ÍTALO PISANI Y JAVIER LOJO
El emporio gremial petrolero parece destinado a ser, entre otras muchas cosas, una ubre de la que mana leche y miel para la cúpula.
El jefe sindical y senador Guillermo Pereyra se ufana de tener no sólo abultadas sino también “bien prolijas” las cuentas del gremio. Y suena verosímil a la luz de los papeles. Pero la pulcritud no resulta incompatible con tajadas de beneficios propios -que se derraman también a las arcas del entorno más íntimo- y tienen un origen en apariencia legal.
“Río Negro” reveló hace unos meses las múltiples empresas creadas por la ex esposa, hijos y empleados de Pereyra, orientadas a nichos del negocio hidrocarburífero y del propio sindicato, y que abarcan desde el transporte hasta la salud y las cobranzas. Sólo una de esas firmas obtuvo 50 millones de pesos de utilidad en dos años.
Este diario mostró asimismo sospechosas cercanías con otras dos empresas: una constructora comandada por el asesor legal del sindicato y una fábrica de mallas contenedoras de derrames petroleros. Sobre esta última, Real Work -que facturó a YPF 130 millones de dólares en cinco años por productos “ineficientes y contaminantes”- Pereyra niega que sea su testaferro.
Ahora surge la sospecha de otra ingeniosa vía de ingresos a partir de fondos del sindicato:
Se trata de una triangulación en la que aparece como pieza clave una ignota empresa de Buenos Aires, utilizada para el presunto desvío de los dineros que se nutren de aportes de empleados petroleros afiliados y de empresas.
Tal sociedad le factura al gremio un servicio de “lobby”. Y a la vez Pereyra y otros gremialistas y allegados facturan a la empresa por “honorarios” de servicios imprecisos.
Desde que comenzó esta maniobra de servicios cruzados -en setiembre de 2014- salieron del Sindicato de Petróleo y Gas Privado nada menos que 35 millones de pesos. Según la evolución de la inflación, la cifra representaría hoy más de 46 millones pesos (unos dos millones y medio de dólares). Y a los gremialistas volvieron más de 24 millones en igual lapso.
• el sindicato, de donde salen los fondos.
• la empresa International Consulting and Tecnology SA (IC&T), dedicada a “servicios empresariales”, que recibe el dinero todos los meses en concepto de pagos por “lobby institucional, apoyo técnico y consultoría integral” al gremio petrolero.
• parte de la cúpula gremial, encabezada por Guillermo Pereyra, que le factura a IC&T. En total, son siete personas que cobran de la empresa “honorarios” por servicios profesionales o personales.Lo hacen en porcentajes diferentes, pero -como es de suponer- la principal porción le corresponde a Guillermo Pereyra. En conjunto perciben algo menos de lo que la empresa cobra del gremio por el “lobby”. En otras palabras, la firma se termina quedando con un 13% de los montos involucrados. Un derecho de comisión, digamos.
El mayor destinatario es el senador Guillermo Pereyra (25%). Le siguen sus tres más leales coroneles gremiales: Carlos Omar Lorenzo, Osvaldo Marín y Ricardo Antonio Astrada (17% cada uno). Participaciones menores reciben Raúl Rosales (12%), Víctor Pelletieri (8%) y Jorge Allende (4%). Estos dos últimos no pertenecen a la cúpula gremial.
ereyra, Astrada, Lorenzo y Marín fueron socios en 2001 de Transporte Horizonte SRL. Los tres últimos están perpetuados en la comisión directiva del gremio. La antigua relación de lealtad explica porciones significativas del reparto.
Rosales se desempeña como secretario gremial del sindicato.
Fuera de la cúpula gremial, hay dos copartícipes de la facturación. Pelletieri, contador, tiene como empleador al ISSN y aparece como accionista de Patagonian Energy en 2012. Dirige el estudio Pelletieri y asociados (desde cuyo domicilio también facturan Astrada y Marín).
Allende brinda servicios contables y tiene protagonismo junto a Juan Carlos Marconetto (asesor legal del gremio) en el Grupo Cumbre, dueño de la radio homónima y de Tarjetas Máxima. El estudio contable y la vivienda de Pellettieri son contiguos al edificio de Cumbre. Marconetto estuvo al frente de Comasa SA, la empresa que construyó parte del fastuoso edificio de la Mutual petrolera en Neuquén y de clubes y clínicas del sindicato.
Pero el punto es que no sólo la empresa y los siete hombres del gremio perciben mensualidades. También una suerte de aguinaldo en enero y julio.
Y más aún: obtienen un ítem adicional a mitad de cada mes que hoy representa más de 536.000 pesos mensuales. La empresa lo factura como “asesoramiento y apoyo institucional integral”. La cifra comenzó a pagarse en coincidencia con la implementación de la adenda que exime del impuesto a las ganancias a un 10% de las remuneraciones brutas del gremio.
