"El cien por ciento de los aportes económicos de los empresarios fue a Piñera"
Con menos de 40 años, Daniel Matamala es el periodista político del momento en Chile. Sus agudas entrevistas con los dirigentes más importantes del país y la publicación del explosivo libro "Poderoso Caballero, el peso del dinero en la política chilena", lo han convertido en una referencia ineludible para entender el escenario que llevó a Sebastián Piñera nuevamente a la presidencia.
Sin perder la amabilidad un instante, Matamala hace un paréntesis de su cobertura de la elección para CNN Chile y dialoga con LPO, mientras alrededor se juntan decenas de personas de todas las edades para pedirle una selfie. "Creo que Piñera va a tener que ser bastante cauteloso en términos de cómo afronta el legado de Bachelet. Mi impresión es que no va a tratar de desarmar nada", analiza de cara al futuro.
¿Cómo imagina el segundo mandato de Piñera?
Lo imagino sin demasiado espacio y sin demasiada intención de echar atrás lo que se ha hecho en estos años, no creo que sea un gobierno que se plantee gastar su capital político en echar atrás las reformas. Creo que va a ser más bien un gobierno que va a intentar concentrarse en la gestión, en el crecimiento económico y en hacer que el crecimiento rápidamente vuelva a profundizarse en Chile, que haya generación de empleo, que haya una buena gestión de las políticas públicas. Creo que es un gobierno que va a tratar de jugar bien a esos márgenes más que intentar hacer nada que resultara fundacional o que le signifique entrar en largas peleas políticas por intentar revertir las reformas que se ha llevado adelante en esta administración. Me parece que al menos en principio va a intentar tener un tono mucho más acotado, tanto por la propia personalidad del presidente, que es un moderado, como por la realidad política que hace muy difícil hacer grandes cambios después de lo que pasó en primera vuelta.
¿Cree que por la diferencia que obtuvo Piñera queda fortalecido para implementar reformas más profundas, más a la derecha por decirlo de alguna manera?
No creo, porque finalmente también hay que leer que él obtiene su gran triunfo cuando modera su discurso, cuando se va más al centro, que fue lo que hizo en la segunda vuelta. Por ejemplo tomó banderas del gobierno como la gratuidad de la educación. Por lo tanto, no creo que haya sido un voto a la derecha ni que lo libere para tomar políticas de derecha.Usted planteaba en la previa que más allá de las posturas de campaña y la polarización, cualquiera de los candidatos iba a inclinar su gestión hacia el centro.
Es que tanto Piñera como Guillier son personas moderadas, y ninguno de los dos iba a tener la legitimidad política, ni el mandato electoral ni una mayoría para hacer grandes cambios. O sea que tanto por el espíritu de ambos candidatos como por la realidad política ellos necesariamente se iban a ver forzados a hacer un gobierno más de centro. Aunque la campaña pareció muy polarizada, me da la impresión de que fue más bien un espejismo propio de lo que es una campaña, propio del ambiente de las redes sociales que es muy crispado. Pero no me parece que eso represente ni lo que realmente están viviendo los chilenos ni mucho menos la realidad política.
También afirmó que sea cual sea el ganador se asomaba un tiempo turbulento por la necesidad lograr acuerdos en el Parlamento, ¿ese es el principal desafío para Piñera?
Piñera tiene una ventaja y es que tiene a su sector político mucho más ordenado, tiene una buena base parlamentaria, no alcanza a tener mayoría, pero tiene claramente la primera bancada, por mucho. Por lo tanto, tenía una ventaja por sobre Guillier. El gran problema de Piñera es la posibilidad de realmente generar consensos sociales, poder manejar lo que está pasando con los movimientos sociales y poder darle legitimidad a las medidas que quiere hacer. Creo que Piñera va a tener que ser bastante cauteloso en términos de cómo afronta el legado de lo que ha hecho Bachelet en estos años. Mi impresión es que no va a tratar de desarmar nada, más bien lo que va a tratar de hacer son mejoras en la gestión, algunos ajustes o cambios puntuales. Pero no creo que Piñera crea o pueda a estas alturas hacer lo que algunas personas de su sector querían, que es básicamente deshacer todo lo que se ha hecho en estos cuatro años. Me parece que no va a tener ni la intención ni las posibilidades de llevarlo a cabo.
