Sebastián D. Penelli.-
Con el dólar en niveles récord y el Brent por encima de los u$s 73 el barril, las petroleras definen el porcentaje y momento oportuno para decretar otro incremento en el precio de los combustibles.
Por estas horas, los principales directivos de las compañías se debaten entre dos posibilidades, que no suenan desconocidas para el mundo de la economía o la política de hoy: shock o gradualismo.
Según cálculos actualizados de la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines de la República Argentina (CECHA), el atraso real en el valor de las naftas llega al 30%. Hace una semana no superaba el 25%.
Desde en octubre de 2017, cuando el Gobierno nacional autorizó la liberación del precio de los combustibles, hasta abril pasado, la versión Súper de YPF en la ciudad de Buenos Aires se encareció 28,72%. En los surtidores el litro pasó de $ 19,74 a $ 25,41 en tan solo siete meses.
En el mismo período, el dólar pasó de $ 17,36 a $ 21,52 y el barril de Brent de u$s 57,69 a u$s 73,50. Estos números reflejan que el desfasaje entre el precio de la Súper y el barril pesificado llegó a 57,94%. Estas cifras también revelan que el nuevo valor de la nafta de YPF debería superar los $ 32 por litro, o sea, entre 5% y 7% más que el mes pasado.
El presidente de CECHA, Carlos Gold, admitió que la "minicorrida" tomó por sorpresa a los estacioneros. "Pensábamos en un escenario de mayor estabilidad en cuanto a la situación monetaria", reconoció en diálogo con ámbito.com.
"El desfasaje ejerce una fuerte presión en las petroleras. Pero eso no quiere decir que tiene que aumentar más de 27% de una, el atraso es sobre el tipo de cambio y el crudo. El porcentaje a definir es particular de las petroleras, de ver cómo achican esta brecha y en función de eso decidirán el aumento. Si continúa este escenario, arriesgo que será del 5%", dijo Gold, aunque no descartó que se acerque al 10%. "Margen para aumentos de esa naturaleza existe, lo que no existe es la oportunidad. Creo que va a ser más gradual, que un ajuste fuerte. En definitiva nosotros no somos los que lo definimos", aclaró.
En octubre de 2017 el barril de Brent pesificado costaba $ 1.001,50, pero hoy ese mismo barril alcanzó los $ 1.581. Además del porcentaje, la gran incógnita es cuándo se aplicará el ajuste. "No tenemos la información ni el conocimiento para decir el día, pero si no hay una regresión en el tipo de cambio, será inminente", estimó Gold.
El gerente general de la entidad, Guillermo Lego, fijó su propio deadline. "Cualquier suba ahora va a pegar más en el índice de precios al consumidor, pero no creo que se aguanten mucho más tiempo. Si no es esta semana, que ya termina, será la otra", aventuró el histórico dirigente de CECHA.
Para Lego, el incremento también se ubicará entre 5% y 7%. "Lo ideal sería 4,5%, que es más o menos lo que se venía dando. Pero la realidad es que está atrasado, y ahí tienen dos opciones: o pegan un salto y se juegan entre 5% y 10%, o van a tratar de morigerarlo para que no sea tan fuerte. Si aumentan 4,5% queda pendiente otro aumento para el mes que viene. Si juegan fuerte, es posible que lo mantengan planchado hasta el mes siguiente", analizó el gerente de la cámara, que reúne a más de 4.800 estaciones de servicio de todo el país.
Al igual que ocurrió en abril, se espera que las primeras petroleras en salir a remarcar sean Axion o Shell. Es que la presión oficial sobre YPF es muy grande. "Quedó demostrado en el último aumento, donde la mayoría de las petroleras privadas hicieron punta, e YPF recién subió transcurridos 10 días y en un nivel inferior, lo que obligó al resto a recomponer los guarismos de sus aumentos", recordó Gold.
"En esa oportunidad, ese retardo de YPF no tengo dudas que obedeció a algún tipo de sintonía con el Gobierno, dada la composición del control estatal de la compañía. Creo que ahora también se va a dar. YPF controla la mayor parte del mercado y mueve el amperímetro y si no acompaña los aumentos provoca un desfasaje un detrimento en las ventas del resto de las petroleras por un avance en su ventas, y no creo que esas empresas quieran perder mercado", enfatizó.
A pesar de que las naftas subieron más de 28% en un semestre las ventas no se contraen. "Los últimos incrementos no han hecho mella en el consumo. La afectación del aumento siempre es transitoria, porque el consumo no está en crisis, y tiene en estabilizarse en el tiempo. Repercute en las ventas inmediatas, pero la expectativas es que no continúa en el mediano tiempo", aseguró el titular de la Confederación.