Otro hecho llamativo son los saltos importantes en la facturación, lejos del ritmo del costo de vida. Las primeras facturas de setiembre de 2014 son de $ 412.000. En marzo de 2015, pasa a $ 536.000 (un 30% más); en setiembre de ese mismo año salta a $ 644.000 (20%); en marzo de 2016 llega a $ 837.000 (otro 30%), y en octubre de 2017 sube a $ 1.131.000 (35%). Hubo determinados meses que la empresa cobró dos veces el mismo importe, aunque en algunos casos se salvó el error con notas de crédito.
La mecánica del supuesto desvío de fondos del sindicato es un jeroglífico contable complejo de explicar, pero sencillo de implementar. Se trata de una práctica que suelen utilizar no pocos estudios contables que tienen sellos como empresas para obtener fondos con apariencia legal.
Tomemos un ejemplo teórico de la maniobra es este caso.
• La empresa IC&T factura al sindicato “servicios de lobby” por un valor simbólico de 100 pesos.
• Paralelamente, los siete empleados señalados, incluido el senador Pereyra, facturan días después a IC&T en forma separada por un total de 70 pesos, en concepto de “honorarios por servicios”. Descontando el IVA que se debe abonar les queda unos 57 pesos en total. A su vez, IC&T les retiene Ganancias por un monto en torno de los 14 pesos.
• El dinero final que queda tras estos descuentos (43 pesos), es el que se termina dividiendo en las proporciones citadas.
• Un dato tal vez demostrativo de cierta avaricia de los “proveedores” de IC&T: ese monto de Ganancias retenida por la facturación (14 pesos), luego es recuperado en cada uno de los salarios que éstos perciben, ya que solicitan al gremio -sus reales empleadores- que contemplen ese valor como un crédito fiscal.
Si, por ejemplo, se tomara una facturación de un millón de pesos por mes, el senador Guillermo Pereyra estaría facturando por honorarios a la empresa IC&T alrededor de 175.000 pesos.
En tres años, el grupo de los siete le cobró “honorarios” a la empresa por más de 24 millones de pesos nominales, de los cuales le habría correspondido a Pereyra unos 6.000.000 y a sus adláteres más de 4.000.000 cada uno.
Todo indica que IC&T fue creada con el objeto de desarrollar la maniobra. La prueba está en las facturas electrónicas a las que accedió “Río Negro”: del primer comprobante al último emitido al gremio, la numeración es correlativa. Y la factura inicial es la 001. En otras palabras: IC&T no tiene otro cliente que el gremio.
Algo similar se observa desde las facturas emitidas por los gremialistas a la empresa.
En los registros oficiales, IC&T tiene como domicilio un antiguo edificio de Viamonte 1532, piso 1 de la Ciudad de Buenos Aires. El presidente del directorio de la firma es Guillermo Arturo José González Fischer, y la directora titular y vicepresidente es su esposa, Gloria Adriani.
González Fischer es amante de la pesca en la Cordillera y compañero del contador Pelletieri en las excursiones “salmoneras”. No oculta su apego con el senador Pereyra al punto de replicar y respaldar toda su actividad. Además, tiene cercanía con el ex superministro de Jorge Sobisch y ex titular del BPN, Luis “Toti” Manganaro, quien volvió al ruedo político neuquino tras dedicarse durante más de una década a negocios de coto de caza internacional en campos de La Pampa que se le atribuyen.
“El Piolín”, una sociedad en la que Carlos Barceló es presidente y Luis Manganaro vice, trasladó su domicilio a Viamonte 1532, las oficinas de González Fischer. Esa firma se dedica a la cría de animales y producción de leche bovina. Casi coincidentemente, IC&T declaró como actividad secundaria la cría de ganado equino realizada en haras, incluida la producción de semen.
Facsímiles de las facturas que demuestran que la empresa le cobra al gremio por servicio de lobby y, paralelamente, los gremialistas facturan a la firma desconocidos servicios personales o profesionales.
El senador Guillermo Pereyra no respondió los pedidos de este diario de una entrevista, dirigidos varias veces a su celular personal y al de su hijo y secretario Martín, que sí contestó. Se hizo otro intento sin éxito en el Senado.
Del mismo modo, “Río Negro” se comunicó en diversas oportunidades con el Sindicato pero no fue posible hallar a los dirigentes y empleados gremiales Astrada, Lorenzo, Martín y Rosales. Específicamente sobre el primero -secretario adjunto- se señaló en recepción que no sabían cuándo podía encontrárselo en el gremio. También este diario intentó sin éxito un contacto con Allende en el grupo Cumbre y vía su teléfono. En cambio sí se logró hallar a Víctor Pelletieri en su casa.
El contador admitió facturarle a IC&T y que representa en igual trámite a los dirigentes gremiales petroleros Astrada, Lorenzo y Marín por servicios que no pudo precisar. Pero negó ser representante de Pereyra y dijo desconocer si la empresa le factura al gremio (en la edición de mañana, el diálogo completo). “Río Negro” también concurrió a las oficinas de IC&T, en la Ciudad de Buenos Aires. Allí fueron infructuosos los intentos por tomar contacto con su titular, Guillermo González Fisher. “No puede atender” a este diario, mandó decir, pero tampoco lo hizo días después pese al compromiso.