MELISA STOPANSKY
Mientras el Gobierno defiende la práctica e insiste que no hay riesgo de contaminación, los asambleístas por el Agua Pura dan sus argumentos técnicos por los cuales piden la derogación del decreto 248.
La implementación de la técnica del fracking en la provincia, la segunda en el país en donde habilita este método para le extracción del petróleo no convencional, sigue generando una grieta entre aquellos sectores que se oponen al avance y el gobierno provincial, que afirma que se están haciendo los controles necesarios para que la práctica sea segura y no genere contaminación ambiental.
El debate que todavía persiste en buena parte del mundo se avivó en Mendoza en los últimos días con las multitudinarias manifestaciones en Alvear, San Carlos y en las últimas horas en Tunuyán, las cuales solicitan al gobernador Alfredo Cornejo que derogue el decreto 248 que reglamenta la estimulación hidráulica para el petróleo y gas no convencional en Puesto Rojas, Malargüe.
Una de las voces opositoras es la del profesor en Geografía de la Universidad Nacional de Cuyo, Marcelo Giraud quien además es integrante de las Asambleas por el Agua Pura.
Giraud esbozó que uno de los temores que tienen los defensores del cuidado del agua es el peligro de polución ambiental que puede provocar, "la utilización de una serie de químicos de distinto grado de riesgo para llegar a la fractura hidráulica". Es decir el proceso de perforación de la roca madre para llegar al reservorio de gas o petróleo no convencional, a través de una tubería instalada a una gran profundidad.
"Hay que hacer una serie de maniobras con distintos volúmenes de sustancias químicas que superan las características que se utilizan para los yacimientos convencionales", explicó Giraud.
Una posible filtración de esos líquidos hacia las napas de agua genera intranquilidad en estos sectores, que están en alerta permanente, generando expresiones populares en contra del avance de esta política a la que apuesta el gobierno de Cornejo.
Otro de los argumentos técnicos con los cuales dio solvencia a las críticas de los grupos ambientalistas es el impacto negativo por la inyección de agua de retorno- que se conserva para volver a inyectar- que se reutiliza en la fractura hidráulica al realizarse en varios pozos y a través de los años.
"Nosotros los que estamos advirtiendo es qué va a pasar cuando la experiencia de Puesto Rojas se haga a gran escala, durante el tiempo y en formaciones que están a gran profundidad. Esta consecuencia se denomina sismicidad inducida y ha sido reconocida por el Centro de Sismicidad de los Estados Unidos", ejemplificó.
Vale decir que la técnica de la fractura hidráulica está prohibida en algunos países de Europa. En Francia es ilegal, al igual que en Bulgaria. Mientras que en Estados Unidos hay estados que también son libres de fracking, como es el caso de Nueva York y Maryland y esperan más elementos para establecer que no hay peligros de contaminación.
Desde el Gobierno sostienen que se están haciendo todas las auditorias que están previstas en el decreto reglamentario con un protocolo de actuación para las empresas.
Emilio Guiñazú, subsecretario de Energía y Minería de la provincia pidió a la ciudadanía "que se informe, que vaya a las fuentes, que no se deje llevar por un sector que se opone a todo y que está vinculado con la oposición política".
El funcionario detalló que para la estimulación hidráulica los aditivos que se emplean están declarados en la documentación que presentó la petrolera El Trébol, que está realizando trabajos de exploración de no convencional en Malargüe.
"El expediente es público, cualquier persona puede acceder al estudio de impacto ambiental y a la declaración jurada de lo que se hizo", insistió.
Guiñazú aclaró: "No se usa un cóctel de químicos como le gusta decir a los ambientalistas" y añadió, "fundamentalmente se usa arena y las sustancias que se emplean son para no haya obturaciones y el petróleo fluya".
"No hay nada oculto, se utiliza el ácido muriático que es lo que nosotros tenemos en la casa para destapar las cañerías", graficó.
Respecto de la posible filtración de esos líquidos destacó que el caño a través del cual se llega hasta la roca madre, "está totalmente aislado y asegurado para que se impida el paso de los líquidos", explicó.
Además despejó las posibilidades de que se generen eventos de sismicidad porque "la energía que se genera a través de la inyección de agua es ínfima y está controlada".
Por último, respecto de los países en los cuales se prohibió la actividad, Guiñazú indicó "que están comenzando a levantar las restricciones por el nivel de conocimiento que se tiene hoy y la tecnología que se emplea para anticipar los riesgos".
El Sol entrevistó a algunos especialistas sobre los procedimientos que se utilizan y qué aspectos hay que cuidar.
Mario Sánchez, director de la carrera de Petróleo de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Cuyo explicó que se trata de una técnica de estimulación en pozos de baja permeabilidad.