Los números de marzo del Ministerio de Energía revelan un nivel de ventas récord de combustibles, con un crecimiento de 5%, principalmente por un mayor expendio de productos Premium: 9,15% de naftas y 18,5% de diésel. El despacho de Súper mejoró 4,4%. Entre naftas y gasoil el mes pasado se vendieron 1.434.833 metros cúbicos.
Tras la devaluación y el alza del crudo, tendrían que aumentar hasta 14% el precio en surtidores. Analizan un valor diferencial o baja de impuestos. La política energética, en jaque.
Si la política tarifaria del Gobierno temblequea como nunca antes por la avanzada de la oposición en el Congreso, que este miércoles buscará retrotraer el último aumento de las facturas de gas, la liberación de mercado de combustibles –el otro pilar de la gestión energética del ministro Juan José Aranguren– también está en crisis.
La brusca escalada del dólar –el peso se devaluó un 10% solo en la primera semana de mayo– y el incremento del precio internacional del petróleo configuran un problema sin solución para la Casa Rosada. Si los precios en surtidores fuesen libres, tal como dispuso el presidente Mauricio Macri en octubre del año pasado y el importe local de los combustibles acompañara la tendencia del mercado mundial, las petroleras deberían aumentar esta semana las naftas y el gasoil hasta un 14%, según un relevamiento de PERFIL entre las principales petroleras del país.
No hay margen político para autorizar a YPF, la petrolera controlada por el Estado, y al resto de las refinadoras –Shell, Axion Energy, Petrobras (recientemente adquirida por Trafigura, el mayor trader de combustibles del planeta) y la quebrada Oil, de Cristóbal López– a aplicar una suba de esa magnitud. Confirmaría la capitulación de la lucha contra la inflación. Es que un alza tan marcada del gasoil impactaría de lleno en los costos de toda la economía.
El viernes por la tarde el ministro Aranguren se reunió de urgencia con altos ejecutivos de la industria para trazar un primer mapa de situación. Fue la primera de otras reuniones de trabajo que se concretarán esta semana. A grandes rasgos, la propuesta de las grandes petroleras –con YPF a la cabeza– es que tiene que haber un entendimiento temporario entre productores y refinadores de crudo. La meta: evitar que los combustibles vuelvan a aumentar en mayo. Para eso, los productores deben acceder a cobrar un precio menor que en el mercado internacional. En la práctica, se trataría de buscar, solo por dos o tres meses, un esquema similar al del barril criollo que aplicó el gobierno anterior.
“A largo plazo, la intención de Aranguren de volver a un libre mercado es la correcta. Pero el barril internacional llegó el viernes a los 75 dólares cuando a principios de abril estaba a 67 dólares. Es una situación crítica. Debemos buscar correcciones y acuerdos temporales por al menos sesenta días que nos permitan ver cómo se estabiliza el dólar y el precio del crudo, las dos variables claves de este negocio”, explicó a PERFIL el presidente de una petrolera, bajo reserva de nombre.
Argentina y la cotización del barril internacional. No parece haber margen para que la tendencia alcista del crudo que se vive en el mundo –el Brent, la referencia para Europa, aumentó un 10% en los últimos treinta días–se replique en los surtidores locales.
En lo que va de 2018, las naftas se incrementaron, en promedio, un 14%. Desde abril del año pasado, la suba alcanza, en algunos productos, el 50%.
“Una alternativa puede ser que el Estado no actualice el Impuesto a los Combustibles (ITC) como está previsto en junio. Eso nos daría algo de aire para manejar los precios”, explicaron desde otra petrolera.
El aumento de los combustibles se convirtió en un dolor de cabeza para el Gobierno. El presidente del BCRA, Federico Sturzenegger, incluso impulsó que la Comisión Nacional de Defensa a la Competencia abriera una investigación sobre las petroleras para determinar si los privados incurrieron en prácticas oligopólicas en la fijación de precios.
A proposición de Sturzenegger, el organismo contrató como asesor a Sebastián Scheimberg, ex funcionario del Ministerio de Energía vinculado al radicalismo, para que encabece la investigación.
Si bien el Enargas, el ente regulador del gas, había avanzando bastante en la negociación con productores y distribuidores de gas para financiar en cuatro cuotas las boletas del invierno, las más caras para hogares y PyMEs, el Gobierno tomó la decisión de frenar esa iniciativa hasta conocer el desenlace de la disputa por tarifas en el Congreso.
“Lo mejor es esperar hasta ver qué pasa en la sesión del miércoles y luego definir una estrategia”, explicaron allegados al Ministerio de Energía.
El pago de la tarifa de gas en cuotas había sido una salida que presentó el Gobierno ante los reclamos de sus aliados en la coalición de gobierno, la Unión Cívica Radical, luego de que presentaran un duro informe sobre la política energética.
La estrategia había sido pensada por el Enargas en realidad mucho antes de la presión de la UCR, pero ahora sin embargo, quedó frenada.