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POLÍTICA Y MINERÍA
(Archivo Mining Press) Glaciares al desnudo: Mitos y Verdades. Los glaciares de escombros (o rocosos)

A raíz de la polémica suscitada por la intención del gobierno argentino de promover la modificación de la Ley de Glaciares, resulta ilustrativa la visión científica sobre los cuerpos de hielo, su relación con la actividad humana, ambiente perglacial y glaciares de escombros.

17/11/2017
MINING PRESS/ENERNEWS

 (Publicado el 05-12-2012)

Según los expertos Matthias Jakob (Alemania) y Pablo Wainstein (Chile), la actividad industrial o minera en zonas cordilleranas sólo impacta cuando hay glaciares descubiertos.

Más que interesante resultaron las disertaciones sobre "Ambientes glacial y periglacial en los Andes Secos: Significancia Hidrológica" de los expertos Matthias Jakob (Alemania) y Pablo Wainstein (Chile), organizadas por el Colegio Argentino de Ingenieros en Minas (CADIM) en distintos lugares del país. Primero, en el Senado de la Nación, y posteriormente en San Juan, Catamarca y La Rioja, los científicos abordaron la siempre polémica y delicada cuestión de los glaciares.



Los académicos se explayaron ampliamente sobre la relación de los glaciares continentales, en particular los de Sudamérica, con el cambio climático (ellos adhieren a la tesis antropogénica, la decidida influencia de la acción de los gases de invernadero en el planeta), y sobre la correcta caracterización de glaciares abiertos, de escombros, ambiente periglaciar, suelo permafrost. Sobre estas y otras cuestiones se ha escrito y legislado abundante en Argentina (el único país que tiene una ley para la protección de los hielos), no siempre con la debida información y con mucha controversia, como corresponde a todo lo que rodea a la política y a la vida pública en nuestro país. 

Jakob y Wainstein coinciden en la necesidad de contar con un inventario acabado de los glaciares y su entorno, y aunque eludieron calificaciones sobre la flamante legislación argentina al respecto, su parecer contrasta con dictados de la Ley Filmus-Bonasso. 

Los científicos, que han analizado recursos y su relación con proyectos de oil&gas y minería en 60 países, esclarecieron a políticos, público, y periodistas acerca de aspectos científicos sobre los Glaciares y la actividad del hombre, que en Argentina y en Chile han llenado páginas y páginas después de que allá por 2004 se anunciara que el diseño de Pascua Lama demandaría el traslado de los glaciares menores (glaciaretes) Toro I y Toro II. Nunca es tarde para seguir aprendiendo.

Minería y glaciares

A juicio de los disertantes, la actividad industrial o minera en zonas cordilleranas sólo impacta cuando hay glaciares descubiertos, porque los glaciares de escombro no son "una importante reserva hídrica". Jackob aseguró que "no hay datos científicos que soporten la hipótesis de que los glaciares de escombros (cubiertos por capas de detritos y arena) tengan una súper reserva hídrica. Si los hay, me gustaría verlos". El experto chileno alentó a 'tomar decisiones basadas en estudios científicos y menos emocionales', al ser consultado sobre si la actividad minera en esta provincia estaba contribuyendo al fenómeno de derretimiento de los glaciares. 



Wainstein y Jakob coincidieron en que la retracción que están sufriendo los glaciares actualmente es un fenómeno mundial por efecto del calentamiento global y los denominados "gases invernadero", y no por actividades humanas localizadas en la zona propiamente dicha. 

Las conclusiones de los expertos salieron al cruce de la prédica de grupos ambientalistaspos ambientalistas que vienen relacionando la escasez de agua y de nieve de los últimos años con la retracción de glaciares, lo que adjudican a la actividad minera en zona de alta cordillera.

"Si hay menos nieve, habrá menos caudal de agua en los ríos en el verano, que es cuando se necesita. Hay desafíos fuertes que se vienen'', advirtió Jakob. Respecto a la utilidad de contar en el país con una Ley de Protección de glaciares, el experto alemán dijo que es un tema político, agregó que le parece 'buena idea' proteger glaciares descubiertos, pero destacó que 'no existe una ley de este tipo en otros países'. En los otros países tienen leyes que se comportan con la disponibilidad del agua, o sea, les dicen a los proyectos mineros que deben mantener el volumen de agua y también la calidad, no protegen el caudal lo que introduce mayor flexibilidad'. 

