MARIANNA PARRAGA
Durante décadas, muchas naciones productoras de petróleo de América Latina a menudo han evitado la inversión de firmas extranjeras, en cambio mantienen sus enormes reservas bajo el estricto control de los gobiernos y las compañías petroleras estatales.
Su objetivo era proteger las ganancias para alimentar los presupuestos públicos, pero en la práctica se han producido algunas fallas importantes, como los escándalos de corrupción y las deudas pesadas en la brasileña Petroleo Brasileiro SA [PDVSA.UL], o la incapacidad de la mexicana Pemex [PEMX.UL] para conjura el efectivo y la experiencia para aprovechar sus vastas reservas de aguas profundas.
Ahora, una ola sin precedentes de reformas energéticas de libre mercado está ganando fuerza en toda la región, estableciendo una feroz competencia para atraer miles de millones de dólares en inversiones de la talla de Exxon Mobil. , BP y Royal Dutch Shell .
Siete gobiernos este año se combinarán para llevar a cabo al menos 15 subastas de petróleo y gas, ofreciendo un récord de 1.100 bloques de superficie en tierra o costa afuera, según entrevistas con funcionarios y un conteo de subastas anunciadas. El jueves, la última subasta de Brasil recaudó $ 2,4 mil millones en promesas, otorgando 22 de las 68 regiones en oferta.
"En 2018, los países de la región recibirán la mayor cantidad de rondas de licencias en la historia", dijo Pablo Medina, vicepresidente de la consultora de energía Welligence.
La carrera por la inversión privada refleja el reconocimiento por parte de muchos países de que no tienen efectivo ni tecnología para explorar y desarrollar sus reservas. El abrazo del capital extranjero en Argentina, Brasil y Ecuador también sigue el surgimiento de gobiernos centristas o de derecha.
También indica la voluntad de los gobiernos de conformarse con un recorte más pequeño de los beneficios, que la competencia podría reducir aún más para atraer inversiones, ya que los gobiernos ofrecen incentivos fiscales, regalías reducidas y otros incentivos.
La excepción más evidente es Venezuela, donde la estatal PDVSA permanece bajo el firme control de un gobierno de izquierda en medio de un colapso económico y político.
En otros lugares, las reformas emergentes están dando a las grandes petroleras y a los productores independientes la elección de algunos de los recursos más ricos de la región, después de haber sido excluidos de estos mercados o de esperar años para el momento adecuado para invertir. Pero también enfrentan el riesgo de que los gobiernos puedan volver a la nacionalización de los recursos o perder la voluntad política para establecer completamente las reformas de mercado. Una caída del precio del petróleo también podría socavar las ganancias de proyectos tan costosos a largo plazo.
"Amamos este continente. Lo conocemos bien y ahora tenemos que asegurarnos de gastar el dinero sabiamente", dijo Michel Hourcard, vicepresidente senior de desarrollo, exploración y producción en France's Total. , durante una conferencia de la industria en Houston el mes pasado.
Los cambios normativos innovadores en América Latina incluyen exenciones de impuestos, regalías reducidas, contratos más largos, términos de calificación relajados y mandatos de exploración flexibles que permiten a las empresas retroceder en las inversiones más fácilmente que en el pasado.
Brasil y Colombia también planean establecer ofertas permanentes de áreas para exploración y producción, similares a las ofrecidas por los Estados Unidos, en lugar de ponerlas a disposición solo en subastas ocasionales.
Ecuador está ofreciendo acuerdos de beneficio compartido que son potencialmente más lucrativos para las empresas petroleras que los contratos de pago por servicio que impidieron a las empresas beneficiarse de los aumentos de los precios del petróleo.
Los países tienen que presentar términos lo suficientemente atractivos como para atraer a los postores a la región, dijo Julie Wilson, directora de investigación de exploración global de la consultora Wood Mackenzie.
La fuerte participación de las principales petroleras en subastas recientes de derechos de exploración y producción en México y Brasil ha anunciado una nueva era al atraer alrededor de $ 110 mil millones en compromisos de inversión.
