Alejandro René Eleodoro Guillier Álvarez nació en La Serena en el seno de “una familia con profundas convicciones republicanas y demócratas”. Tiene 64 años, es periodista y sociólogo de la Universidad Católica del Norte y realizó un Magíster en Ciencias Sociales en la FLACSO de Ecuador. También es masón, esposo y padre de tres hijos.
Mi gobierno será un gobierno del diálogo, del acuerdo, de las soluciones nacionales a los problemas que los ciudadanos demandan”, explica Guillier, quien por estos días se prepara con su comando para medir fuerzas en la segunda vuelta con el candidato de la derecha, Sebastián Piñera.
Hay presidentes en la historia de Chile que nadie recuerda (Emiliano Figueroa, Emilio Bello), y otros que pasaron a la historia -Aguirre Cerda, Ibáñez del Campo, Salvador Allende…-. ¿Qué tipo de Presidente sería?
Quiero ser el Presidente de la gente. Recordado por estar junto a la gente, por escuchar, por distribuir el poder hacia una ciudadanía que quiere ser protagonista de la Historia. Para mí un Presidente debe ser no la primera “autoridad” de la República, debe ser el primer servidor público. Luchar por la justicia social requiere un liderazgo abierto al poder de las personas. Seré un Presidente que escuchará a los ciudadanos, como lo he hecho hasta ahora, porque entiendo que la gobernabilidad del Chile que cambió no sólo a las autoridades, a los representantes políticos y al parlamento, sino también a los movimientos sociales, a las juntas de vecinos, a los centros de padres y madres, que encarnan las demandas de un Chile que se organiza y colabora para lograr un crecimiento para todos.
– Usted puede ser el último Presidente de una coalición en decadencia, la Concertación o la Nueva Mayoría, o el primer Presidente de un nuevo Chile que inicie el fin del neoliberalismo. ¿Cuál Presidente desea ser?
Espero ser el Presidente de un nuevo ciclo, que se abre optimista y capaz de conquistar el futuro a partir de los avances sociales que hemos tenido y de las enormes oportunidades que nos trae el desarrollo. La diversificación productiva, las nuevas energías, la posibilidad de tener una nueva matriz productiva, más diversificada y con oportunidades para los emprendimientos de todos los tamaños. Un futuro que reconoce la potencia de los jóvenes, el aporte de las etnias, que valora de mejor modo el empoderamiento de la mujer. Espero contribuir como el Presidente de un gobierno que abra una nueva etapa de desarrollo de Chile. Una etapa basada en un desarrollo sustentable, en una educación a la que todos los chilenos tengan acceso y en una sociedad de derechos garantizados para todos los ciudadanos.
– Existe evidencia que la trasnacional de oro más grande del mundo, Barrick Gold, ha redactado un tratado minero con nombre Tratado de Complementación Minera Chile-Argentina, creando un país virtual sobre la Cordillera de los Andes para la explotación del mineral con permisos especiales. Este tratado, entre otros, permite llevar adelante el proyecto de oro, Pascua Lama, el que ha traído graves consecuencias medioambientales para el Valle del Huasco, pero también para las comunidades del sector. ¿Si es Presidente estaría dispuesto a revisar ese tratado?
En un país serio todo gobierno debe ser respetuoso de las leyes, de las normativas vigentes y de los acuerdos y contratos vigentes. Si hubiesen proyectos que afecten la salud de las personas o de los ecosistemas, o que transgredan alguna normativa medioambiental, creo que deben hacerse todos los estudios y revisiones correspondientes y tomar las decisiones que correspondan para que no afecten a las comunidades ni los ecosistemas. Sin duda, Chile requiere, y espero legislar en mi gobierno, la generación de un nuevo sistema de impacto ambiental que sea más breve, que los proyectos se evalúen en menos tiempo, que no permita parcelar proyectos con impacto ambiental y que, al mismo tiempo, sea más estricto y completo, y que por sobre todo respete a las comunidades que afecta y a las vocaciones productivas de cada territorio.
– Respecto de la tributación de la minería, ¿cree que para las transnacionales mineras Chile es un paraíso? ¿Renacionalizaría el cobre, el litio?
Mi gobierno fomentará el desarrollo de una industria de transformación de las materias primas con mayor valor agregado al servicio de Chile para procesar el cobre y el litio, en función de las nuevas demandas que surgen con la electromovilidad. No seguiremos haciendo más de lo mismo. Crearemos una industria nacional del litio y Codelco participará en el desarrollo de una industria de procesamiento del cobre. Respecto del royalty minero, buscaremos alternativas para que, en la eventualidad que la actividad minera genere rentas excepcionales, éstas se distribuyan razonablemente entre la industria y el país, para aumentar el bienestar de chilenosy chilenas.
– Siguiendo en el tema tributario. Hoy un almacén paga el mismo porcentaje de impuesto por sus ventas que un gran supermercado; también el pago por patentes comerciales municipales es similar. ¿De qué forma regularía éste hecho? ¿Cree que el pago de impuestos en Chile debiese ser diferenciado?
