El titular de la petrolera dejó en claro que seguirán involucrados en el negocio de las naftas. En paralelo, profundizarán sus planes en Vaca Muerta y energías renovables.
En agosto de 2016, Shell Argentina abrió un proceso de evaluación sobre el destino de sus negocios locales. Después de que la firma anglo-holandesa se quedara un año antes con la británica British Gas por u$s 70.000 millones, la matriz impulsó un plan de reducción de activos a nivel global, con una cifra ambiciosa como objetivo: u$s 30.000 millones. En el país, esa tarea se cumplió el martes, cuando se anunció la venta del negocio de downstream a Raízen, la sociedad de Shell y la brasileña Cosan que desde 2011 opera la red de estaciones en el gigante el Mercosur.
La elección de este socio tranquilizó a la conducción de la filial argentina, pero sobre todo a su titular, Teófilo Lacroze, porque los conoce desde su origen: trabajó cuatro años con ellos, y era su vicepresidente ejecutivo a cargo de todas las operaciones comerciales cuando le pidieron que se mude a Buenos Aires para convertirse en el CEO local y reemplazar al histórico Juan José Aranguren, hoy ministro de Energía. Hacia adelante, lo que le queda a Shell es potenciar su foco en Vaca Muerta y también en desarrollos de otros segmentos energéticos en los que el grupo trabaja a nivel global pero todavía no lo hace en el país.
En diálogo con El Cronista, el ejecutivo se explayó sobre las razones de esta operación y también sobre los senderos que deberá recorrer la industria
- ¿Vender los activos de downstream y mantener la marca eran objetivos indisolubles?
- Sí, el acuerdo de marca para nosotros siempre fue algo no negociable, porque creemos que este es el gran activo que tenemos en la Argentina. Lo que anunciamos es la venta de los activos de refinación, comercialización y distribución de combustibles y lubricantes a Raízen. Esta sociedad es una compañía muy exitosa en Brasil, de dimensiones significativas. Es 50% Shell y 50% grupo Cosan. Factura u$s 24.000 millones por año, invierte u$s 850 millones por año en Brasil y tiene 6200 estaciones de servicio marca Shell. Además tiene 26 ingenios de azúcar y etanol, produce 4 millones de toneladas de azúcar, dos billones de litros de etanol. Es un gigante.
- Eso significa que Shell sigue en el downstream.
- Sí, claro. Es innegable que hubo un acuerdo de compraventa y de hecho junto con Raízen entra el grupo Cosan, que tiene más de 80 años en Brasil y es muy diversificado. Tiene Comgas, la mayor distribuidora de gas de San Pablo, e inversiones en logística y ferrocarriles (compró en 2014 las operaciones de ALL Logística). Por afuera de Raízen factura otros u$s 15.000 millones. Esta es una asociación de gigantes. Si nos abstraemos un poco de lo societario, lo que hicimos es incorporar un socio. Y lo hacemos porque pensamos que este es el mejor modelo para capturar el crecimiento del mercado argentino de downstream que esperamos para los próximos años.
- ¿En qué dirección se va a dar ese crecimiento?
- Lo que está por delante en el downstream es un panorama de inversión en refinerías para tener un combustible de mayor calidad, con menor contenido de azufre. Raízen no viene en un momento en el que se puede decir acá se acabaron las inversiones. Al contrario, apuestan a lo que compraron. El crecimiento de Raízen en el mercado brasileño fue exponencial. Empezó con 3000 estaciones de servicio y tiene 6200. Shell en la Argentina tiene 645, o sea que ellos son diez veces más grandes. Entre las diferencias de negocios, está el hecho de que acá tenemos una refinería y en Brasil no, porque todas están en manos de Petrobras. También está la planta de lubricantes de Barracas. Pero le tenemos la confianza necesaria para entregarle la marca.
- ¿Cómo va a ser la transición de este proceso?
