El metal rojo registró en noviembre la mayor suba de la última década y según especialistas, podría iniciar el año con valores por encima de los 4 dólares por libra.
El precio del cobre continúa en alza en la Bolsa de Metales de Londres, donde cerró recientemente una ganancia de 1,94%, llevándolo a su máximo valor durante los últimos 17 meses. Pero las noticias positivas no paran en el mercado bursátil para este utilizado mineral, ya que durante noviembre registró el mayor incremento en su precio durante los últimos diez años.
El commodity, resultado de este nuevo avance que se suma al 6,91% de incremento del mes pasado se transó en 2,69 dólares la libra, que se compara con los 2,64 dólares la libra de la semana anterior. Cabe destacar que el valor alcanzado recientemente por el metal rojo es el más elevado desde el 10 de junio de 2015, cuando se cotizó en 2,74 dólares la libra. Las estadísticas generales indicaron que con la suba, el promedio mensual subió a los 2,45 dólares y el anual a 2,17 dólares.
“El contexto para el cobre es muy positivo, esto en el mercado mundial hace mirar de manera atractiva a todos los yacimientos cupríferos que tenemos en la provincia. A su vez, muchas casas de inversión ya anticipan que el valor de la libra superará los 4 dólares, lo que se transformaría en un récord histórico. Es decir, que existe a nivel internacional un panorama bastante interesante. Ojalá que ahora que llueve sopa en el país, tengamos una cuchara en la mano”, comentó entre Ricardo Martínez, geólogo presidente del Grupo de Empresas Exploradoras de la República Argentina (GEMERA).
4 dólares podría alcanzar la libra de cobre según indicaron diferentes casas de valores internacionales.
Los grandes proyectos de cobre sanjuaninos como Pachón, Los Azules, Altar y Constelaciones todavía esperan la bandera verde que les permita avanzar en materia de presentación de declaración de impacto ambiental, construcción y eventual explotación. “El mercado nos está dando señales, las inversiones están llamadas a venir, pero hay que trabajar para aprovechar ese momento. Ya nos pasó que nos comimos la mayor racha de inversión minera de la historia entre el 2010 y el 2012 debido a las trabas a las exportaciones y demás limitaciones que sufrió la minería”, indicó Martínez.
Al parecer, el buen aire que ronda alrededor del valor del cobre no es algo excepcional, ya que muchos metales transitan una tracción positiva debido al optimismo de los inversionistas chinos.
Cabe recordar que el gigante asiático es el país que más demanda posee en materia de minerales como cobre, aluminio, plata, etc. Ya durante el mes de agosto, la Bolsa de Metales de Londres subió 2,4 por ciento en solo cuatro días, cerrando siete semanas de alza consecutivas. Estos datos certifican la racha alcista más larga desde el avance de nueve semanas consecutivas registrado en 2006, antes de la crisis financiera mundial de 2008, a partir de la cual los bienes básicos industriales han tenido dificultad para recuperarse.
“Nos estamos poniendo a tono para entrar de nuevo en los mercados de las inversiones. Cabe destacar que las cifras recientes indican que entre 2015 y 2016, la inversión en exploración estuvo por debajo de los 100 millones de dólares en el país. El año pasado y gracias al boom del litio, la exploración alcanzó una cifra de entre130 y 140 millones de dólares. Estamos en un ambiente donde las inversiones están llamadas a venir y posiblemente crecer, pero hay que trabajar coherentemente y recuperar la confianza internacional”, concluyó Martínez.
David Fickling*
Chile aún depende del metal rojo para más de la mitad de sus exportaciones y la producción se ha estancado en el nivel de 5,5 millones de toneladas métricas por año alcanzado por primera vez hace una década. Quien sea que gane la segunda vuelta de las elecciones el próximo mes se enfrentará a un futuro en el que el apoyo tradicional del cobre a la economía parece más débil de lo que ha sido en décadas.
