Federación de Trabajadores del Cobre viene a agitar las aguas en un 2018 cargado de renegociaciones de contratos colectivos.
Un complejo escenario deberá enfrentar Codelco en materia de negociaciones colectivas durante este año.
Si bien en lo que va de 2018 consiguió cerrar tres procesos de manera anticipada, el panorama para los próximos meses se proyecta más difícil, y mucho más luego del quiebre en la Federación de Trabajadores del Cobre (FTC), en que asumió una mesa directiva que adelantó ser más confrontacional con la administración.
De aquí a diciembre, Codelco deberá enfrentar 13 procesos de negociación con sindicatos, y varios de ellos ya muestran una posición más dura.
Tal es el caso del sindicato de supervisores de Chuquicamata, que hoy termina de votar la última oferta de la compañía, pero la dirigencia llamó a rechazar y votar por la huelga. De ratificarse, podrán llegar a acuerdo en la mediación obligatoria, o de lo contrario, se ejecutaría la paralización.
Asimismo, están en pleno proceso de conversaciones con el sindicato de trabajadores de Radomiro Tomic, otra de las faenas del norte de Codelco, las que se han mostrado contrarias a la gestión de Nelson Pizarro como presidente ejecutivo de la minera.
La otra prueba de fuego será El Teniente, pues en octubre vence el actual contrato colectivo con cinco sindicatos. Esta es la división más productiva de la estatal, por lo que se espera que las peticiones de los trabajadores sean altas.
También tendrá que negociar con sindicatos de trabajadores en Salvador -con dos agrupaciones- y Ministro Hales. A esto se suman procesos con organizaciones de profesionales en Andina, Gabriela Mistral y Vicepresidencia de Proyectos.
El detonante de la ruptura
El cambio en la FTC, que terminó con la presidencia que ocupó Raimundo Espinoza por 25 años, provino, según conocedores de la situación, de la histórica rivalidad de Chuquicamata con el resto de las divisiones de la estatal.
Pero el factor de ruptura definitiva se produjo, sostienen las fuentes, cuando Codelco finalizó el 31 de diciembre de 2017 el plan de desarrollo sindical. Este programa consistía en apoyo económico y capacitación a dirigentes cuando dejaban su cargo. Lo anterior, para que pudieran reinsertarse laboralmente.
Los dirigentes de Chuqui esperaban que Espinoza se opusiera al término del plan, pero como no ocurrió, los representantes de los sindicatos de la división intensificaron las gestiones para sacar al histórico presidente. De hecho, Héctor Roco y Cecilia González, dirigentes de Chuquicamata cercanos a Raimundo Espinoza, esta vez apoyaron a la disidencia, siendo claves para el cambio.