El enfoque predominante en el mundo es preservar el volumen y calidad de agua y no preocuparse tanto de las geoformas. Proteger los glaciares descubiertos no es mala idea, con glaciares de escombro no hay que ser tan cuidadoso'', expresó Wainstein.

Escombros y agua

Los glaciares de escombros (también llamados de roca), que son indicativos del ambiente periglacial, no aportan o su aporte es insignificante para las cuencas hídricas en que se encuentran. Ejemplo: a 80 km de una cuenca de 480 has, en la que se estimaron 260 has con glaciares de roca, su contribución es de 0,001 litro/segundo. 

Otra conclusión es que el costoso inventario del ambiente periglaciar (debe perforarse con diamantinas especiales y medir temperaturas -0ºC durante 2 años), podría ser inútil a los efectos de su pretendida importancia hídrica, ya que la ciencia concluye desde hace algunas décadas que el aporte hídrico de la degradación de estas geo-formas es insignificante (La mayoría tarda entre 80 y 200 años en hacerlo, de ahí su escasa contribución). El valor hídrico significativo está, según los reconocidos académicos, sólo en los descubiertos.

Dixit

+ "El cambio climático y las fluctuaciones naturales explican en forma mucho más significativa el retroceso de los glaciares que las actividades humanas locales. El retroceso de la masa de glaciares se está acelerando. Los cambios en Las precipitaciones producto del calentamiento global como la causa". 

+ "En los Andes argentinos el aumento de las temperaturas hace que se registren más precipitaciones en forma de lluvias que en forma de nieve. Y esto significa una menor contribución glacial y como consecuencia menos caudales de aguas río abajo". "Al final del siglo la temperatura de la región será mayor, entre 2 y 5º C, lo que genera incertidumbres en torno al régimen de precipitaciones". 

+ "Si la Ley de Glaciares tiene por objeto preservar el recurso hídrico, el aporte de los glaciares a las cuencas es insignificante, con lo cual la ley no alcanzaría su objetivo".

+ "Los glaciares propiamente dichos pertenecen al ambiente periglacial y puede ser suelo a temperatura menor a 0º C. Pero las mediciones de los aportes hídricos de los Glaciares de Escombros son complejas y es muy difícil establecer el origen de las cuencas en zonas periglaciares. La contribución hídrica de glaciares es considerablemente menor que la de fusión de la nieve en los Andes secos del Norte de Chile y Argentina".

Curriculúm x 2

Matthias Jakob (BGC Ingeniería, Canadá) es experto en geoamenazas, y en los flujos de detritos y su interacción con obras de ingeniería en diversos ambientes. Doctorado y Magister en la Universidad de British Columbia, especialista en Glaciares de Escombros en el Himalaya. Ha recibido premios por su aporte al conocimiento de las geociencias a las geoamenazas. 

Pablo Wainstein (BGC Ingeniería, Canadá) Es experto en la interacción hidrológica de glaciares y permafrost en el Ártico Canadiense, Alaska y los Andes. Doctorado en la Universidad de Calgary y Magister en la Pontificia Universidad Católica de Chile. Ha sido premiado por trabajos sobre hidrología en ambientes fríos. Trabaja en proyectos de ingeniería en los Andes de Chile y Argentina.

Jakob, presentó los "Efectos del cambio climático en los ambientes glacial y periglacial" y Wainstein, se refirió a la "Hidrología de los ambientes glacial y periglacial". La jornada en el Senado de la Nación fue moderada por Marisa Arienza, de la ONG Green Cross.

Los Glaciares de Escombros (o Rocosos) no son un Caso Especial de Glaciares

XIV Congreso Geológico Chileno, La Serena, Octubre 2015

Juan Umerez* , Pablo Wainstein y Lukas U. Arenson BGC Ingeniería Ltda., Apoquindo 3039, Piso 10, Las Condes, Santiago, Chile * email: jumerez@bgcengineering.ca

 

Resumen

Un número importante de yacimientos minerales en Suramérica se encuentran en la cordillera de Los Andes en zonas de gran altitud dentro de los ambientes glacial y periglacial. Dentro de estos ambientes existen diversos tipos de geoformas donde los glaciares son característicos del ambiente glacial, mientras que los glaciares rocosos o glaciares de escombros, son característicos del ambiente periglacial. Así como estas crioformas son características de ambientes diferentes, también se diferencian entre sí en cuanto a su origen, comportamiento, morfología, régimen térmico y contribución hídrica. Es decir, son geoformas diferentes y como tal deben tener consideraciones diferentes a la hora de ser estudiadas para evaluar los impactos que puedan producirse por la acción del cambio climático o actividades humanas.

