El Memórandum de Entendimiento que sellaron el presidente Mauricio Macri y el Premier Vladimir Putin despertó una ola de consultas por el uranio en Chubut. Varias empresas realizaron sondeos por 20 yacimientos de este mineral. Después de mucho tiempo, la provincia avanza en un debate profundo sobre el desarrollo o la prohibición.
El periodista Franco Córdoba publicó en Télam una nota de análisis sobre la situación en la que se encamina Chubut. En un pasaje de la nota describe que después de 100 años, la Provincia inició un debate sobre un inminente cambio de paradigma en la matriz económica.
«La provincia patagónica transita una encrucijada marcada por una crisis socioeconómica, y una palabra sobrevuela para matizarla: minería. Atrás quedaron los años de bonanza con la actividad petrolera y récords en regalías, pero hoy vive un momento de su historia donde analiza darle paso al uranio y otros minerales, o bien, seguir pendiente del precio del barril y las inversiones para el oro negro», argumentó Córdoba, abriendo el paso a la discusión sobre la minería y en especial, del uranio.
Desde que Argentina y Rusia estamparon la firma en materia de «cooperación tecnológica para la explotación de uranio», hubo una lluvia de consultas de empresas nacionales e internacionales por proyectos que tienen alta potencialidad de este minera en la provincia del Chubut.
La firmas mas conocidas son la Uranium One Group - subsidiaria de la compañía estatal de Energía Atómica Rosatom de Rusia - y UrAmérica Argentina S.A.
«Más allá de estos anuncios oficiales y en base a diferentes estudios de suelo en la provincia, existen casi 20 proyectos de empresas que desean explotar esos yacimientos o cunas de uranio», precisa la nota publicada en Télam.
En la provincia hay 20 yacimientos que cuentan con estudios geológicos que determinaron una alta factibilidad de concentración de uranio. Gran parte de estos proyectos están situados en la Meseta Central.
Uno de los más populares en Chubut por su dimensión es el yacimiento Cerro Solo que está bajo el control de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA). De los estudios, decantan que los campos aseguran 4.420 toneladas de uranio y un potencial de 4.810 toneladas.
El yacimiento «Laguna Salada» bajo la órbita de la firma canadiense U308 Corporation tiene 2.430 toneladas aseguradas y 1.640 inferidas.
«Laguna Colorada», administrado por la CNEA, garantiza 100 toneladas y un total de 60 inferidas; en tanto que «Meseta Central» de UrAmérica S.A. proyecta más de 7.000 toneladas de Uranio.
Los otros yacimientos son «El Regalo», «El Tropezón», «La Bombilla», «La Pampa», «Los Adobes», «Guanaco», «Regalo», «Bororo Nuevo», «Bajo del Gualicho»m «Sierra Chata», «Bajo Colorado», «Mirasol», «Cóndor», «Cerro León», «Sierra Cuadrada» y «Cañadón Gato Krugger».
En el caso de Bajo del Gualicho, Sierra Chata y Bajo Colorado, los emprendimientos están ubicados en la zona noreste de Chubut; en tanto que en el caso de Cañadón Gato Krugger, está situado en la zona sur de la Provincia.
Los senadores Alfredo Luenzo (ChuSoTo) y Nancy González (FPV); y el ministro de Hidrocarburos de Chubut, Martín Cerdá, dejaron sus impresiones sobre la explotación minera en la Provincia.
Cerdá ya no oculta su posicionamiento favorable y remarcó que «si se dan todas las condiciones, ambientales, marcos legales claros, beneficios que pueda dejar la industria, creo que debemos darnos la posibilidad en Chubut de llevarla adelante».
El senador Luenzo reconocio que el debate «ya está instalado en la provincia», por eso sugirió que «debemos sincerarnos y colocarlo sobre la mesa para tomar una decisión. Por el sí o el no, pero hay que tomar una decisión, porque de lo contrario la van a tomar otros».
En contraposición, González reflexionó que la posible explotación minera «parece más una imposición por parte del Gobierno nacional, orientada a la depredación de los recursos naturales, que una oportunidad de desarrollo genuina».
Otra de las voces que sumó fue la del intendente de Comodoro Rivadavia, Carlos Linares (FPV), quien semanas atrás recibió a los jefes comunales de la meseta, que impulsaron el proyecto de zonificación.
«Hay que analizarla como un negocio, como lo son otras tantas industrias, e identificar sus pro y sus contras, porque como la práctica en cualquier industria, acá lo que preocupa es el impacto en la gente y el medio ambiente. Por ello, el primer punto de debate debe ser si es contaminante; y en ese caso, en qué grado», afirmó Linares.