Dijo que en los próximos meses deberán encarar este proceso. “Es una decisión sí o sí”, dijo.
“Hemos desarrollado un plan de transformación para llevar a Chuquicamata a los niveles de productividad que son necesarios, imprescindibles, para viabilidad del proyecto, y esta es la raíz del conflicto que hoy estamos enfrentando”, dijo ayer Nelson Pizarro, presidente ejecutivo de Codelco dentro de su exposición en la 17° Conferencia Mundial del Cobre, organizada por el CRU en el marco de la Semana Cesco.
El ejecutivo detalló que hace un año y medio trabajan en una serie de iniciativas que deberán implementar en los próximos meses y que son la antesala del inicio del funcionamiento de la mina subterránea, planificado para fines de 2019.
El pasar de una operación a rajo abierto a una subterránea implicará una fuerte reducción en la dotación, no solo de la operación, sino que también de áreas de planta.
“El proyecto Chuqui Subterráneo no tiene mérito económico si no somos capaces de generar una profunda transformación aguas abajo, en la concentradora, la refinería, los servicios de apoyo. Es una decisión sí o sí, por eso estamos tranquilos y conformes con lo que estamos haciendo”, dijo.
Pizarro reconoció que hacer este cambio es “tremendamente importante para la rentabilidad del proyecto”, pese a que puede estar generando resistencia en los trabajadores. “Entiendo que es un proceso difícil de asimilar, pero es imprescindible. Los tiempos se acortan y tenemos que avanzar y mucho”, dijo.
Agregó que “al final del día vamos a tener que concordar en los procesos de transformación que son imprescindibles, necesarios y que no pueden ser evitados”.
Aunque no quiso detallar medidas, esto incluiría una serie de acciones como capacitación para quienes seguirán funcionando en la mina subterránea hasta planes de egreso que deberían ser impulsados fuera de las negociaciones colectivas.
El proyecto Chuquicamata Subterránea es uno de los proyectos estructurales de Codelco y uno de los más emblemáticos. El desafío consiste en transformar la mina a rajo abierto, una de las más grandes del mundo, en una gigantesca mina de operación subterránea. División Chuquicamata emprendió este proyecto, pues el actual rajo abierto de la mina, en operaciones desde 1915, dejará de ser rentable la próxima década.
Para este proyecto el directorio de Codelco aprobó la inversión de US$3.306 millones para su ejecución, siendo esta la mayor asignación de recursos en la historia de la Corporación, lo que sumado a los US$ 894 millones ya ejecutados en obras tempranas, totalizando una inversión de US$ 4.200 millones.
Las estimaciones señalan que Chuquicamata subterránea permitirá explotar más de 1.700 millones de toneladas en reservas de cobre que posee una ley media de 0,7%. Esta mina, además, producirá un régimen de 140 mil toneladas de mineral por día, lo que significará una producción de 366 mil toneladas de cobre fino al año y de 15 mil toneladas de molibdeno fino anuales.
El proyecto de Chuquicamata Subterránea comprende la explotación del cobre por medio de macro bloques, con el proceso extractivo de "block caving", en una mina subterránea con cuatro niveles de producción.
El primer nivel, es un túnel de acceso principal de 7,5 kilometros de longitud. El segundo nivel son cinco rampas de inyección de aire limpio, y finalmente el tercer y cuarto nivel son dos piques de extracción de aire. Esto implica un sistema de ventilación que entregará 8 millones de pies cúbicos de aire fresco por minuto, generando así un recambio total del aire tres veces por hora. De esta manera, Chuquicamata subterránea contará con los máximos estándares en seguridad industrial minera a nivel mundial.