Si bien existe un aumento del interés por entender los elementos del ambiente periglacial, también existen confusiones conceptuales especialmente con los glaciares de escombros. Equivocadamente se conciben como un caso especial de glaciares. El presente artículo tiene por objetivo presentar las principales diferencias existentes entre ambas crioformas, lo que ayudará a reducir las confusiones existentes durante las evaluaciones de impacto ambiental de proyectos situados en el ambiente periglacial.

Palabras Claves: Glaciar, Glaciar Rocoso, Glaciar de Escombros, Permafrost, Ambiente Glacial, Ambiente Periglacial.

1 Introducción

La continua y creciente demanda mundial de recursos naturales del tipo minero, ha resultado en que los proyectos de exploración y extracción de mineral estén ubicados cada vez en zonas más alejadas, remotas y de difícil acceso con respecto a su latitud y altitud. Es así que un número considerable de los yacimientos minerales de los Andes Centrales tanto en Chile, Argentina y Perú, se ubican en lugares remotos de gran altitud, característicos de ambientes periglaciales secos de montaña donde geoformas periglaciales como glaciares de escombros (o también llamados glaciares rocosos) son más comunes que crioformas glaciales del tipo glaciar o glaciarete. Consecuentemente, la interacción entre proyectos mineros y elementos del ambiente periglacial está en aumento. En respuesta a esta creciente interacción, algunos países del mundo han establecido guías, lineamientos y leyes que regulan el accionar de los proyectos en dichos ambientes.

Ahora bien, pese al aumento de importancia percibida de elementos del ambiente periglacial por parte de entidades regulatorias y público general, existe una creciente confusión conceptual con respecto a la terminología, heterogeneidad de las condiciones periglaciales reinantes y sobre el rol hídrico real del permafrost y sus geoformas asociadas, especialmente de los glaciares de escombros. Más específicamente, se observa que cotidianamente se asocian a los glaciares de escombros como un caso especial de glaciares, olvidando que son crioformas completamente diferentes, de origen distinto y con diferente dinámica, hidrología, morfología, régimen térmico, y pertenecientes a diferentes ambientes. Es así que el presente artículo tiene por objetivo presentar las principales diferencias existentes entre ambas crioformas y dar luces de cómo la confusión existente presenta problemas serios durante las evaluaciones de impacto ambiental de proyectos situados en el ambiente periglacial.

2 Clasificación Geomorfológica y Definiciones

La terminología relacionada al permafrost y a los procesos periglaciales tiene variaciones locales en Suramérica, que a veces contradicen los conceptos usados internacionalmente, generando desafíos en las evaluaciones de impacto ambiental y la toma de decisiones. La Asociación Internacional de Permafrost (IPA) y la UNESCO han desarrollado una terminología internacionalmente aceptada para el permafrost, ambientes periglaciales y ambientes glaciales, pero aun así, las definiciones usadas en casos sudamericanos presentan variaciones locales. Actualmente, los principales problemas surgen de las diferencias relacionadas con las definiciones de: (a) ambiente periglacial y la distinción entre glacial y periglacial, (b) permafrost y (c) glaciares de escombros y la distinción de los procesos inherentes a glaciares descubiertos (blancos) y glaciares de escombros. El ambiente periglacial es definido como el espacio en que la acción del congelamiento y/o procesos relacionados al permafrost dominan la morfología y dinámica del paisaje (French, 2007).

En Sudamérica, a diferencia del resto del mundo, la existencia de permafrost parece ser una condición esencial para definir un ambiente como periglacial. Algo similar ocurre con la definición de ambiente glacial, entendido como áreas actualmente cubiertas por glaciares u otra forma de hielo o nieve perenne (Benn y Evans, 1998), pero que en Chile tiene variaciones. Algunas entidades definen formas glaciales bajo la definición de Lliboutry (1956), la cual considera que “cualquier masa de hielo perenne, formada por la acumulación de nieve, independientemente de su forma o tamaño y dinámica” es 702 ST 9 MORFOESTRATIGRAFÍA, GEOMORFOLOGÍA, HIDROGEOLOGÍA Y GLACIOLOGÍA un glaciar. Cabe notar que una de las definiciones de glaciar más usadas en Suramérica ha sido la establecida por el IPCC (Intergovernmental Panel on Climate Change).

