Fabián Ruocco (*)
El 22 de abril se celebra en todo el mundo bajo el lema «Terminar con la contaminación de los plásticos» (End Plastic Pollution) propuesto por las Naciones Unidas para este año el Día Mundial de la Tierra. Es decir, este año la clave ambiental para Argentina está en fortalecer el sistema de Reducir, Reutilizar, Reciclar y Recuperar junto al método tecnológico para Transformar Basura en Energía. Ambos procedimientos son complementarios. Los países que usan termovalorizacion incrementan su reciclaje. Hay tanto por hacer que hay espacio y trabajo para todos. Salir del cepo de un pensamiento binario es primordial para avanzar en el desarrollo sostenible.
Una gestión adecuada de los residuos plásticos debe tratar de aprovechar al máximo los recursos materiales contenidos en los mismos, mediante su reutilización y aprovechamiento para otros usos. Esto resulta básico a finales de la segunda década del siglo XXI.
Sin embargo, muchas organizaciones, para poner en debate dudoso la actualización de la normativa legal, apelan negativamente al inconciente colectivo de la tétrica imagen de "La Quema" de Buenos Aires donde luego, a comienzos del siglo pasado, se construyó el “Horno provisorio de Nueva Pompeya”. Esa medida, sin embargo, no erradicó por completo los basurales a cielo abierto ni la recuperación informal alrededor de estos que en las provincias seguían existiendo. Los barrios del Bajo Flores, Lugano, Soldati, Parque Chacabuco, Parque de los Patricios, Boedo y Nueva Pompeya amanecían por entonces con una densa "neblina de olor nauseabundo".
Los vecinos solían quejarse porque la ropa colgada en las terrazas se "manchaban" con el hollín resultante de la incineración que salían de las enormes chimeneas. Para el año 1977 el humo desaparece y los incineradores de los edificios dejan de funcionar cuando la dictadura crea el "Cinturón Ecológico Area Metropolitana Sociedad del Estado", CEAMSE, prohibiendo la incineración. Comienza el enterramiento masivo de residuos. Hoy a punto de colapsar según expresan sus propias autoridades.
Actualmente, en diferentes países, los sistemas de tratamiento se basan en una operación, o conjunto de operaciones, que tienen por objetivo modificar las características físicas, químicas o biológicas de un residuo para reducir o neutralizar las sustancias peligrosas que contiene, recuperar materias o sustancias valorizables, facilitar el uso como fuente de energía o adecuar el rechazo para su posterior disposición final.
La inteligencia en la gestión integral para el aprovechamiento y valorización de los residuos, mejor conocido como reciclaje, es aquella que nos da a los argentinos una mirada de corresponsabilidad con el entorno ambiental para liderar acciones de preservación de los recursos naturales renovables.
Es decir, el manejo adecuado de los residuos, también necesita de los vecinos quienes participando activamente de estas acciones de "separar en origen" ayuda sin lugar a dudas a mejorar el entorno saludable de la comunidad. La separación en origen es la clave del correcto funcionamiento de un sistema dado que si no se realiza no se alcanzan los niveles de eficiencia en la recuperación de materiales de buena calidad para ser reutilizados.
La Ciudad de Buenos Aires tiene en el Centro de Reciclaje de Villa Soldati una importante planta de tratamiento de residuos secos, ya está funcionando una Planta de tratamiento de "botellas PET". El tereftalato de polietileno, más conocido como PET, es un tipo de plástico utilizado comúnmente en envases de gaseosas, agua, aceite, entre otros. Es 100% reciclable y puede ser utilizado para fabricar productos nuevos, como otros envases, ropa, fibras de alfombra, entre otra gran cantidad de usos.
Esta planta permite tratar este tipo de material, para que pueda ser reutilizado para fabricar productos nuevos. Esto se logra gracias a un proceso de clasificación, separación, molienda, limpieza y secado de los envases a partir de una maquinaria de última tecnología que permite procesar 2000 kg por hora.
El material es aportado por las cooperativas de recuperadores urbanos, quienes tiene a su cargo la recolección del material reciclable en la Ciudad. A través de la planta, logran generar valor agregado a su material para poder comercializarlo en mejores condiciones. Se estima que hay 5800 recuperadores urbanos, que reciclan 85 mil toneladas de basura por año. Se recupera el 10 por ciento de todo lo que se tira. Hay además 50 supervisores de las cooperativas que trabajan para el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Ahora, junto a la instalación de una nueva Planta de MRF (Material Recycling Facility), funciona como Centro Verde Automatizado. La planta permite tratar los residuos secos que recolectan las Cooperativas de Recuperadores Urbanos con un nivel de eficiencia muy superior al de los 8 Centros Verdes que están instalados en la ciudad. Mientras que estos centros procesan unas 6 toneladas de material seco por hora, la planta de MRT permite multiplicar por diez esa capacidad de tratamiento, con unas 60 toneladas de material por hora. Además de tener una mayor capacidad de tratamiento, esta maquinaria permite reciclar papel, cartón, vidrio o plástico con una mejor calidad, ya que el proceso de selección es superior.
Simultáneamente se seguirá con la separación de materiales dentro de esos 8 centros. Donde se realiza, principalmente, de forma manual, sobre una cinta de clasificación y una enfardadora. Por medio de la incorporación de tecnología y equipamientos automáticos, se pretende incrementar la capacidad de materiales tratados y mejorar la calidad al reducir las impurezas.
Por otra parte, la realidad de la saturación del CEAMSE impone seguir ampliando la visión aplicando un nuevo desafío que la tecnología y la ciencia ya resolvieron. Transformar la basura en energía por medio de un sistema denominado "Termovalorización". Las plantas de termovalorización son prácticamente plantas termoeléctricas que en lugar de quemar combustibles fósiles aprovechan el poder calorífico de los residuos mediante una combustión controlada (en un sistema herméticamente cerrado) en donde las emisiones se tratan químicamente.
Esta tecnología es ampliamente utilizada en Japón con 210 plantas, Alemania con 99 plantas, Francia con 126 plantas, resto de Europa y Rusia con 276 plantas, China con 225 plantas, resto de Asia con 62 plantas y Estados Unidos de Norteamérica donde operan 99 plantas de Termovalorización o Waste to Energy (WTE) valorizando 240 millones de toneladas anuales de residuos no reciclables para producir energía eléctrica.
Es por eso que la separación de los residuos sólidos urbanos es fundamental para que en la visión moderna gestión de los residuos. A la vez, podamos no solo aprovechar el poder calorífico de los residuos no reciclables, sino porque con esta la efectiva gestión de separación de los residuos reciclables, residuos no reciclables y residuos orgánicos, además de separar los voluminosos como estufas, heladeras, lavarropas, televisores, colchones y muebles, en desuso podremos abandonar una mirada binaria de los acontecimientos de dimensión ambiental.
(*) Director Ejecutivo de CEDyAT