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ACTUALIDAD
Trump habilitó minería y petróleo en las reservas Bear Ears y Gran Staircase-Escalante
05/12/2017
MINIGN PRESS/ENERNEWS/Agencias

El presidente permite el desarrollo de actividades como la extracción de gas y petróleo, la minería o la tala.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó este lunes en Utah la mayor reducción de terrenos federales en la historia del país. La norma afectará a dos reservas de ese Estado, habilitando alrededor de dos millones de hectáreas que pertenecían al Gobierno para el desarrollo de actividades privadas. Trump continua con esta medida la desmantelación de las protecciones a este tipo de terrenos aprobadas por sus predecesores.

La acción afecta a Bear Ears y Gran Staircase-Escalante, espacios a los que recorta el 85% y el 46% de su extensión, respectivamente, para permitir que en los nuevos territorios sin protección se pueda hacer exploración energética o se use para la circulación de vehículos 

“Algunos creen que los recursos naturales de Utah deberían estar controlados por unos pocos burócratas lejanos situados en Washington. Y, ¿saben qué? Están equivocados”, dijo el presidente en un discurso en el Parlamento estatal, desde donde anunció que el 85% de la Reserva Nacional Bears Ears y la mitad de Grand Staircase-Escalante dejarían de ser propiedad federal. “Juntos, alcanzaremos un nuevo futuro de maravillas y riqueza”, aseguró Trump en Salt Lake City.

La medida abre la puerta a la explotación de las tierras por medio de actividades como la extracción de petróleo y gas, la minería o la tala. También fomentará la construcción y el desarrollo comercial. En abril, el presidente ya firmó una orden para levantar el veto de estas explotaciones en terrenos federales. El terreno de Bears Ears fue designado bajo protección federal en 2016 por el entonces presidente Barack Obama. Grand Staircase-Escalante estaba protegido desde 1996.

No todo está sentenciado. Grupos de protección del medioambiente y miembros de cinco tribus de indios americanos que residen en las zonas naturales, entre ellos los navajos, a quienes el presidente honró en la Casa Blanca la semana pasada, han afirmado que presentarán demandas contra la norma de Trump. “Hemos tratado de reunirnos con el presidente sobre este asunto. El terreno de Bears Ears (Orejas de Oso, en castellano) es de vital importancia para nosotros. La decisión, tomada sin consultarnos, no nos deja más opción que litigar”, afirmó el presidente de los navajos. Como ha sucedido con otras polémicas órdenes del presidente la decisión final sobre la medida podría quedar en manos de los tribunales.

El anuncio de hoy es una victoria para los republicanos que durante años han considerado que la pertenencia al Gobierno de la tierras suponía un abuso de su poder. No se descarta que Trump reduzca los terrenos de otras reservas. En abril, el republicano ordenó a su secretario del Interior revisar los 27 terrenos como los dos de hoy que existen en el país.

La propuesta que afecta a Alaska

La reforma fiscal del presidente Donald Trump contempla una propuesta legislativa que permitiría la perforación petrolera en el Refugio Nacional de Vida Salvaje de Alaska. 

La perforación petrolera amenaza el Refugio Nacional de Vida Salvaje de Alaska (ANWR). Dentro de la reforma fiscal del presidente Donald Trump se alza una controversial propuesta que permitiría la subasta de dos licencias para el desarrollo de esta actividad en la zona costera del Ártico.

El plan, que generó la indignación de activistas a favor de la protección de las reservas naturales, es impulsado por el Comité de Recursos Naturales y Energía del Senado de Estados Unidos y le abre la puerta a la exploración petrolera en el noroeste de Alaska, un terreno codiciado por las principales compañías dedicadas a esta actividad desde principios de 1970.

Los permisos subastados autorizarían la perforación de 1.600 kilómetros cuadrados en la zona costera del ANWR y generarían el recaudo de al menos 1.000 millones de dólares. Entre las especies que se verían afectadas por la intervención de maquinaria pesada en su hábitat figuran osos, renos y aves. 

 

 

El impacto de esta propuesta generaría un efecto negativo en cadena, debido a que en la zona habitan comunidades indígenas como la Inupiat y Gwich'in, las cuales subsisten gracias a la caza de renos y especies nativas. Con la perforación, los animales se aislarían y los miembros de estas tribus se enfrentarían a un éxodo obligado hacia terrenos con mejores condiciones.

La razón que convierte a esta locación natural en un paraíso industrial es la reserva estimada de más de 12.000 millones de barriles de petróleo recuperables con los que, de acuerdo con las estadísticas oficiales del Servicio Geológico estadounidense, cuenta esta zona bañada por las aguas del Ártico.

Las versiones son encontradas y los argumentos múltiples. Aunque la senadora Lisa Murkowski, la presidenta del Comité de Recursos Naturales y Energía del Senado, defiende a capa y espada la propuesta por el desarrollo energético que este plan traería a la región, los trabajos en el área alterarían en orden en este territorio catalogado por los ambientalistas como un “tesoro de biodiversidad”.

 

 

No es la primera vez que esta zona de reserva de Alaska está amenazada. En 1995, el entonces presidente Bill Clinton hizo un alto en el camino y vetó una propuesta similar. Una década después, en 2005, por poco el Senado aprueba un proyecto idéntico.

De acuerdo con lo explicado por el director de protección de tierras del Sierra Club, Athan Manuel, a la agencia EFE, lo alarmante de la situación es que “si ni siquiera este Refugio del Ártico está exento de las perforaciones petroleras, entonces ningún parque o bosque será capaz de mantener alejadas estas actividades".

Mientras el presidente Trump se resiste a reconocer las consecuencias que pueden provocar este tipo de proyectos y su incidencia en el cambio climático, importantes representantes del Departamento de Interior de los gobiernos de Bill Clinton, George W. Bush, y Barack Obama sentaron su posición a través de una carta grupal en la que puntualizaron que hay algunos lugares “demasiado especiales” en los que no se debe permitir este tipo de exploración.

Justo en cercanías al ANWR la Oficina de Seguridad y Protección Medioambiental del Gobierno Trump otorgó hace pocos días la apertura de un pozo exploratorio por parte de la compañía italiana Eni SpA, nformó France24


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