¿Qué explicación le encuentra al resultado, sobre todo a la diferencia tan amplia?
La verdad es que es muy temprano para decirlo, hay que analizar efectivamente qué pasó en las mesas, ver el detalle mesa a mesa de lo que ocurrió. Yo veo mucha especulación de los analistas, pero son los mismos que hasta ayer decían que el resultado iba a ser muy estrecho y por lo tanto me parece que es hora más bien de guardar un poco de silencio, de analizar bien las cifras antes de empezar a especular sobre algo que nuevamente nos tomó por sorpresa.
¿Cómo observa el futuro de la Nueva Mayoría? Todo indica que va a una crisis tras la derrota y la falta de liderazgos claros
En la Nueva Mayoría viene una crisis muy profunda y fundamentalmente una disputa por la hegemonía de la centroizquierda con el Frente Amplio. Desde hoy hay dos oposiciones y creo que habrá una lucha entre ambas para ver cuál es la que consigue la hegemonía de cara al 2021.
La sensación que da es que la que mejor salió parada dentro de la Nueva Mayoría fue Bachelet, ¿no influyó su gestión en el resultado?
Bachelet se sintió reivindicada con lo que ocurrió en la primera vuelta. Por dos factores: primero por la gran cantidad de gente que votó a favor de grupos que estaban por mantener o profundizar las reformas y segundo por el desastre que fueron las encuestas. Las encuestas han lastrado al gobierno de Bachelet dándole muestras de muy baja aceptación y por lo tanto cuando las encuestas se caen también para el gobierno fue un triunfo, les dio a decir ‘¿vieron que las encuestas no estaban contando la verdad?', que ha sido lo que el gobierno ha repetido constantemente. Entonces se vio a una presidenta muy empoderada, donde Guillier se acercó muchísimo más a ella siendo que al principio de la campaña era mucho más reticente a buscar el apoyo de La Moneda o a estar totalmente comprometido con ser el candidato oficialista. Por lo tanto, eso hace que su fin de gobierno tenga un cariz muy distinto al que tuvo durante su mandato.
¿Cómo la imagina a futuro? Ella ha dicho que ya no volverá a la presidencia
Probablemente en un rol internacional donde ya le fue bien y tiene una muy buena imagen, un gran prestigio internacional. Ya tiene un rol para el próximo año dentro de una comisión de las Naciones Unidas para la resolución de conflictos, y es muy probable que busque un rol de ese tipo. No la veo nuevamente en política interna, tal vez a futuro ser una especie de árbitro, de alguien que pueda estar en una posición superior, incluso pensando en una futura convergencia, conversación entre la Nueva Mayoría y el Frente Amplio. Dentro del FA tiene cierto respeto, por lo tanto probablemente ella pueda tomar una posición no de ir a buscar un cargo público nuevamente, pero sí ser llamada como árbitro, componedora, mediadora en alguna situación.
Antes dijo que se viene una lucha entre esos espacios, ¿no ve la posibilidad de un acercamiento?
Lógicamente tienen que enfrentarse. Para el Frente Amplio su proyecto es reemplazar a la Nueva Mayoría como cabeza del proyecto de la centroizquierda o el proyecto progresista en Chile y la NM obviamente quiere mantener su posición. Entonces ese enfrentamiento es inevitable y se va a dar muy fuertemente durante los próximos cuatro años, porque es lógico son un mismo electorado, con ciertas diferencias pero van a buscar a un electorado muy parecido, van a buscar un espacio político muy parecido y entonces es inevitable que se van a enfrentar. ¿Puede haber una convergencia? Tal vez sí, pero me parece que antes lo que se debe dirimir es cuál de los dos grupos tiene la posición dominante y eso es algo que está todavía por verse.
la buena elección del Frente Amplio terminó complicando seriamente a Guillier, que terminó forzando un giro a la izquierda.