"Tenemos que generar una permeabilidad secundaria para que el petróleo o el gas fluya y para eso debemos hacer una fractura en la roca, una vez que detectamos y estudiamos esa formación geológica y cuáles son sus características morfológicas", indicó el ingeniero.
Por su parte, Lourdes Guiñazú, presidenta de la subcomisión técnica del Instituto Argentino de Gas y Petróleo, consideró: "Toda vez que voy a realizar la fractura de un pozo, debemos analizar a cuánta distancia están los acuíferos de agua dulce para aislarlos, asegurándonos que no estén próximos para que no haya riesgo, además que por procedimientos exigibles hay que sellar las tuberías con cemento para evitar cualquier tipo de filtración".
La cementación de las tuberías que se colocan en para extraer petróleo o gas no convencional se aíslan hacia la parte superior y en la parte inferior de la roca para evitar cualquier tipo de emanaciones, coincidieron los especialistas.
Por otro lado, observaron que la formación Vaca Muerta en donde se está realizando la prueba piloto de la empresa El Trébol en Malargüe las fracturas se realizan a unos 2.000 metros de profundidad, mientras que los acuíferos están a 300 metros de la superfice.
Por su parte, Jorge Argento, licenciado en Ciencias Geológicas con especialización en yacimientos minerales y titular de la cátedra de mineralogía de la carrera de Geología en Malargüe, aseguró que el fracking, "no es otra cosa que mejorar la permeabilidad de la roca que contiene hidrocarburos inyectando agua a una alta presión y arenas eólicas de una granulometría para rellenar estas grietas que se generan para que cuando haya presión-menores a un milímetro- no se cierre la fisura y pueda fluir el petróleo o gas no convencional".
Argento disparó: "Para realizar la estimulación no se utilizan explosivos ni grandes cantidades de dinamita, esas versiones son de una ignorancia total". Y detalló, "lo que se usa son bombas que generan presión de agua para generar una fractura hidráulica".
"En el único momento que se usan unos detonantes especiales es al momento del punzado de la cañería, donde se utilizan unos cartuchos con balines de acero que se detonan eléctricamente para poder perforar la cañería y extraer el petróleo. Esto es muy selectivo y nos permite saber por dónde queremos que fluya el líquido para no contaminar otra parte de la perforación", aclaró el especialista.
En cuanto a los químicos que forman parte del procedimiento en un 0,5, más el agua en 98% y la arena en 1,5%, Sánchez sostuvo que "no son más de 10 productos que son utilizados en otro tipo de industrias y que son gelificantes para dar más espesor al agua, antiincrustantes para que no se tape la perforación en la roca, anticorrosivos y cabe aclarar que ninguno de ellos es cancerígeno".
El profesor de la carrera de petróleo agregó que algunos de ellos son utilizados en los hogares como lo son la lavandina y el ácido clorhídrico.
Otro aspecto que se tiene en cuenta a la hora de realizar una fractura es una hoja de seguridad que utiliza el personal "y donde están especificadas las concentraciones y los riesgos a la salud", aportó Guiñazú, quien viene de trabajar en la experiencia de Vaca Muerta en Neuquén.
"No son químicos secretos como se dice, son todos conocidos y hasta utilizados en la industria alimenticia como la goma guar que le da densidad al agua y que se usa por ejemplo para las gomitas", ejemplificó la integrante del instituto de consulta y capacitación IAPG.
Sánchez graficó que se utiliza una cantidad similar a la de una pileta olímpica, el 0,1% de lo que se utiliza para el riego de manto en la actividad frutícola, "en donde se desaprovecha una enorme cantidad de recurso".
Si bien la utilización de agua de recupero que es el 25% que vuelve con el fluido se puede reutilizar, "la técnica es muy costosa y es más efectivo utilizar nuevamente agua para la estimulación", consideró el profesional.
En este punto Argento volvió a insistir que depende de la formación geológica de la que se trate. En Malargüe, en Puesto Rojas los acuíferos subterráneos están a unos 300 metros de profundidad, mientras que la estimulación hidráulica se hace a unos 2.000 metros.
"No hay vinculación entre la roca que queremos estimular con los acuíferos", explicó.
Para descartar todo tipo de potencial riesgo, Guiñazú remarcó, "si todos los organismos de control trabajan bien, no debería haber un problema de contaminación".
Los especialistas tanto en ingeniería como en geología descartaron la relación entre la presión que genera con la estimulación hidráulica con la generación de actividad sísmica.
Entre los argumentos, "porque es ínfimo el nivel de energía que se produce y se disipa en esos 2.000 kilómetros de profundidad donde estamos haciendo el procedimiento antes de llegar a la superfice", manifestó Sánchez.
Por último, Argento aclaró que Puesto Rojas en Malargüe no está ubicado en el umbral de actividad simica, de acuerdo a sus características geológicas y morfológicas.