El embajador argentino, Horacio Macedo, se refirió a las demandas bolivianas
El diplomático rechazó que el precio del gas fuera bajo, como afirman los candidatos y el presidente boliviano
Agregó que el valor surge "en última instancia" de negociaciones entre empresas
LA PAZ (De un enviado especial).- Curiosamente, el embajador argentino en Bolivia, Horacio Macedo, usó la misma expresión que el presidente de Chile, Ricardo Lagos, en medio del conflicto desatado por los recortes en la provisión de gas a su país desde la Argentina. "No podemos gasificar la relación bilateral", dijo a LA NACION, señal de que el gobierno de Néstor Kirchner procura que ese tema no sea el único entre un país y el otro.
Lo cierto es que la posición de Evo Morales de aumentar el precio del gas que Bolivia vende a la Argentina si gana las elecciones de pasado mañana es compartida por su principal adversario, Jorge Quiroga, y por el presidente de Bolivia, Eduardo Rodríguez, así como por buena parte de los parlamentarios que, en su momento, aprobaron el contrato alentado por Kirchner y el ex presidente Carlos Mesa. En ese momento, el requisito boliviano era que "ni una molécula" fuera a parar a Chile.
"En el mundo, el precio del gas natural es de 15 dólares -dijo Quiroga en el cierre de su campaña en La Paz-. ¿Cuánto nos pagan en el vecindario? Dos dólares para que, a su vez, vendan nuestro gas a Chile." Hablaba, en particular, de la Argentina, pero exaltaba de ese modo el espíritu nacionalista de los bolivianos, tocado por la mera mención de Chile a raíz del diferendo histórico por la salida al mar.
En la Argentina, las expresiones de Morales, dispuesto a revisar todos los contratos de explotación de los recursos naturales bolivianos, fueron tomadas a la ligera, como si se tratara de una estrategia de campaña. Pero resulta que Quiroga opina lo mismo desde las antípodas. Y el presidente Rodríguez, también. Algo pasa, entonces.
"No comparto la crítica por el precio bajo -dijo el embajador Macedo-. El precio fue acomodándose. Los Estados fijan un marco, pero son las empresas las que, en última instancia, negocian. En nuestro caso, el contrato es anual. En el caso de Brasil, la cosa se complica: es por 20 años. Pero insisto: no podemos gasificar la relación con Bolivia, teniendo un millón de bolivianos residiendo en la Argentina."
La Argentina consume 5,5 millones de metros cúbicos diarios y, efectivamente, paga poco más de dos dólares por cada metro cúbico que ingresa en el gasoducto del Norte. Brasil consume 7,7 millones, pero puede demandar hasta 30 millones. Si lo hiciera, según Macedo, habría un colapso.
En Santiago, Chile, Kirchner dijo a este enviado, en diálogo informal, que había que comenzar a mirar con mayor detenimiento el "anillo energético". Había resuelto en esos días sus diferencias con Lagos.
Después surgió el ambicioso proyecto de integrar a la Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Perú, Paraguay, Uruguay en una red para transportar el gas proveniente del yacimiento de Camisea, en la selva peruana, lo cual iba a permitir el autoabastecimiento y la autonomía energética de la región. Y después surgió la idea del gasoducto de origen bolivariano desde Venezuela.
A raíz de sus recurrentes crisis institucionales, Bolivia quedó en suspenso. Esto llevó a plantear a su canciller, Armando Loayza, que era "totalmente impropio y diplomáticamente inaceptable que se pretendiera excluir o marginar a algún país del proyecto del anillo energético".
El embajador Macedo dijo que habría que ver cuál sería el papel del gasoducto del Nordeste, aún no construido, con su impacto en la Mesopotamia argentina. También dejó entrever que Bolivia abastece sólo el 5 por ciento del gas que consumen las industrias argentinas, sin el cual habría problemas en invierno, pero afirmó que "siempre hay otras alternativas".
En la negociación con el futuro gobierno boliviano, la idea sería que la Argentina fijara un techo y que no se moviera de él, según dijo.