CARLOS BURGUEÑO
Nada de pánico. Sin síntomas de alteraciones. Sólo demostraciones de control de la situación. Y, mientras se define la real evolución de las tasas a 10 años de los bonos de los Estados Unidos, analizar tres alternativas posibles para solucionar el principal problema que la inestabilidad de los mercados internacionales podría generar para la Argentina.
Esto es, primero comenzar a informar que ya con los datos de enero que se divulgarán la próxima semana la evolución del déficit fiscal se ubicará en un nivel menor a la meta presupuestada de 3,2% del PBI este año. Además se buceará la eventual apertura de mercados "alternativos" (Europa) para colocación de deuda, especialmente en el segundo semestre del año. Finalmente se analizará avanzar en más colocaciones directas con dinero del ANSES -como la que se ejecutó la semana pasada- y teniendo en cuenta que a fin de año el FGS que maneja este organismo alcanzó los u$s35.000 millones, una cifra récord.
Esta es la estrategia que el Gobierno de Mauricio Macri desplegará, al menos en el corto plazo, para enfrentar la inestabilidad financiera internacional que se generó el lunes. En tema está en debate dentro del triunvirato Nicolás Dujovne, Luis Caputo y Federico Sturzenegger, quienes, curiosamente, en este tema coinciden en el análisis. Tanto los ministros de Hacienda y Finanzas, como el presidente del Banco Central, tienen una mirada parecida a la de muchos operadores internacionales, que hablan de calma, de consecuencias casi inevitables en épocas de "bull market", como se denomina a los intervalos de grandes alzas sostenidas en el tiempo, seguidas de caídas de aproximadamente 10%.
De hecho, ayer, varios de los integrantes del Gabinete económico sacaron chapa de su pasado en Wall Street e hicieron notar que las pérdidas en la Bolsa de Comercio de Nueva York fueron de "sólo 10%"; lo que implica una corrección más que razonable luego de un largo período de ganancias.
Sobre el aumento del dólar y su acercamiento a los 20 pesos, tampoco hay mayores preocupaciones. Se habla incluso dentro del Gabinete de una suba que, aún con un cierto delay, puede adjudicarse a la crisis internacional, y no a los vaivenes de la economía criolla. Es un hecho que dentro del Gobierno no se ve con malos ojos una suba en el precio del dólar, que lo coloque en niveles más competitivos; y que, si esta se da por cuestiones ajenas al Palacio de Hacienda, aún mejor.
En el Gabinete económico cada uno tiene sus razones. En Hacienda se espera ahora una aceleración de la liquidación sojera de comienzo de temporada. En el Banco Central hablan de una lección para los que volvieron a apostar a comienzo del año con el "carry trade". Incluso se cree que la revalorización del dólar no debería tener consecuencias inflacionarias, ya que, se cree, la economía interna se maneja con una cotización de 20 pesos y que los movimientos de esta semana no deberían alterarla.
La única preocupación real de ayer dentro del Gabinete fue la decisión de YPF de volver a subir las naftas (3,5%) en medio de una batalla por el control de los precios en el primer trimestre del año. Según el Palacio de Hacienda, los daños inflacionarios se aceleran cada vez que desde las petroleras avanzan con aumentos en los surtidores.