Es por la cláusula gatillo del 2017. El viernes firman los sindicatos con los empresarios un acuerdo del 15% para este año, más un 5,5% compensatorio.
Cada una de las partes involucradas llevará agua para su molino a la hora y en el lugar que ocurra la venta del acuerdo salarial que bajará al grueso de los trabajadores de Vaca Muerta. Las patronales petroleras y los sindicatos de operarios y jerárquicos del Petróleo y el Gas Privado de Neuquén, Río Negro y La Pampa abrocharon la paritaria en términos que no sólo les conviene a las dos partes, sino también al gobierno de Mauricio Macri.
En concreto, la paritaria petrolera 2018 se firmará este viernes con 15 por ciento de aumento dividido en dos veces (abril y octubre), pero el acuerdo final tendrá una yapa de alrededor del 5,5%, que se sumará al sueldo actual, sobre el que finalmente operará la suba de 15 puntos.
En limpio: los petroleros pasarán a cobrar en octubre un 21 por ciento más que en la actualidad. ¿De dónde surge el 5,5 por ciento que se suma a los salarios petroleros antes de calcular el incremento de la paritaria de este año?
De la cláusula gatillo que se dejó establecida en el acuerdo del año pasado. Por ese ítem, los gremios involucrados en la discusión reclamaron un reajuste del 5,5 por ciento. Una parte retroactiva a febrero y la otra a marzo. El 31 de ese mes finalizó el acuerdo firmado el año pasado. Desde el 1° de abril se calcularán los salarios con el agregado porcentual que surja de lo que se firme el viernes.
El líder del Sindicato del Petróleo y el Gas de Neuquén, Río Negro y La Pampa, Guillermo Pereyra, confirmó que el viernes se reúnen para firmar el acuerdo en los términos expuestos antes. Lo único que resta por definir es la letra fina de la ejecución del pago de la cláusula gatillo pendiente del año pasado.
En la negociación actual se voló de un plumazo ese mecanismo para darle paso a otro que fue incrustado por el Ministerio de Trabajo de la Nación, encabezado por Jorge Triaca. Se trata de una mesa de revisión para analizar el avance inflacionario en comparación con la actualización salarial fijada en las paritarias.
Esta mesa, en el caso de los petroleros, será convocada en febrero del año que viene, de acuerdo con lo que estipularon los gremios con los representantes de las empresas del sector.
De todos modos, Pereyra advirtió: “Si hay un desfasaje evidente con anterioridad a esa fecha, vamos a adelantar la negociación, como lo harán todos los sindicatos”. La diferencia entre la cláusula gatillo y la mesa de revisión está dada en que el primer recurso opera de forma automática y el segundo exige una reunión entre las partes. A priori, porque en la práctica los petroleros están negociando la cláusula gatillo 2017 con el acuerdo salarial para este año.
Tanto el gatillo como la revisión operan cuando el acumulado de inflación alcanza el porcentaje de incremento salarial acordado en la paritaria. Con ese parámetro, Pereyra consideró que en el momento que la suma de la inflación mensual desde el 1° de abril, cuando comienza a regir el aumento de este año, supere el 15 por ciento deberá rediscutirse la compensación correspondiente.
La cláusula gatillo se incorporó el año pasado a las negociaciones de la mayoría de los gremios, luego de que la disparada inflacionaria dejara mal parados a muchos de los representantes de los trabajadores en 2016.
Después de la firma del viernes, Pereyra podrá exhibir ante sus afiliados que los salarios aumentarán más que el techo del 15 por ciento impuesto desde la Casa Rosada. Al mismo tiempo, Triaca podrá mostrar el acta de la paritaria 2018 de los petroleros con una suba acorde a las reglas no escritas que su cartera le impuso a todas las negociaciones del año en curso entre gremios y patronales.
Las empresas petroleras, por su parte, consiguieron un acuerdo que no excede la polémica meta inflacionaria establecida por el Gobierno, que es de cumplimiento imposible en la realidad, según los analistas económicos de cuanta corriente está representada en el país. A cambio, las compañías deberán compensar la pérdida del acuerdo 2017 frente a la inflación.
Pereyra, a la par de su rol sindical, funge como sostén de la política energética del gobierno nacional desde la presidencia de la comisión de Minería, Energía y Combustibles de la Cámara de Senadores de la Nación. Fue clave para la modificación del convenio colectivo de los petroleros para los trabajadores que se desempeñan en Vaca Muerta (ver recuadro), una movida exigida por los empresarios y motorizada por el gobierno nacional para abaratar la mano de obra en los yacimientos no convencionales. Ese pacto se selló con anterioridad a la paritaria del año pasado.
Los petroleros alcanzados por el acuerdo que firmarán Guillermo Pereyra (operarios) y Manuel Arévalo (ejecutivos) con los empresarios son alrededor de 25 mil distribuidos en los yacimientos de Neuquén, en su mayoría, Río Negro y La Pampa. Entre estos, los que se desempeñan en Vaca Muerta vienen de ceder el año pasado parte de los ingresos que les aseguraba el convenio colectivo de trabajo a partir de la adenda que firmaron los líderes sindicales en el marco del denominado acuerdo petrolero. Los efectos de la adenda aún hacen ruido en los yacimientos.