Hay muchas cosas que avanzar en equidad tributaria, tanto en estos temas como en la regionalización tributaria: las regiones pagan impuestos y reciben muy poco de ellos. Nosotros queremos avanzar fundamentalmente en una Ley de Rentas que asegure que los proyectos que funcionan en regiones paguen los impuestos allí. Y sobre el tema impositivo en general, lo que hemos sostenido es que vamos a aplicar y evaluar el funcionamiento de la reforma tributaria realizada por la Presidenta Bachelet, de modo de evaluar sus efectos antes de introducir nuevos cambios. Por ahora, lo que sabemos es que los ricos están pagando el grueso de los nuevos recursos que se captan en virtud de esta reforma tributaria. Eso, sin duda, es una buena noticia.
– ¿Considera que la industria salmonera produce daños al medio ambiente?
Primero que todo, destacaría que en materia de acuicultura, a nivel mundial, Chile tiene un sitial importante en salmonicultura. Sin embargo, debemos considerar que la crisis del virus ISA marcó un antes y un después. Tenemos que asumir un rumbo de cambio del modelo productivo. Ha quedado en evidencia que la institucionalidad responsable de la acuicultura y la investigación pública sectorial, no están acorde a las necesidades del futuro de la industria. Necesitamos mejores políticas públicas para el desarrollo y la calidad de la producción. Por ejemplo, hay una evidente falta de políticas con visión de largo plazo, no se aborda adecuadamente toda la cadena de valor, tenemos un sector en el cual intervienen varias instituciones y no necesariamente existe una buena coordinación.
Chile debe preocuparse seriamente de relevar la importancia de sus recursos acuáticos, sean marinos o continentales, así como de integrar todos los intereses para que pueda existir un desarrollo armónico entre las diferentes actividades que interactúan, como son aquellas que se desarrollan en el borde costero, zona económica exclusiva y otras. Hay que entender que Chile debe diversificar su matriz productiva en forma seria y decidida.
Me parece evidente que la gran falencia que tiene la Ley General de Pesca y Acuicultura es que mira la acuicultura exclusivamente como una actividad comercial. Falta mirar a todos los actores que intervienen en la industria y el rol social que ésta cumple y que la normativa se haga cargo de esto, para fortalecer a la pequeña y mediana empresa del sector.
– ¿Qué reflexión puede hacer respecto del proyecto Dominga y la supuesta participación de Sebastián Piñera?
Creo que el episodio “Dominga” dejó claro que nuestra institucionalidad ambiental está sobrepasada. Teníamos unos técnicos diciendo una cosa, unas autoridades políticas diciendo otra. Autoridades regionales rechazando el proyecto, algunos centralistas en Santiago que querían aprobarlo a toda costa, mientras la empresa que quería invertir iba presentando el proyecto de a poco, como rompecabezas.
Es urgente que seamos capaces de acortar los plazos de revisión ambiental de los proyectos de inversión. Que se aprueben o se rechacen por motivos técnicos y consideraciones ambientales, pero que se haga en plazo razonable. Varios países de la OCDE son mucho más rigurosos y exigentes ambientalmente que nosotros, pero sus procesos de evaluación ambiental duran la mitad. Entonces, lo que vamos a hacer es desarrollar la capacidad para evaluar rigurosamente las inversiones, promoviendo proyectos que contribuyan a diversificar la matriz productiva nacional y que cumplan con toda la normativa ambiental.
– De ser electo presidente, ¿qué solución propondría para resolver el conflicto entre el Estado y el Pueblo Mapuche?
El mal llamado conflicto mapuche, y nuestra relación como país con los pueblos originarios en general, requieren de una nueva mirada política que pasa, entre otras cosas, por el reconocimiento constitucional pleno de los pueblos originarios, de su lenguaje, de su historia, de su identidad, de su patrimonio, de su cosmovisión del mundo y de sus autoridades; eso es lo que permite una relación de iguales en una sociedad diversa.
En La Araucanía en particular la derecha está cometiendo el más grave y trágico error al pretender sacar las Fuerzas Armadas para combatir un problema de violencia aguda. El pueblo mapuche no es un pueblo terrorista, el pueblo mapuche es parte de nuestra historia, representa nuestra sangre. Por lo tanto, vamos a reparar la deuda histórica con ese pueblo.
– Usted se reunió con la Coordinadora No+AFP y no hubo ningún acuerdo. ¿Cree posible gobernar sin atender el problema de las pensiones míseras que pagan las AFP?
Por cierto que no. En este tema y en otros necesitamos un gobierno que esté disponible a construir junto a la ciudadanía, junto a las comunidades. Tenemos que hacernos cargo que existe un desastre previsional en Chile, tenemos que asumirlo, y por lo tanto necesitamos una profunda transformación, pero la queremos hacer con todos los chilenos, que nadie se sienta excluido. Esto no se puede discutir sólo en el Congreso, sino que debemos ser capaces de recoger la opinión de todos los actores.
– En ese mismo sentido, ¿cree entonces que es posible garantizar algunas de las demandas de los votantes del Frente Amplio en un eventual gobierno suyo, considerando como las más importantes el fin de las AFP, del CAE y la convocatoria a una Asamblea Constituyente?
