MELISA STOPANSKY
El Trébol, la primera petrolera que apostó a la fractura hidráulica en Malargüe, busca ampliarse y quedarse con el área Puesto Rojas en el yacimiento del Cerro Pencal.
"Mendoza tiene el mejor clima de negocios para el desarrollo del petróleo no convencional", aseguró Alfredo Cornejo frente a un auditorio de 900 empresarios en el marco de la Reunión Anual del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). La frase no es casual: el gobernador apuesta a la explotación y explotación de yacimientos para salir de la crisis hidrocarburífera.
"Hemos firmado recientemente un decreto reglamentario para brindar seguridad jurídica a los inversores", enfatizó Cornejo, convocando a los empresarios para que miren a Mendoza. La intención es atraer más proyectos de inversión como el que ejecuta la empresa El Trébol en Malargüe, que ahora busca ampliarse.
La petrolera solicitó la concesión para el área Puesto Rojas en el yacimiento del Cerro Pencal. Emilio Guiñazú, subsecretario de Energía y Minería de la provincia, confirmó que está en evaluación el pedido, luego de la prueba piloto que llevó a cabo la empresa para la exploración de hidrocarburo no convencional a través de la técnica de fractura hidráulica (fracking).
"Mientras está en marcha la prueba piloto, donde efectivamente ya se halló no convencional, estamos estudiando la inversión prevista que se podría ejecutar en un período de unos 35 años. Las concesiones en no convencional son por más tiempo, por el riesgo y los elevados montos de inversión que se necesitan en esta variante de la producción de petróleo", consideró el funcionario.
De acuerdo a lo informado oficialmente, El Trébol ya desembolsó 70 millones de dólares. "Estos pozos de llegar a alcanzar su máximo rendimiento, a lo largo de varios años, podemos estar hablando de una inversión de mil millones de dólares", proyectó Guiñazú.
La prueba piloto de exploración de cinco pozos en la zona de Puesto Rojas inició el año pasado, con el desembarco de la técnica del fracking, que es cuestionada sectores ambientalistas y políticos.
El fracking o fractura hidráulica es una técnica que permite la extracción de gas o petróleo del subsuelo de un modo no convencional. Consiste en la perforación de un pozo vertical u horizontal, entubado y cementado, a más de 2.500 metros de profundidad, con el objetivo de generar uno o varios canales de elevada permeabilidad a través de la inyección de agua a alta presión, de modo que supere la resistencia de la roca y abra una fractura controlada en el fondo del pozo. Este agua a presión es mezclada con algún material apuntalante y productos químicos.
Sobre los controles y especificidades que exigen los protocolos, Mendoza reglamentó la actividad a través de un decreto N° 248 que exige los estudios impacto ambiental y las declaraciones juradas de cada maniobra que se ejecuta en los pozos, antes, durante y después de la técnica de la fractura hidráulica.
Esta semana se conocieron dos informes elaborados por la Universidad Nacional de Cuyo e Irrigación que arrojaron que las pruebas habrían producido la contaminación de las napas freaticas. Aunque otros análisis arrojaron resultados totalmente opuestos y favorables para el medio ambiente.
La denuncia la realizó un grupo de ecologistas y si bien los análisis se habrían hecho en el laboratorio de la alta Casa de Estudio se desconoce el origen de las muestras. Desde el gobierno rechazaron de plano las acusaciones y explicaron que la empresa está siendo permanentemente monitoreada por Ambiente e Irrigación.
"La empresa actualmente está usando sus propios reservorios de agua, es decir el mismo recurso que usaron para otras pruebas. Lo acumulan y de esa manera se aprovecha mejor con la reutilización", detalló la Ingeniera Myriam Skalany, titular de Protección Ambiental de la provincia.
En tanto, Irrigación manifestó que realizó tres campañas de monitoreo para evaluar la calidad del acuífero subterráneo y los resultados obtenidos hasta el momento no evidencian ningún tipo de alteración en el acuífero.