Fue forzado y con muy poca convicción. Porque la verdad es que Guillier no hizo nada decisivo por ganar a los votantes del Frente Amplio, las súper frases como cuando habló de meterle la mano en el bolsillo a los ricos para que paguen impuestos o cuando terminó un discurso diciendo ‘hasta la victoria, siempre'. Pero eran frases muy insustanciales y no hubo grandes cambios reales en el programa de gobierno de Guillier. Y de hecho, por ejemplo, una de las demandas del Frente Amplio que era la condonación de las deudas de los créditos CAE a los estudiantes, finalmente Guillier lo único que hizo muy forzado fue que se comprometía a condonarle al 40% más pobre, pero no lo hizo como una definición de política pública, la cual hubiera definido con toda claridad y que lo hubiera servido para atraer votos, la hizo de una manera muy forzada. Entonces me parece que en Guillier y en su comando nunca hubo realmente la convicción de ir a buscar esos votos y finalmente hizo poco por seducir a esos votantes.
¿Cómo analiza el surgimiento del Frente Amplio?
Lo que han logrado es muy impresionante. En Chile teníamos un bipartidismo muy marcado, con dos grandes bloques políticos desde la vuelta de la democracia y es la primera vez que se instala una tercera fuerza con una votación importante en la elección, donde estuvo a punto de llegar a segunda vuelta. Y también con una bancada parlamentaria muy relevante, tienen 20 diputados y 1 senador, por lo tanto son una fuerza efectiva, real. Y eso lo lograron en menos de un año, hace un año el Frente Amplio no existía y hoy es la tercera fuerza. Ellos tienen muchos desafíos por delante y me da la impresión que tienen un buen espacio para seguir creciendo. Efectivamente hay una cantidad importante de votantes que están desencantados de los grandes partidos tradicionales y el FA representa una alternativa.
Tiene que ver con algo que está pasando a nivel mundial, donde la izquierda tradicional, socialdemócrata, está muy falta de respuestas y se ve desafiada desde distintos sectores. Por tanto me parece que el FA tiene mucho espacio, tiene líderes muy reconocidos, con buena evaluación, depende de ellos poder dar el paso. Creo que ellos todavía están actuando con la lógica de grupos muy pequeños, de facciones que se mueven más bien en el ámbito de las universidades, con bastante asambleísmo en la forma de tomar las decisiones, creo que le falta a ellos darse cuenta que son una coalición grande, que puede legítimamente ir a buscar el poder en cuatro años y deben hacer esa transición. Creo que esa transición interna es lo más desafiante y tienen que lograrla para ir a disputar el poder de igual a igual en 4 años.
¿Puede haber similitudes con Podemos en España, sobre todo en esta idea de que la tensión con el PSOE le facilita las cosas a Rajoy? Puede pasar lo mismo aquí con la Nueva Mayoría y favorecer a la derecha.
Se parecen en que es una fuerza nueva que irrumpe como el Podemos desde el mundo universitario y que va a desafiar a la izquierda tradicional, a la Nueva Mayoría o al PSOE, en eso es muy parecido. Me parece que se van a enfrentar a la misma disyuntiva: hasta qué punto puede mantener esta especie de pureza original, de ser un grupo que siente que no está contaminado con las transacciones de la política tradicional, que siente que genera un recambio, una forma de hacer las cosas nuevas en política. Cómo mantener eso pero al mismo tiempo ir a jugar de verdad el juego del poder y no quedarse sencillamente como un grupo testimonial en eterna oposición. Esa disyuntiva, que Podemos no ha logrado dar el paso, es la misma que tiene hoy el Frente Amplio. Creo que ese es el gran desafío que es mantener algo de ese espíritu que hace que la gente los perciba como distintos a las fuerzas tradicionales, pero entendiendo que tienen que ir a jugar el juego de verdad y eso significa pagar costos, tomar decisiones, hacer transacciones. Lo que le pasó al FA aquí es que se negó a tomar decisión acerca de qué hacer, tuvieron que ser sus líderes individualmente quienes dijeron que iban a votar a Guillier.El poder empresario
En su libro, publicado el año pasado, usted sacó a la luz las influencias del poder económico en la política y cómo la corrupción atraviesa esa relación. ¿Cambió algo esa situación?