Hubo un tiempo en que un estornudo en Santiago habría causado un resfriado en el mercado mundial del cobre.
Ya no. La primera ronda de las elecciones presidenciales en Chile arrojó el domingo un resultado sorprendentemente débil para el candidato favorito Sebastián Piñera, el multimillonario conservador que ha hecho su campaña sobre una plataforma de consolidación fiscal. Las acciones del país registraron el lunes la mayor caída en seis años y el peso sufrió la mayor pérdida entre las monedas de mercados emergentes. El cobre apenas reaccionó y anotó un alza rutinaria del 0,75 por ciento.
Esa reacción complaciente es espeluznantemente similar a la forma en que el petróleo desestimó más o menos la intriga de palacio ocurrida en Riad a principios de este mes. Al igual que su par árabe en el mercado del crudo, el papel de Chile como la Arabia Saudita del cobre se está debilitando.
Apenas en 2005, Chile representaba más de un tercio de la producción mundial de cobre. El valor de las exportaciones de Perú, Australia y los países del TLCAN correspondían a solo el 55 por ciento del total de Chile en 2001. Hoy en día, los tres exportan un 50 por ciento más de cobre en valor y la cantidad de toneladas de Chile se ha reducido a menos de un cuarto de la producción mundial.
La razón es en parte geológica. En el apogeo de la industria, el trozo promedio de mineral en las reservas subterráneas de una mina contenía más del 1 por ciento de cobre. Desde entonces ha disminuido a no mucho más del 0,5 por ciento y caerá un 17 por ciento más en la próxima década, según Wood Mackenzie.
Chile, un eje del mercado global desde la década de los ochenta, está empezando a quedar rezagado. La minera estatal Corporación Nacional del Cobre, o Codelco, que alguna vez fuera el líder indiscutido, ha quedado detrás de Freeport-McMoRan Inc. en términos de producción y lucha por no ser superada también por BHP Billiton Ltd.
En Escondida, el mayor de los yacimientos de cobre, el accionista controlador BHP decidió informar resultados “ajustados por ley mineral” para reflejar la disminución de la calidad del mineral disponible. La producción de Chuquicamata y Radomiro Tomic, que alguna vez estuvieron entre las joyas de la corona de Codelco, está muy por debajo de sus niveles de hace una década.
Los enormes depósitos enclavados en las montañas de los Andes aún le otorgan a Chile algunas ventajas formidables. Collahuasi, la empresa conjunta de Anglo American Plc y Glencore Plc que es el segundo yacimiento más grande, tiene una reserva proyectada hasta la década de 2080. Escondida podría operar hasta bien entrado el siglo XXII y una presentación de Codelco el mes pasado estimó que el mineral en su división Andina finalmente se agotaría en 2419.
No obstante, el tamaño no lo es todo. En un momento de disminución de la ley mineral en toda la industria, el atractivo de depósitos más ricos es cada vez mayor, como Oyu Tolgoi de Rio Tinto Group en Mongolia, las minas Taimyr de MMC Norilsk Nickel PJSC en Siberia e incluso las minas políticamente riesgosas del cinturón de cobre de África central. Ese es un campo en el que Chile, con sus grandes yacimientos de baja ley, realmente nunca ha podido competir.
Para el mundo, eso probablemente no sea malo. Nunca es bueno que los suministros de bienes básicos cruciales estén demasiado concentrados y el mercado de cobre más diverso en estos días entrega un grado de protección si la acción industrial, la política o el mal tiempo interrumpen el suministro en algún país.
Sin embargo, Chile aún depende del cobre para más de la mitad de sus exportaciones y la producción se ha estancado en el nivel de 5,5 millones de toneladas métricas por año alcanzado por primera vez hace una década. Quien sea que gane la segunda vuelta de las elecciones el próximo mes se enfrentará a un futuro en el que el apoyo tradicional del cobre a la economía parece más débil de lo que ha sido en décadas.
*Columnista Bloomberg