El presidente de la Republica, Pedro Pablo Kuczynski (PPK), dio esta noche un mensaje a la Nación tras el indulto otorgado a Alberto Fujimori, que cumplía una condena a 25 años de cárcel. "No debemos permitir que Alberto Fujimori muera en prisión", dijo.
El mandatario defendió el perdón presidencial que concedió y que ha generado una enorme crisis política. "Estoy convencido que quienes nos sentimos demócratas no debemos permitir que Alberto Fujimori muera en prisión, porque la justicia no es venganza".
Kuczynski explicó que todo indulto es controversial y que la medida que tomó es compleja y difícil, más aún cuando un sector de la población se opone a la misma. "Esta ha sido quizás la decisión más difícil de mi vida. Se trata de la salud y las posibilidades de vida de un expresidente del Perú que habiendo cometido excesos y errores gravísimos fue sentenciado y ha cumplido ya doce años de condena".
Para el presidente, las heridas abiertas solo podrán cicatrizarse a partir de un esfuerzo reconciliador y de una voluntad de todos los peruanos. "Tenemos que persistir para llevar nuestro Perú a un bicentenario fraterno de paz y prosperidad".
Ante las protestas que se llevan a cabo en Lima y otras zonas del país, Kuczynski invocó a los jóvenes a "pasar la página" y no dejarse llevar por emociones negativas que pueden paralizar el desarrollo del país.
"Quiero dirigirme especialmente a la mente y corazón de mis conciudadanos más jóvenes: les pido que las emociones negativas heredadas del pasado no limiten los objetivos que tenemos que alcanzar para terminar de vencer la pobreza que todavía aqueja a tantos de nuestros hermanos. No nos dejemos llevar por el odio".
Pedro Pablo Kuczynski defendió en su discurso la gestión de Fujimori (1990-2000) al señalar que contribuyó al progreso del país. "A todos nos es evidente que su gobierno, que heredó al inicio de la década de los años 90 un país sumido en una crisis violenta caótica, incurrió en transgresiones significativas a la ley, al respeto por la democracia y los derechos humanos. Pero también creo que su gobierno contribuyó al progreso nacional".
El jefe del Estado justificó la gracia presidencial en beneficio de Fujimori, argumentando que está amparada en las funciones que la Constitución le otorga y que se asienta en razones humanitarias. "Suscribo este mensjae como testimonio de mi decisión, una de conciencia, la cual someto respetuosamente ante el tribunal de la Historia".
Kuczynski firmó el indulto solo tres días después de que se salvara de una moción de vacancia del Congreso, acusado de mentir por no revelar asesorías a la brasileña Odebrecht.
Según un comunicado de la Presidencia de la República, divulgado el domingo último, el indulto se dio por razones humanitarias, supuestamente porque Fujimori padece una "enfermedad progresiva, degenerativa e incurable", con riesgo de agudizarse por las condiciones carcelarias.
Cuando se creía que Perú había superado la crisis por la posible destitución del presidente Pedro Pablo Kuczynski, el indulto que concedió a Alberto Fujimori desató de nuevo la tensión. Reporte del corresponsal de France 24, Francisco Zacarías.
El día de Navidad, Pedro Pablo Kuczynski, el presidente del Perú, le concedió el indulto por razones médicas al exmandatario Alberto Fujimori, quien horas antes había sido trasladado de emergencia a una clínica por un cuadro de arritmia cardiaca y problemas de presión arterial.
Esto no tendría nada anómalo, señalan enojados muchos peruanos, sino fuera porque coincide con el apoyo de un sector del fujimorismo en el parlamento, que cuenta con la mayoría de curules. Los fujimoristas salvaron a Kuczynski de una destitución debido a los presuntos sobornos que habría recibido por parte de la constructora brasileña Odebrecht.
Mientras los partidarios de Fujimori celebran su liberación, miles de peruanos se volcaron a protestar en las calles contra el indulto "humanitario” porque afirman que tiene un tinte político, producto del chantaje: “Acá no hay nada humanitario, todo es político por el chantaje del fujimorismo y el pueblo no le permitirá esto a Kuczynski”, afirmó Fermín Lliuya, una de las manifestantes.
Acusan a Kuzcynski de haber negociado su permanencia en el poder a cambio de otorgar la gracia presidencial a Fujimori, quien fue sentenciado por la justicia peruana a 25 años de cárcel por crímenes de lesa humanidad: “Kuczynski ha cedido al chantaje y ha puesto su cabeza en bandeja de plata al fujimorismo por un negocio político bajo la mesa”, dijo a France 24 Yonhy Lescano, uno de los congresistas del partido opositor Acción Popular.
Alberto Fujimori, quien gobernó el Perú desde el 28 de julio de 1990 hasta el 22 de noviembre de 2000, tras ser extraditado de Chile en septiembre de 2007, fue condenado por la justicia por cinco casos: corrupción, peculado, desvío de fondos públicos, usurpación de funciones; y el más grave: homicidio calificado con alevosía.
