El secretario de Comercio de los Estados Unidos, Wilbur Ross, elevó este viernes a Donald Trump una serie de opciones para cumplir con su promesa electoral de defender a la industria siderúrgica de la creciente competencia extranjera. En la industria local ya temen que el acero y el aluminio chino inunden el mercado latinoamericano.
De acuerdo a un informe que The Wall Street Journal hizo trascender, para proteger a la industria estadounidense de las importaciones de acero, el Departamento de Comercio le recomendó al presidente tres opciones: o fijar una tarifa global del 24% o aplicar un arancel específico a un puñado de países o bien establecer un sistema de cuotas.
El puñado de países, liderado por China, incluye también a Brasil, Costa Rica, Egipto, India, Malasia, Corea del Sur, Rusia, Sudáfrica, Tailandia, Turquía y Vietnam. A esta docena de procedencias se le aplicaría un impuesto específico del 53%. Y la tercera opción es fijar una cuota o tope del 63% de las exportaciones de acero de cada país a los Estados Unidos en 2017, según el reporte del Departamento de Comercio.
Y para el aluminio, Ross recomendó o bien un arancel global del 7,7%, o una cuota del 86,7% de las importaciones de 2017 o un arancel específico del 23,6% para las importaciones de China, Hong Kong, Rusia, Venezuela y Vietnam.
Cualquiera de las medidas que tome Trump seguramente se enfrentará a la oposición de los republicanos más escépticos y de los demócratas, pero tienen mayor factibilidad de concretarse porque no dependen de su aprobación en el Congreso, ya que la sección 232 de la Ley de Comercio de 1963 lo habilita al presidente a fijar cuotas y aranceles en caso de considerar que las importaciones en cuestión suponen una amenaza a la seguridad nacional.
Se trataría de la primera medida puntual en favor de la siderurgia estadounidense, uno de sus fuertes apoyos en la campaña. Hasta ahora el principal gesto del presidente con el sector fue designar a Robert Lighthizer, un abogado con años de lobby contra el acero chino al frente de las negociaciones de Comercio Internacional.
"Solo se conocen las recomendaciones al presidente y hasta abril hay tiempo para que el Gobierno decida", dijo a LPO un importante industrial argentino a la vez que advirtió que para Latinoamérica "Se supone que los mayores riesgos van a estar en el desvío de comercio que va a generar el destino nuevo de los productos de países sancionados".
Como ni Argentina ni México forman parte de los países que están en la mira del Wibur Ross, la industria latinoamericana de ambos productos no cree que se verá directamente afectada, pero no descarta efectos de segunda ronda. Es que la sobrecapacidad mundial de acero es de 500 millones de toneladas -en su mayoría chinas- y la producción total de Argentina son 5 millones.
En este sentido, Paolo Rocca, CEO de Techint y las acereras de la región (nucleadas en Alacero) llevan años denunciando el dumping del acero de China, el país con más denuncias de prácticas comerciales desleales. Los otros países del Sudeste asiático están en la mira por las triangulaciones Chinas.
La industria acerera japonesa dijo el lunes que la propuesta del Departamento de Comercio de Estados Unidos al presidente Donald Trump para que imponga límites a las importaciones de acero viola los principios del libre comercio, por lo que pidió a Washington que tome una decisión cuidadosa y apropiada.
El Departamento de Comercio recomendó el viernes a Trump que imponga restricciones a las importaciones de acero y aluminio de China y otros países, con medidas que contemplan desde aranceles globales y específicos por país hasta cuotas generalizadas de importación.
“Las recomendaciones violan los principios del libre comercio, que son el fundamento del desarrollo y la prosperidad de la economía global”, afirmó el presidente de la Federación Japonesa del Hierro y el Acero, Kosei Shindo, en un comunicado.
“Esperamos que Trump haga un juicio cuidadoso y apropiado”, dijo Shindo, que dirige también la mayor acerera de Japón, Nippon Steel & Sumitomo Metal Corp.
Yasuji Komiyama, director de la división de industrias del metal del Ministerio de Economía, Comercio e Industria de Japón, declinó comentar el lunes la propuesta del Departamento de Comercio, asegurando que la decisión final de Estados Unidos no ha sido adoptada aún.
“No obstante, Japón cree que las importaciones de acero y aluminio de Japón por parte de Estados Unidos no presentan ninguna amenaza a la seguridad nacional estadounidense”, señaló.
Japón exporta cerca de 2 millones de toneladas anuales de productos de acero a Estados Unidos, apenas el 5 por ciento de sus envíos totales al extranjero.