El ministerio de Trabajo quiere avanzar en la negociación con algunos gremios con cambios que fueron excluidos del proyecto que se consensuó con la CGT-
Después de dar marcha atrás con los artículos que modificaban el núcleode la ley de contrato de trabajo y consensuar con la CGT un proyecto muchísimo más light, el Gobierno apuesta ahora a que la "gran reforma laboral" se materialice con las primeras paritarias de 2018 y que tenga rasgos distintivos según el sector y su convenio colectivo.
En primer término, el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, quiere anhela colar en algunas negociaciones particulares la creación de un "fondo de cese laboral", que sí fue incluido en el proyecto final, que es un seguro que paga el empleador para que se le abone al trabajador en caso de despido.
La intención oficial es replicar el caso de la Uocra, que tiene un "fondo de cese" debido a la poca estabilidad del rubro. Gastronómicos, el gremio de Luis Barrionuevo, y Comercio, es uno de los que evalúa incorporar esta figura.
El otro ítem que seguramente surgirá en las próximas negociaciones será el de la implementación de un "banco de horas" para establecer un registro diferente de la cantidad de horas de la jornada laboral. Podría contabilizarse de manera anual o mensual, y hasta podrían cambiar las compensaciones por horas extras y trabajos en feriados o días no laborables, indicó el diario La Nación.
Asimismo, en el Ministerio de Trabajo buscan que en los convenios se revisen las cláusulas de antigüedad, escalas y funciones; así como los premios por presentismo y productividad.
Triaca planifica las paritarias sobre dos ejes. El primero será lo estrictamente salarial. La pauta de referencia será de 15,7%, en línea con la inflación que se proyecta en el presupuesto de 2018. Para los sectores que deban resolver su negociación durante el primer cuatrimestre, el ministro prevé subas de hasta 12% y habilitar una cláusula gatillo por inflación, contemplando un techo, agregó el citado matutino.
El otro eje de la paritaria, según el Ministerio de Trabajo, girará en torno a las necesidades sectoriales de modificar su convenio colectivo. Hasta hace poco el Gobierno exhibía dos acuerdos paradigmáticos: el sellado con los petroleros, en Vaca Muerta (baja de aportes patronales por viáticos y redistribución de tareas del personal, entre varias cosas), y el de los lecheros de Atilra, a partir del derrumbe de SanCor (baja de aportes patronales para la obra social).
Antes de embarcarse en las paritarias del año que viene, Triaca distingue dos desafíos en el corto plazo. El primero será lograr que el Congreso transforme en ley antes de fin de año el proyecto de reforma laboral.
El otro es la paritaria de los aeronáuticos. El Gobierno tiene un interés particular en resolver el conflicto gremial por varias razones. La principal es porque la paritaria del sector podría ser un caso testigo para las negociaciones salariales de 2018.