Las más de 40 medidas de defensa comercial han obstaculizado el mercado para China, pero desde Alacero indican que aún hay productos que sufren por prácticas anticompetitivas.
Tras duros años con una baja en la demanda y una estrategia agresiva de parte de China para capturar el mercado, los productores locales de acero están viendo la luz al final del túnel.
El mejor escenario económico mundial ha elevado el consumo de este material, al tiempo que las medidas antidistorsión implementadas por una serie de países de la región para enfrentar la competencia desde el país asiático han surtido efecto.
“El año pasado fue un buen año por varios factores que se combinaron, uno de ellos fue la actividad económica a nivel mundial que hacia finales de 2016 comenzó a mostrar un poco mayor dinamismo, y que el año pasado se consolidó. En ese contexto, 2018 y 2019 se ven de forma positiva”, comentó el director general de la Asociación Latinoamericana del Acero (Alacero), Rafael Rubio, respecto a la demanda estimada para el commodity.
De acuerdo a estimaciones de Worldsteel el consumo de acero laminado creció 7% en 2017 en relación con el año anterior, y este año subiría 1,6% impulsado por Latinoamérica; región que presentaría una variación anual de 4%. En el particular, Chile crecería un marginal 0,4%.
Pero los ojos de los productores no sólo están puestos en el mercado, sino también en el comportamiento de China, el mayor exportador de acero en el mundo y que ha sido acusados de prácticas anticompetitivas debido a sus bajos precios. En la región, 39 de las 60 acciones de defensa comercial son contra el gigante asiático, y de las 10 que están en proceso, 8 apuntan a dicho país.
En Chile hay dos medidas contra China, las que fueron solicitadas por CAP a la Comisión Antidistorsiones y que hoy están en régimen.
“En América Latina tenemos un problema importante en el mercado que son las importaciones que llegan a representar entre el 30% y 35% de la demanda regional. Eso significa que del 100% de la demanda que existe en América Latina, entre 30% a 35% se satisface con un producto importado”, alerta Rubio.
Y agrega: “No obstante, estas medidas (correctivas) reducen sus prácticas desleales porque dependiendo del porcentaje que los gobiernos definan, lo sacan del mercado. Y cuando China pierde el acceso a un mercado, por ejemplo México que es el que más casos tienen, su respuesta es tratar de vender en otro país; esto se conoce como desviación de comercio”.
Sin embargo, advierte que aún hay otros productos en Chile que están siendo afectados por el comercio anticompetitivo. “Una cosa es la existencia de la práctica desleal y otra es la voluntad política del gobierno de hacer algo para resolver ese tema. Y en Chile cuando escuchas sobre China vas a oír que es el principal socio comercial, de que es el principal comprador del cobre y alimentos; entonces si se pone en perspectiva el comercio que tiene Chile con China, con un problema específico que afecta a dos o tres empresas, la decisión por lo general se va para el otro lado, y eso es lo que ha sucedido”.