La definición establece que un glaciar es: “Una masa perenne de hielo terrestre que se origina como resultado de la compactación de la nieve, que muestra evidencia de flujo pasado o presente (a través de deformación interna y/o deslizamiento en su base), constreñida por estreses internos y fricción en la base y lados. Un glaciar es mantenido por la acumulación de nieve a grandes altitudes, balanceado por el derretimiento de su masa en zonas de baja altitud o por la descarga al mar. Una masa de hielo del mismo origen que los glaciares, pero de un tamaño continental, es llamada un campo de hielo” (Traducción de la definición del IPCC (2013) por los autores).

Es importante destacar que esta definición de glaciar no incluye a los glaciares de escombros. La no inclusión de estos responde a que el IPCC reconoce que los glaciares de escombros son crioformas periglaciales y no glaciales, por ende no son un tipo especial de glaciares y no son incluidos como tal en la definición de glaciar. El permafrost (Figura 1) es el suelo o roca, incluyendo hielo y materia orgánica que permanece a una temperatura de 0°C o menos, por lo menos dos años consecutivos (French, 2007).

Permafrost es sinónimo de suelo perennemente criótico y es definido en base a su temperatura. No se encuentra necesariamente congelado, ya que el punto de congelamiento del agua contenida puede estar deprimido en varios grados bajo 0°C o presentar un contenido mínimo de agua. Es así que, todo suelo perennemente congelado es permafrost pero no todo permafrost esta perennemente congelado. Permafrost no debe ser considerado permanente, ya que cambios climáticos o de terrenos naturales o inducidos por el hombre pueden causar un aumento de la temperatura del suelo. La capa activa es la capa superficial del terreno que sufre ciclos anuales de congelamiento y descongelamiento en áreas con permafrost subyacente. La profundidad de la capa activa puede variar de un año a otro, dependiendo de un número considerable de variables tales como el material de la superficie, vegetación, cobertura nival, tipo de suelo contenido de humedad del suelo y micro clima.

Típicamente la capa activa es más gruesa a menores altitudes y más delgada en mayores altitudes. Además si el régimen térmico del suelo ya no se encuentra en equilibrio climático de largo plazo, las capas activas tienden a mostrar tendencias de aumentar su espesor. Según las definiciones de Capps (1910), IANIGLA y CONICET (2010), White (1976) y Washburn (1979), un glaciar de escombros es una masa de fragmentos de roca y material fino que yace en una pendiente y contiene hielo intersticial o un núcleo de hielo macizo y presenta evidencias de movimiento gravitacional pasado o presente. Figura 1. Esquema conceptual del régimen térmico típico de un suelo subyacido por permafrost (Trombotto et al., 2014; modificado de Muller, 1947 y van Everdingen, 1998). El glaciar de escombros (Figura 2) es una mesoforma criogénica de permafrost de montaña, sobresaturada en hielo que, si es activa, se mueve pendiente abajo por gravedad, reptación y deformación del permafrost.

Se piensa que algunos glaciares de escombros se formaron, al menos parcialmente, por el enterramiento de hielo glacial, mientras que otros tienen un origen criogénico, es decir a partir de formas periglaciales como los protalus ramparts. La naturaleza de las partículas sólidas que componen un glaciar de escombros o rocoso, son de granulometría que varía desde fina hasta bloques de roca. Es así que se considera que el término “escombros o rocosos” es más adecuado que término “glaciar de roca”, ya que este último puede causar la confusión de darse a entender como una masa que solo contiene bloques de roca y hielo.

Los glaciares de escombros activos típicamente presentan frentes con pendientes altas, es decir con ángulos mayores a los ángulos de reposo en la parte superior. Un glaciar de escombros está inactivo cuando cesa su movimiento. Además, la mayoría de los glaciares de escombros presentan crestas transversales en su superficie indicativo de su movimiento lento. En general, tienen forma de lenguas o lóbulos con morfologías superficiales similares a la de una colada de lava. Sin embargo, pueden alcanzar morfologías muy complejas (Frauenfelder and Kääb, 2000), con zonas de aporte o de generación de cuencas compuestas y el desarrollo de más de un lóbulo frontal o una superposición de varios lóbulos. Una vez que el hielo de suelo contenido en un glaciar de escombros se haya derretido por completo, éste se denomina relicto o fósil y no forma más parte del ambiente periglacial ya que las temperaturas del suelo ya no permanecen bajo los 0°C.

