Cuando el fabricante de autos eléctricos Tesla Inc lanzó su primer modelo masivo en el verano boreal pasado, remeció la industria del aluminio al emplear en buena parte el acero en lugar del metal liviano que había utilizado primero en dos de sus vehículos de lujo.
La decisión del cofundador de Tesla, Elon Musk, de utilizar un material más pesado aunque menos costoso como el acero lo está impulsando frente al aluminio, que se esperaba ampliamente fuera el principal beneficiario de la revolución de los automóviles eléctricos.
El aluminio había sido considerado crucial para opacar la influencia de las baterías a fin de extender el alcance de los autos eléctricos, una clave para incrementar la aceptación de los consumidores.
Pero a medida que los autos eléctricos buscan ingresar a los mercados más grandes con vehículos más baratos - y contar con todos los avances tecnológicos de las nuevas baterías y sus componentes - muchos están volcándose cada vez más al acero para reducir costos.
El precio en el mercado masivo del Modelo 3 de Tesla asciende a alrededor del 50 por ciento del modelo de lujo S de 70.000 libras esterlinas.
“Antes el objetivo era desarrollar vehículos eléctricos y ahora es fabricarlos con el rango adecuado de precio”, dijo Mauro Enríquez, socio de McKinsey & Company en Alemania, que se especializa en el sector automotor.
Se trata del último forcejeo en una batalla de décadas entre el aluminio y el acero por una participación de mercado entre las automotrices, que intentan reducir el peso de sus vehículos para bajar sus emisiones de gases y cumplir con estándares de regulación ambiental cada vez más severos.
El acero también está recuperando cierta participación de mercado entre vehículos gasolineros como el Audi 8. El último modelo dejó atrás el uso abundante de aluminio para emplear una combinación de acero, aluminio, magnesio y fibra de carbono.
La competencia entre los metales se ha intensificado por la demanda cada vez mayor de autos eléctricos.
Las ventas de vehículos eléctricos e híbridos subirían a 30 por ciento del mercado global automotor al 2030, de acuerdo a la consultora de metales CRU, un alza de 4 por ciento de los 86 millones de vehículos vendidos el año pasado.
En China, el mayor mercado mundial de autos, las ventas de este tipo de vehículos escalarán en 40 por ciento este año para alcanzar el millón de unidades, de acuerdo a la Asociación China de Fabricantes de Autos.
Tesla declinó comentar, pero en un documento presentado al regulador de valores estadounidense el mes pasado dijo que diseñó el Modelo 3 con una “combinación de materiales ligeros y seguros que además incrementan la eficiencia de costos para el mercado de vehículos masivo”.
Entre otros fabricantes de vehículos eléctricos que también han elegido al acero sobre el aluminio se encuentran Nissan Motor Co Ltd para su modelo Leaf, el vehículo eléctrico número uno de ventas en el mundo, y Volkswagen con su modelo e-Golf.
El aluminio sigue siendo bastante más caro que el acero. El contrato a futuro en la Mesa de Metales de Londres (LME) cotiza en alrededor de 2.050 dólares por tonelada, más de tres veces el costo de la varilla de acero, que se negocia en cerca de 585 dólares por tonelada.
Aún se espera que el aluminio se beneficie en gran medida de la revolución de los autos eléctricos, especialmente en el caso de los vehículos híbridos que utilizan dos motores.
Según Eoin Dinsmore de la consultora CRU, la demanda de aluminio para autos eléctricos e híbridos subirá en más de 10 veces a casi 10 millones de toneladas en el 2030.
El aluminio fue utilizado en el primer taxi eléctrico de Londres lanzado el año pasado, que allanó el camino para la reapertura de una planta de aluminio en Gales perteneciente a la productora noruega Norsk Hydro.
“Elegimos al aluminio porque es tres veces más ligero que el acero en su forma básica y absorbe dos veces más la energía durante un choque”, dijo Chris Staunton, ingeniero jefe de estructuras en la firma que desarrolló el taxi negro eléctrico en Londres.