El siete de abril de 2009 un tribunal lo sentenció por el asesinato de nueve estudiantes y un profesor de la Universidad La Cantuta, quienes fueron secuestrados, torturados y masacrados y por la matanza de 15 personas, incluyendo un niño de ocho años, en el vecindario de Barrios Altos. Ambos crímenes fueron cometidos por un escuadrón paramilitar, sobre el que la Fiscalía probó que recibía órdenes de la alta comandancia del Ejército, dirigido por el propio Fujimori.
Para mejorar el combate contra las guerrillas de Sendero Luminoso y el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru, el Ejército peruano estableció una estrategia denominada guerra de baja intensidad cuya finalidad fue seguir, capturar y eliminar blancos pertenecientes a estos grupos armados. Es así que se creó el Grupo Colina, el escuadrón paramilitar liderado por el capitán Santiago Martín Rivas.
El destacamento actuó con independencia operativa, valiéndose de un presupuesto especial y la red de los servicios de inteligencia de las fuerzas armadas.
El estratega de esta lucha contra la subversión fue Vladimiro Montesinos, asesor y socio político de Alberto Fujimori. Tratando de superar el éxito de la policía peruana en la captura de Abimael Guzmán, -líder del grupo maoísta Sendero Luminoso-, Montesinos le recomendó a Fujimori repotenciar el Servicio de Inteligencia del Ejército, especialmente al Grupo Colina.
El plan tuvo su momento cúspide cuando el 22 de abril de 1997 oficiales de élite, después de 125 días rescataron a 71 rehenes del guevarista Movimiento Revolucionario Túpac Amaru que se había tomado la residencia del embajador japonés en Lima.
El Perú acaba de salir de una crisis de gobernabilidad para entrar en una social y política, producto del supuesto pacto entre Kuczynski y Fujimori. Una coalición que tiene tres personajes claves:
Alberto Fujimori, quien según fuentes del fujimorismo, llamó desde la prisión de Barbadillo a diversos congresistas para que se abstuvieran de votar por la destitución del presidente Kuczynski, según reportes.
Kenji Fujimori, quien convenció a nueve parlamentarios, pertenecientes al partido de su hermana, -Fuerza Popular, mayoritario en el Congreso-, para apoyar el pacto entre su padre y el cuestionado mandatario.
Pedro Pablo Kuczynski, de quien tales fuentes afirman que permitió que el sentenciado ex gobernante tuviera acceso a un teléfono en la cárcel, para llamar a los legisladores. Posteriormente habría cumplido la palabra empeñada y otorgó el perdón presidencial.
En este ajedrez político se avizora un panorama de inestabilidad producto de las protestas de sectores que consideran inadmisible indultar al expresidente sobre el cual pesa una condena por crímenes contra la humanidad.
El temor por las repercusiones puede alejar a los inversionistas y frenar el desarrollo económico, que podría tener un crecimiento de menos del 3%. “Es una lástima porque podríamos tener un impacto económico importante, como la postergación de las inversiones”, señala Carlos Gálvez, ex presidente de la Sociedad de Minería, Petróleo y Energía.
Para dónde va el Perú, luego de esta insólita alianza, es la pregunta que se hacen muchos. El fujimorismo, que está dividido entre Keiko y Kenji Fujimori, alista la estrategia para sacarlo de la clínica y trasladarlo a Japón, donde solicitaría asilo político, según un periodista japonés que pidió no ser identificado.
Les urge prontitud porque la Corte Interamericana de Derechos Humanos puede declarar la nulidad del indulto. Para el tribunal supranacional y el derecho internacional, los crímenes de lesa humanidad son imprescriptibles en el tiempo, por lo que en estos casos se prohíben los indultos.
Pedro Pablo Kuczynski tras el juicio de destitución en el Congreso peruano se encuentra políticamente débil y su situación tiende a caer después de aprobar el perdón. Según afirman diversos analistas políticos, va a afrontar la renuncia de funcionarios de su gobierno, y además su popularidad -que ya había bajado a un 18% de aprobación antes de defender su presidencia en el parlamento- ahora con el indulto, afirman, podría bordear el 10%.
El mandatario acaba de perder dos congresistas: Alberto de Belaunde y Vicente Zeballos. Así, su bancada oficialista de 18 parlamentarios, en un Congreso de 130 miembros en el que la oposición fujimorista cuenta con 61, quedó reducida a 16. Pueden abandonarlo también las fuerzas de izquierda y de los sectores antifujimoristas que lo ayudaron a conservar el mandato.
Después de salvarse de la destitución gracias a Alberto Fujimori, el jefe de Estado podría estar ante el nuevo riesgo de perder la presidencia, esta vez debido al descontento popular.