, la matriz energética se está volviendo más renovable porque las tecnologías han bajado sus costos a nivel global. Y en ello ayuda que el país sea rico en fuentes renovables, como solar, hidroeléctrica, eólica, entre otras.
Y otra arista de este cambio es la electrificación de la matriz energética. Aunque suene a juego de palabras, no es lo mismo que la energía que mueve un auto o caliente el hogar venga de combustibles fósiles (no electricidad) a que provenga de electricidad generada por el sol, el viento o el agua. "Está ocurriendo en todo el mundo: vemos que se avanza hacia la electromovilidad (...) Se van a ir reemplazando procesos industriales que antes eran a gas o a diésel, por electricidad, y también en hogares se usará la electricidad en calefacción y cocción", se explaya el ejecutivo gremial.
Este auge implica desafíos y el mayor es cómo gestionar la variabilidad de la producción eléctrica de los parques fotovoltaicos y las centrales eólicas, porque hay radiación en el día y el viento tiene una enorme variabilidad horaria y geográfica. La ministra de Energía, Susana Jiménez, plantea que para que este desarrollo sea sostenible en el tiempo, "nos proponemos modernizar nuestro marco regulatorio, con el objetivo de promover en el sistema una mayor flexibilidad (...) Esto significa implementar un mercado apropiado de servicios complementarios y modernizar el mercado actual".
Hugh Rudnick sostiene que se requerirá energía de respaldo (reserva), que puede ser entregada por centrales hidroeléctricas de embalse y centrales de ciclo combinado de gas natural licuado (GNL), pero estas últimas plantas deberán incurrir en costos adicionales, asociados a que estas centrales deberán ciclar repetidamente (encenderse y apagarse a lo largo del día).
Este académico ve lejano que la flexibilidad la provea el almacenamiento en baterías, pues estas aún son de muy alto costo de inversión.
Seebach discrepa y cree que esta nueva tecnología irrumpirá antes de lo que se pensaba, y añade que el país dispondrá además de otras fuentes de respaldo como concentradoras solares -que permiten despachar 24 horas, toda la semana-; embalses de bombeo, que son una tecnología poco presente en el país, o interconexión eléctrica con otros estados, como Argentina y Perú.
Lo que no se ve en el futuro es carbón. "Hay un acuerdo con las empresas carboníferas de ir retirando esas centrales, lo que es impulsado en gran medida por un interés genuino de los grupos energéticos transnacionales (incluidos los que están en Chile) de reducir su impacto ambiental, así como por los mayores costos de inversión y operación que enfrentan estas tecnologías frente a las energías renovables", explica Rudnick.
El Gobierno creó un grupo de trabajo para establecer un cronograma y las condiciones para el cese programado y gradual de estas plantas carboneras, explica la ministra Jiménez.
Hoy, el 43% de la generación eléctrica del sistema es renovable y, de esa cifra, un 20% corresponde a Energías Renovables No Convencionales (ERNC), básicamente solares y eólicas.
Las empresas, el Gobierno y los expertos coinciden en que es tan acelerado el cambio de matriz en Chile, que el objetivo de la Agenda Energética de que al año 2050 el 70% de la producción eléctrica sea renovable se adelantó. "Nuevos estudios estiman que ya en 2030, el 75% de la generación podría ser renovable", detalla Claudio Seebach.
En ese escenario, la energía solar aportaría el 30% de la producción de energía eléctrica, la hidráulica otro 29%, la eólica 12% y la termoeléctrica (gas y carbón, principalmente), un 25% de la matriz global al 2030. Eso implica que la capacidad instalada de fuentes solares y eólicas crezca entre 8.800 MW a 16.000 MW en 12 años más.
El 75% de la generación podría ser renovable. En ese escenario, la energía solar aportaría el 30% de la producción de energía eléctrica.
Actualmente el 43% de la generación eléctrica del sistema es renovable.