- Calculamos que se extenderá alrededor de seis meses. Va a tener un aspecto regulatorio, que es el pronunciamiento de la Comisión de Defensa de la Competencia, que no debería ser problemático porque no hay concentración ni posición dominante. Y después viene la parte operativa. Tenemos que crear dos compañías, una de downstream y otra de upstream que operen de forma independiente. El gran desafío es de sistemas, que hoy están interconectados. De todos modos, todos los contratos y obligaciones que tiene Shell Capsa se mantendrán en cabeza del nombre legal que adopte Raízen en la Argentina.
- ¿Quién va a estar a cargo de la gestión?
- ¿Hay que ampliar el mercado de refinación? - A mi entender, está en un punto de equilibrio. A largo plazo se podría tener alguna expansión de una refinería existente. Pero una refinería nueva me parece que no. Una refenería chica en el mundo es de 500.000 barriles por día, y las más grande local produce 160.000 barriles. Este mercado no da para una nueva. Sí me parece que la dinámica de importar diesel (porque acá la refinación está más concentrada en naftas) va a continuar.
- ¿Cuáles serán los vectores futuros de expansión?
- Si se ven las condiciones del mercado argentino para nuevas energías y renovables, creo que hay varios segmentos en donde tengo la expectativa de que hagamos desarrollos, ya sea a través de Raízen o de Shell, en áreas en los que hoy no estamos en la Argentina y que si estamos en el mundo. Siempre y cuando haya marco regulatorio y reglas claras.
- ¿Eso incluye la generación eléctrica?
- Si uno mira hacia donde va el mundo en materia de energías limpias, diría que también. - ¿Va a seguir siendo una preocupación el precio de la nafta? - Siempre. Me desvela diariamente. En la medida en que las variables principales, tipo de cambio, precio del petróleo, impuestos y precios de los biocombustibles cambien, habrá que acompañar esa tendencia porque eso genera impactos en la compañía.
Teófilo Lacroze explicó que la venta de sus negocios en el país no significa la pérdida de empleos y señaló que debería ser “imperceptible” para los clientes.
El presidente de Shell Argentina, Teófilo Lacroze, aseguró hoy que la venta del mercado local de la compañía agloholandesano representa “ningún riesgo en las fuentes de trabajo”.
Explicó que la operación cerrada ayer consta de "la firma de un acuerdo de venta para los activos que llamamos Downstream que es refinación, comercialización y distribución de combustibles y lubricantes. Eso incluye la refinería, nuestras estaciones de servicio, depósitos, operaciones de aeropuertos, shale gas".
En diálogo con Radio Mitre, Lacroze aclaró que Shell mantendrá todos sus activos en Vaca Muerta, donde cuenta participación no operada.
"En el Downstream la compra Raízen, que es una joint venture entre Shell y el grupo brasileño Cosan. Ese acuerdo incluye el uso de marca Shell. Vamos a tener acceso a toda lo que es innovación, tecnología y todos los productos y servicios Shell", apuntó.
En tanto, al ser consultado sobre el impacto que la operación tendrá sobre los clientes, aseguró que la misma “debería ser imperceptible".
En este sentido, aseguró que Vaca Muerta “es un reservorio que no tiene nada que envidiarle a los mejores reservorios del mundo, que hoy están en EE.UU. y Canadá‘.
‘Hoy tenemos cuarenta pozos en total en las siete áreas. La idea es seguir sumando pozos y producción en los próximos años‘, detalló.
Lacroze descartó que la polémica por tarifas haya influido en la decisión: "Nosotros miramos el largo plazo. El desarrollo de Vaca Muerta lo pensamos a 35 años. Claramente la discusión de tarifas el corazón de esa discusión es tener claro cuáles son las reglas de juego en Argentina”.
Ayer, la agloholandesa comunicó la venta de sus activos Downstream a la firma brasileña Raízen por u$s 950 millones, aunque mantendrá la marca y la calidad en sus estaciones de servicio.
Raízen es un joint venture establecido en 2011 entre Shell (50%) y Cosan (50%) y es una empresa líder en producción de azúcar, etanol y bioenergía en Brasil con 26 unidades y 860.000 hectáreas cultivadas, una red de más de 6000 estaciones de servicio Shell, 950 tiendas Shell Select y más de 2500 clientes B2B.