Los últimos escándalos han servido para algunos cambios, por lo pronto se ha cambiado la ley electoral eso significa que hoy por ejemplo las empresas ya no pueden hacer donaciones secretas a la política, como ocurría hasta las elecciones anteriores. Ahora las donaciones primero tienen que ser personales y segundo tienen que ser públicas y eso nos ha permitido saber por ejemplo que los directores de las grandes empresas en Chile han entregado prácticamente el 100 por ciento de los aportes a un solo candidato, que es Sebastián Piñera. Ahora tenemos esos datos públicos para decir que ha habido un alineamiento completo de los directorios de las grandes empresas con un candidato en particular.
Hay muchos aspectos hay todavía bastante por avanzar. Sigue habiendo lobby, sigue habiendo una puerta giratoria, que me parece que es uno de los desafíos para Piñera: qué va a hacer con la puerta giratoria, si nuevamente como en su primer gobierno va a llamar a ejecutivos de grandes empresas a hacerse cargo, incluso en muchos casos de la fiscalización de las empresas en las que ellos trabajaban hasta antes de entrar al gobierno. Ahí hay un punto muy importante, Piñera va a tener que rendir cuentas. Y también con los procesos judiciales que todavía están abiertos.
¿Por qué el poder económico se volcó masivamente a apoyar a Piñera?
Creo que en el poder económico hay una sensación de vulnerabilidad, de sentir que están en una posición vulnerable con el poder que han acumulado en estos años. Cuando fue candidata Bachelet, el poder económico le dio apoyo, considerando que ella iba a ser capaz de combinar el hacer reformas que no fueran perjudiciales para ellos con mantener un ambiente social tranquilo y con evitar una revuelta social. Y por eso apostaron bastante por Bachelet, ahora en cambio han apostado completamente por Piñera porque sentían que no podían confiar en un gobierno de la Nueva Mayoría, se sentían amenazados en sus intereses y sus privilegios, y por lo tanto sienten que Piñera es el hombre que va a permitirles navegar en este nuevo escenario.
Estas situaciones que usted denuncia parecen repetidas de otros países, pero no da la impresión de que en Chile pueda haber una investigación a gran escala, un Lava Jato
No, porque la institucionalidad chilena logró cerrarse en términos de acotar los resultados de las investigaciones, usando varias estrategias. La principal es que en Chile para iniciar cualquier investigación sobre delitos tributarios necesitas que el servicio de impuestos interno presente una querella. Y eso depende del Gobierno. Por lo tanto cuando las investigaciones empezaron a llegar demasiado lejos y cuando comenzaron a amenazar con extenderse a todo el sistema político, ahí claramente hubo una decisión de que el servicio de impuestos interno parara esas investigaciones por la vía de no querellar. Y eso junto a otros elementos ha permitido acotar las investigaciones, que sean algunos empresarios, algunos políticos los que puedan ser llevados a juicio. Además las penas son muy bajas en Chile para los delitos económicos, los delitos de cuello y corbata en general no tienen penas de cárcel. Y por lo tanto con algunos casos emblemáticos se ha ido avanzando pero ya la institucionalidad chilena y el poder lograron parar que estas investigaciones pudieron desplegarse en su totalidad. Entonces, en esta oleada de escándalos (no sabemos si va a haber otra), esa posibilidad ya está acotada.