Comúnmente los glaciares de escombros se encuentran al pie de circos o pendientes de roca, de donde proviene el material rocoso que contienen. Adicionalmente, los glaciares de escombros, necesitan pendientes poco pronunciadas que permitan el movimiento gravitacional del material. 703 AT 3 geología del cuaternario y cambio climático Figura 2. Vista aérea de unglaciar de escombros en los Andes de Chile (Fuente: Arenson 2014)

3 Régimen Térmico

El régimen térmico de una crioforma, sea ésta glacial o periglacial, se entiende como la distribución de su temperatura en función de la profundidad. Los glaciares descubiertos pueden presentar condiciones temperadas, frías o politérmicas (Benn y Evans, 1998). Un glaciar temperado presenta una temperatura de 0°C, o en su defecto la temperatura de fusión del hielo bajo presión, desde su superficie hasta su base. Es así que puede coexistir conjuntamente hielo y agua.

Estos son glaciares como los Patagónicos en los cuales se observa una gran acción hídrica en forma de canales supra, intra y sub glaciales conectados mediante molinos desarrollados de la erosión hidráulica y térmica de grietas pre-existentes. Un glaciar frío, típico en Los Andes septentrionales altos, por el contrario, presenta temperaturas bajo los 0°C y la existencia de agua se concentra por lo general en su superficie durante el período de ablación (verano). En estos casos no se observan características erosivas hídricas mayores y el escurrimiento glacial es superficial. Los glaciares politérmicos son un caso intermedio en donde coexisten, en un mismo cuerpo de hielo condiciones frías y temperadas.

Este es el caso de algunos cuerpos de hielo en el Ártico Canadiense por ejemplo. Ahora bien, por definición y al contrario de los glaciares de escombros, ningún glaciar descubierto presenta una capa activa. Es decir, no tienen una capa somera que se congele y descongele estacionalmente. Por el contrario, en el permafrost siempre se presenta una capa activa aunque sea delgada en algunos casos. Por lo tanto, la presencia de la capa activa, que siempre se presenta en los glaciares de escombros, corresponde con la existencia de permafrost coincidiendo con el hecho que los glaciares de escombros son una expresión geomorfológica de la presencia de permafrost de montaña.

La capa activa protege al hielo de suelo en un glaciar de escombros de los agentes atmosféricos. En el caso del hielo glaciar, debido a que no cuenta con la protección de una capa activa, una vez que se derrite la cobertura nival, éste queda expuesto directamente a los agentes atmosféricos como la radiación solar. Ahora bien, en el caso de los glaciares de escombros, la capa activa, que comúnmente tiene varios metros de espesor, aísla de la atmosfera el hielo de suelo contenido. Los complejos mecanismos de transferencia de calor dentro de la capa activa contribuyen a la protección térmica e influyen en el régimen térmico del suelo.

4 Dinámica

Existen grandes diferencias entre la dinámica de los glaciares respecto de la dinámica de los glaciares de escombros, que en definitiva son las responsables de sus diferencias morfológicas. La dinámica de los glaciares está dominada por el intercambio de hielo y el flujo de éste desde la zona de acumulación hasta la zona de ablación.

El hielo se mueve internamente y, si el glaciar es de base temperada, puede haber deslizamiento basal. El avance o retroceso de los glaciares está directamente relacionado con su dinámica. Si se forma más hielo nuevo en la zona de acumulación de lo que se pierde en la zona de ablación, lo que se conoce como balance de masa positivo, el glaciar avanza. Si pasa lo contrario, se tiene un balance de masa negativo, y el glaciar retrocede. Por el contrario, la deformación interna de los glaciares de escombros, que, a simple vista, pueden interpretarse erróneamente como deslizamientos lentos, están controlados por la viscosidad gravitacional del hielo y la mezcla con el suelo congelado (Haeberli et al., 2006). En los glaciares de escombros no existe un intercambio de hielo ni un balance de masa que pueda afectar su dinámica.

Los dos componentes principales que controlan la velocidad de un glaciar de escombros son la temperatura, ya que la viscosidad depende de la temperatura, y la fuerza de gravedad. Entre más temperado sea el hielo y más empinado sea el talud, típicamente la forma se moverá más rápido. El volumen de solidos presentes en el hielo también tienen un impacto en la viscosidad y en la resistencia del material (Arenson et al., 2015). En consecuencia, los glaciares de escombros no pueden retroceder pendiente arriba como lo hacen los glaciares al derretirse. Las diferentes dinámicas resultan en reacciones diferentes de los glaciares y los glaciares de escombros frente al cambio climático. Mientras que un continuo balance de masa negativo resulta en retroceso de los glaciares, el calentamiento del hielo de suelo puede resultar en aceleración de la reptación de los glaciares de escombros y avances más rápidos.

