DESPUÉS DE DIEZ HORAS DE SESIÓN, LOS DIPUTADOS VOTARON EL PRESUPUESTO
Clarín, Buenos Aires
El oficialismo obtuvo una amplia mayoría. Ahora pasó al Senado, que lo convertirá en ley.
Con duras críticas de la oposición, la Cámara de Diputados aprobó ayer en general y en particular el Presupuesto para el próximo año que el Senado —con amplia mayoría del PJ— transformará en ley la próxima semana.
Radicales, aristas y un sector de los representantes de partidos provinciales votaron en contra. Oficialistas, peronistas federales (ex duhaldistas) macristas y neuquinos sobischistas a favor. El resultado fue 162 contra 50 y 3 abstenciones.
El kirchnerismo —dirigido por el santafecino Agustín Rossi— consiguió así superar el desafío de sancionar el miércoles el paquete de impuestos y, ayer, el Presupuesto tras diez horas de debate.
El Presupuesto fija los gastos de la administración nacional en 93.702.411.314 pesos y concede facultades distributivas al jefe de Gabinete. Los fondos fiduciarios no comprendidos en ese monto fueron caracterizados por la oposición como "cajas" carentes de límites y controles en su manejo.
La discusión arrancó con el apoyo de rutina de Carlos Snopek, presidente de la Comisión de Presupuesto. Y continuó con un amplio repertorio de rechazos y observaciones de distinto tenor, incluyendo una corta intervención de Mauricio Macri, líder de PRO. Hizo blanco en la falta de ejecución, pese a la existencia de partidas, de las áreas correspondientes. "¿Qué política de gestión es esta?", se preguntó.
En el plano de las embestidas frontales sobresalió Elisa Carrió (ARI), complementada por el presidente del bloque, Eduardo Macaluse. "Dos ministros renunciaron denunciando sobreprecios y cartelización", sentenció en alusión a las renuncias de Horacio Rosatti, ex titular de Justicia, y Roberto Lavagna, de Economía. Luego hurgó a fondo en torno de las empresas a cargo de las obras públicas, favorecidas desde el Gobierno. Dijo que eran las mismas que actuaban cualquiera sean los presidentes de turno.
En ese plano pero como uno de los puntos de su discurso, el adolfista Claudio Poggi lamentó la discriminación de su provincia (San Luis) a la hora de recibir adjudicaciones de obra pública.
Claudio Lozano (ATE) —quien había descripto al Presupuesto como copia calcada de los tres últimos—, pese a su condición de diputado solitario protagonizó el cruce más resonante. Fue con Snopek y se debió a la falta de transparencia en el destino de los excedentes. "No lo vamos a discutir aquí, si quiere lo hacemos afuera" contestó Snopek, con el apoyo, con más humor que rigurosidad institucional, de Alberto Balestrini, presidente del cuerpo y conductor de la sesión. Ergo: no hubo discusión.
El ex secretario de Hacienda bonaerense Jorge Sarghini explicó que el Presupuesto era demasiado parecido al del año de la crisis del 2001, pese a los 30 meses de crecimiento continuo. "No existe otro presupuesto que concentre más recursos en el Gobierno nacional que este", advirtió.
Macri, el sobischista neuquino José Brillo y el renovador salteño Andrés Zottos —quien cargó las tintas por la forma discrecional de la obra pública— repartieron sus intervenciones del interbloque que integran, en que se evidenciaron gruesas grietas. Desde ese lado, Esteban Bullrich (PRO, Recrear) puso la mira sobre Julio De Vido, ministro de Planificación, acerca de quien pidió al oficialismo que acceda a los reclamos de interpelación.
Al principio habló el radical Miguel Giubergia para oponerse y al final Fernando Chironi, presidente de esa bancada ("este presupuesto es la más flagrante violación a la seguridad jurídica", advirtió). Cerró el peronista Rossi. "El Gobierno ejecuta el presupuesto y al Gobierno lo elige la gente", sintetizó.
Hubo una coincidencia: todos, hasta los oficialistas, reclamaron una profunda reforma tributaria para el año que viene.
Pese a la importancia que se le concedía a los anuncios presidenciales que se aguardaban, la Cámara desestimó una propuesta del duhaldista Juan José Alvarez de hacer un cuarto intermedio para conocerlos. Eso llevaría después a Carrió a ratificar que lo que se elaboraba en el recinto era meramente "virtual" porque el poder "pasaba por otro lado".
Armando Vidal.