Creo que los chilenos necesitamos recomponer la confianza, construir de común acuerdo con todos quienes creemos en un país donde los derechos sociales sean una realidad, entre quienes creemos que necesitamos una nueva Constitución, pensiones dignas y trabajos con sueldo decente.
Estoy convencido que el Progresismo en Chile es mayoría y que podremos llegar a acuerdos y desafíos comunes para tener mayor justicia social. Somos mayoría quienes queremos que el Estado genere derechos para los chilenos, que nuestros niños tengan cuidado y protección y todos puedan estudiar sin excepción. La mayoría de los chilenos y chilenas, quienes votaron por Beatriz, por MEO, por Alejandro Navarro, por Carolina Goic, tenemos domicilio común en el Progresismo.
Tenemos un país y una democracia sólida. Nuestra economía tiene las mejores perspectivas para el futuro. Haremos un gobierno responsable, poniendo como énfasis un crecimiento económico que signifique progreso para todos, no sólo para unos pocos. Crecimiento con empleo decente y protección social. Por eso pondremos fin al CAE, aliviaremos la mochila del 40% más vulnerable de los endeudados, nos comprometemos con la gratuidad y con un sistema de pensiones más justo, tripartito, donde participen el Estado, los trabajadores y los emprendedores.
Los chilenos se manifestaron con claridad en la primera vuelta. Los que creemos en mayor justicia social somos más. Por eso es importante que todos votemos el 17 de diciembre. Si todos quienes creemos en un Chile más justo participamos el 17 de diciembre y expresamos nuestras preferencias, estamos en condiciones de inaugurar un nuevo período de gobierno que sea la expresión del Chile que cambió.
– En su programa económico usted dedica varias páginas a un cambio del modelo productivo, que es un antiguo anhelo de economistas y académicos. Si este salto no se ha dado en varias décadas es por el lobby de sectores que prefieren mantener el actual modelo de renta sobre los recursos naturales. ¿Por qué cree usted que ahora podría hacerse este cambio productivo?
Porque la tarea es ineludible. Ya la presidenta Bachelet hizo un enorme aporte aumentando las fuentes de energías renovables a 17%, más de 10 puntos de lo que nos dejó Piñera. Ya tenemos energía más barata y tenemos la enorme oportunidad de industrializar el litio, hacer más rentable y moderna la industria del cobre, y sumar nuevos emprendimientos en nuevas tecnologías. También desarrollar nuestro potencial turístico y sumar a las industrias alimentarias. Son todas industrias del futuro. Nuestra única oportunidad de lograr un crecimiento estable y un desarrollo para todos pasa por diversificar nuestra economía. No es un deseo, es una obligación que debemos asumir como prioridad.
– Respecto al sistema mediático que existe en el país, los informes del relator de libertad de expresión de Naciones Unidas han señalado en repetidas ocasiones el alto grado de concentración de medios en Chile, como también vulneraciones a la libertad de expresión, siendo que el derecho a la honra se pone por sobre el de la libertad de expresión y las penas son de tipo corporal. ¿Qué solución plantea para corregir la situación, entendiendo que el fortalecimiento de una democracia pasa por contar con pluralidad de visiones y voces en los medios? ¿Está dispuesto a repartir de mejor forma el avisaje estatal? ¿De qué forma lo haría?
Me preocupé particularmente de que nuestro programa de gobierno contemple una maciza agenda en materia de fortalecimiento de las industrias culturales y de libertad de expresión. Creo que el camino al desarrollo no es tal si no camina de la mano con la cultura, la innovación creativa, las ciencias y la tecnología. Debemos convertirnos en una nación en donde el desarrollo avance al unísono con nuestras transformaciones sociales, culturales y democráticas, construyendo nuevas formas de convivencia social, que se alejen del individualismo. Necesitamos un gobierno que se esfuerce por ayudar a construir una sociedad más humana y solidaria.
Consagraremos el derecho a la cultura como un derecho fundamental de todo ciudadano, por ejemplo asegurando que todas las personas, en especial las de sectores vulnerables, puedan accedan al disfrute del arte y la cultura. Impulsaremos medidas para fomentar la lectura y la producción editorial, con políticas como reducir el costo del libro mediante herramientas impositivas o inyectando mayores recursos a la política del libro y la lectura.
Crearemos una industria editorial que sea patrimonio de todos los chilenos y crearemos la primera plataforma digital para la cultura, las artes y el patrimonio en Chile, difundiendo la creación chilena a través del libro, cine, música, artes visuales y escénicas. Espero hacer realidad el canal de Televisión Cultural pública, que sea una multiplataforma de difusión de la creación chilena, y apoyaremos a los medios de comunicación local, como las radios y la televisión comunitaria, fortaleciendo las organizaciones de barrios, comunas rurales y sectores de menor acceso a la información. Impulsaremos además una distribución de avisaje estatal que incorpore criterios de pluralidad y descentralización, con el propósito de fortalecer las expresiones regionales y locales de medios de comunicación. Eso, entre muchos otros compromisos programáticos que tenemos en materia de libertad de expresión y cultura.