Las compañías mineras están volando en este momento, impulsadas por los precios de los commodities que registraron una producción récord y años de medidas de autoayuda que han fortalecido sus balances.
Las mineras más grandes del mundo están a punto de entrar en auge, siempre y cuando no lo arruinen gastando su dinero en acuerdos tontos, según Sanford C. Bernstein Ltd.
Las compañías mineras están volando en este momento, impulsadas por los precios de los commodities que registraron una producción récord y años de medidas de autoayuda que han fortalecido sus balances.
Pero para que los inversores obtengan el máximo beneficio, la industria no debe repetir los errores del pasado, dijeron en un informe publicado el viernes analistas de Bernstein, incluido Paul Gait.
"Las mineras parecen estar en la posición más saludable que hayamos visto en años", señaló Gait en el informe. "Lo que realmente importa ahora para los inversionistas, y por lo tanto, para la valoración del sector, es la confianza de que a partir de ahora se devolverá más efectivo a los accionistas".
Las compañías mineras se vieron obligadas a deshacerse de activos para reducir deuda y tranquilizar a los inversores durante el colapso que experimentaron en el 2015 los precios de los bienes básicos, el que amenazó la supervivencia de algunos de los nombres más importantes de la industria.
Un repunte en los precios de los metales y la reestructuración de los balances han hecho que una industria que vuelve a surgir cambie su enfoque hacia el crecimiento y los retornos para los accionistas.
En este momento los inversores parecen estar respaldando al sector. El índice minero FTSE 350 se negocia en un máximo de casi cinco años, mientras que Anglo American Plc y Glencore Plc se han cuadruplicado con creces en los últimos dos años.
No obstante, la industria tiene una historia precaria en lo que respecta a mantener la disciplina de capital y devolver dinero a los accionistas más que invertirlo en nuevos proyectos o realizar compras compulsivas.
Bernstein dice que del flujo de efectivo de US$ 1.7 billones en la industria en los últimos 20 años, casi US$ 1.2 billones se destinaron a gastos de capital y acuerdos, y solo US$ 320,000 millones, a dividendos.
"No hay nada de malo en utilizar las ganancias en nuevas inversiones", dijo Gait en el informe. "Lo que sería un golpe fatal excepcional para la reconstrucción de la confianza entre los inversionistas y la administración de las empresas mineras, especialmente para la gran cantidad de nuevos líderes a nivel ejecutivo y de directorio, serían fusiones y adquisiciones con megaacuerdos desmesurados".