El director ejecutivo del Centro de Desarrollo y Asistencia Tecnológica (CEDyAT), Fabián Ruocco, resaltó hoy el aporte energético que podría generar la construcción de plantas de termovalorización para tratar los residuos urbanos mediante una combustión controlada y con emisiones tratadas químicamente.
La opinión del Cedyat se conoce en momentos en que el gobierno porteño busca avanzar con su propuesta de reformar la denominada "Ley de Basura Cero" de 2005, que estableció los plazos para que la Ciudad deje de enviar a los rellenos sanitarios situados en el área metropolitana los desechos urbanos.
"Son prácticamente plantas termoeléctricas que en lugar de quemar combustibles fósiles aprovechan el poder calorífico de los residuos mediante una combustión controlada (en un sistema cerrado) en donde las emisiones se tratan químicamente", afirmó Ruocco.
Tras aseverar que "el modelo de gestión de enviar los residuos sólidos urbanos mezclados a enterrar en un relleno sanitario simplemente es equivocado", Ruocco explicó que "con nuevos procesos de tratamiento, como los de 'termovalorización', sí se podrá hablar de basura cero y con nueva metodología abandonar esa antigua costumbre de enterrarla".
Esta tecnología es utilizada en Japón, con 210 plantas, Francia (126), Alemania (99), resto de Europa y Rusia (276), China (225) y resto de Asia (62).
También hay larga experiencia Estados Unidos donde operan 99 plantas de Termovalorización o Waste to Energy (WTE) valorizando 240 millones de toneladas anuales de residuos no reciclables para producir energía eléctrica.
El Cedyat es el organismo técnico que realizó el Estudio de Impacto Socio-Ambiental en la provincia de Córdoba para la modernización de la Central Nuclear de Embalse y trabajó en el desarrollo de plan nuclear, y entre sus objetivos asesora en el desarrollo de generación de energía eléctrica cuidando la dimensión ambiental.
En el proceso analizado de termovalorización, el experto explicó que "se utilizan filtros de mangas para la separación de sólidos del gas de combustión, eliminando los productos de las reacciones y partículas suspendidas".
"Las cenizas -detalló- que son captadas en los filtros de mangas y las impurezas que se generan en el proceso son manejadas de acuerdo a la normativa ambiental vigente", mientras que "la temperatura de combustión es superior a los 850 grados celsius por más de dos segundos, evita la formación de sustancias químicas tóxicas".
El proceso se completa cuando la caldera utiliza el calor generado "para evaporar agua y el vapor a su vez se utiliza para mover una turbina y generar energía eléctrica", tras lo cual es enfriado mediante una condensación por aire y permite que se recicle el agua.
Estas plantas cuentan con un sistema de medición continua de emisiones por línea y miden en tiempo real la concentración de los componentes de los gases de combustión en cada chimenea; e incluyen sistemas de procesamiento de datos que pueden ser transmitidos "on line" y de forma transparente para la autoridad ambiental y público en general.