Sin embargo, la lenta reducción del hielo también incrementa la resistencia de la masa y reduce la viscosidad del suelo congelado, desacelerando así al glaciar de escombros hasta convertirse en inactivo. Una vez que se derrite todo el hielo de suelo, este se conoce como glaciar de escombros relicto o fósil (Kääb et al., 2007).

5 Contribución Hídrica

El debate local sobre la contribución hídrica de los glaciares de escombros se basa mayoritariamente en la comprensión en ocasiones equivocada del régimen térmico de estas crioformas y los flujos calóricos asociados, y cómo éstos se diferencian del caso de los glaciares descubiertos. De modo de establecer una posible contribución hídrica de un glaciar de escombros se debe tener claridad de los siguientes puntos: Primero, la capa activa presente en un glaciar de escombros, no es parte del permafrost. Por lo tanto, a menos que el permafrost esté en degradación térmica, su contenido 704 ST 9 MORFOESTRATIGRAFÍA, GEOMORFOLOGÍA, HIDROGEOLOGÍA Y GLACIOLOGÍA permanece siempre bajo los 0°C, por lo que independientemente de su contenido de hielo, éste no puede contribuir a ciclo hidrológico anual ya que está congelado. Segundo, se debe esclarecer los siguientes aspectos: Contenido volumétrico de hielo de suelo de la crioforma. Potencial degradación del permafrost y su tasa de cambio en el tiempo. Evaluación de la energía ambiental disponible para generar una degradación del permafrost presente. Evaluación de los flujos calóricos y las características calóricas del suelo.

Por último, en términos relativos, cuantificación de la posible contribución y evaluación de la posibilidad de medirla en terreno. Desafortunadamente, se observa que es común sobrestimar las contribuciones hídricas provenientes de glaciares de escombros, la cual se asume, erróneamente, que viene directamente del derretimiento del hielo de suelo contenido en dicha crioforma. La sobrestimación resulta principalmente de la dificultad de separar los hidrogramas registrados aguas abajo de la forma en sus componentes principales de flujo. Generalmente la contribución del derretimiento de nieve aguas arriba, derretimiento del hielo de la capa activa y/o el flujo base de aguas subterráneas se combinan con la real posible contribución proveniente del derretimiento del glaciar de escombros. Caso contrario es el de los glaciares descubiertos, los cuales, independientemente de su régimen térmico, su superficie está expuesta a las condiciones atmosféricas y por ende presentan ablación superficial. Es así que su respuesta es significativamente más rápida y su contribución hídrica depende de su comportamiento de balance másico, lo cual no es el caso de un glaciar de escombros.

6 Resumen y Conclusiones

En reiteradas ocasiones los glaciares de escombros son confundidos, erróneamente, como una forma especial de glaciar en Suramérica. Consideramos que esto puede ser debido a que en su nombre existe la palabra “glaciar” creando entonces una confusión de origen semántico. Cabe notar que incluso Capps (1910) como uno de los primeros autores que describieron a los glaciares de escombros ya comentó que el término puede prestarse a confusión, pero no encontró, en ese entonces, una mejor manera de denominar a estas crioformas que tienen, a simple vista, morfologías parecidas a las glaciales. Como se describe en este artículo, los glaciares y los glaciares de escombros son crioformas completamente diferentes; desde su origen hasta su comportamiento dinámico e hidrológico, morfología, régimen térmico, y clasificación de ambientes.

Es preciso enfatizar que los glaciares pertenecen al ambiente glacial, mientras que los glaciares de escombros pertenecen al ambiente periglacial. Por lo tanto, estas crioformas deben recibir un trato diferente a la hora de estudiarlos, protegerlos o potencialmente intervenirlos. Dado que ya existe una confusión de origen semántico y conceptual sobre la naturaleza de los glaciares de escombros, a veces llamados glaciares de roca, es preferible, referirse a estos con el nombre de “glaciares de escombros”, de esta manera que se entienda que la granulometría de las partículas sólidas es variada. El uso del término “glaciar de roca” puede confundirse con la idea equivocada que solo contienen bloques de roca y no detritos de granulometría variable. En conclusión, es importante que se entiendan las diferencias morfológicas, dinámicas y especialmente las diferencias hídricas entre los glaciares y los glaciares de escombros.

Si esto no se entiende bien, y dichas crioformas no se diferencian, no será posible evaluar apropiadamente los impactos causados por cambios naturales en el ambiente o por desarrollos humanos.

Referencias

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