Brasil comenzó su esfuerzo para atraer capital externo hace dos décadas, pero se desplomó después de atraer inicialmente a más de 100 empresas, dijo Decio Oddone, jefe del regulador de petróleo de Brasil. El esfuerzo fue obstaculizado por muy pocas áreas ofrecidas para la subasta, la baja calidad de algunos proyectos y el papel dominante de la estatal Petrobras.
"Muchas de esas compañías no tuvieron el éxito esperado", dijo Oddone.
Ahora, Brasil está flexibilizando las bases de licitación para alentar a las firmas locales y exploradores extranjeros medianos a participar, uniéndose a las mayores ya establecidas en su vasta región del pre-sal.
En México, los riesgos políticos obstaculizaron su subasta más reciente en marzo, donde las pujas estuvieron dominadas por la estatal Pemex. El favorito en una elección presidencial para julio ha prometido analizar las reformas energéticas de la nación.
Pero algunos líderes de la industria creen que el país se mantendrá en el camino de abrir todo, desde la exploración hasta la refinación y el comercio minorista de gasolina.
"Hay una estrategia muy clara a largo plazo", dijo Jeremy Weir, director ejecutivo de la firma comercial Trafigura [TRAFGF.UL].
La amplia participación de firmas europeas, estadounidenses y asiáticas en varias subastas es otra señal de que está en marcha un "renacimiento mexicano", agregó Fatih Birol, presidente de la Agencia Internacional de Energía, un grupo de 29 naciones que representa a la mayoría de las principales naciones consumidoras de petróleo del mundo.
Algunos de los esfuerzos de México y Brasil están siendo copiados.
Argentina está permitiendo que las compañías petroleras recomienden áreas específicas que les gustaría ver subastadas, como lo hizo México en pasadas rondas; Colombia abrirá una oferta permanente de áreas, como Brasil planea hacer; y México planea replicar el calendario de subastas a tres años de Brasil, dando a las empresas más tiempo para planificar el gasto de capital antes de las rondas de licitación.
Algunos países son muy conscientes de la necesidad de ajustar sus políticas para competir con otras naciones, según Juan Carlos Zepeda, jefe del regulador nacional de energía, la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH).
"Somos lo suficientemente flexibles como para acomodar la creatividad de nuestros vecinos", dijo.
En comparación con Brasil y México, Argentina y Uruguay esperan este año atrapar a los inversionistas con ofertas que tienen un mayor riesgo de exploración, pero potencialmente mayores recompensas.
Los funcionarios de Argentina creen que la formación pre-sal rica en petróleo de Brasil podría extenderse a áreas fuera de su costa atlántica, y en julio publicará los términos de su primera subasta en el exterior. Ese es un gran cambio en una nación que hace solo seis años expropió la participación de la petrolera española Repsol en la estatal YPF. .
A diferencia de las rondas de la vasta formación de esquisto Vaca Muerta de Argentina, que fueron dirigidas localmente por los gobiernos provinciales, el gobierno central de la nación realizará las subastas de este año, estandarizando las reglas y ofreciendo mejores condiciones.
Uruguay, que tiene una tercera subasta en el extranjero en abril, está colocando 17 bloques para exploración y producción luego de relajar los términos de calificación y reducir el alcance de sus programas de exploración obligatorios.
Los países más pequeños de América Latina, incluidos Guyana, Suriname y Paraguay, están en conversaciones con las compañías petroleras para ofrecer derechos sobre yacimientos petrolíferos o para encontrar socios para sus empresas petroleras estatales.
Las aperturas similares del mercado de la energía han florecido en el pasado solo para desvanecerse a medida que los gobiernos revierten a la nacionalización de los recursos o imponen límites a la inversión extranjera.
América Latina ha dejado de lado en décadas anteriores la apertura a la inversión privada y el retorno al nacionalismo petrolero.
"Es parte del ciclo: los países tienden a preguntar (a las compañías petroleras) todo lo que pueden", dijo Horacio Cuenca, director de investigaciones upstream de Wood Mackenzie para América Latina. Solo reducen los costos y las regalías "cuando el capital disponible comienza a secarse".
