El petróleo bajó el miércoles tras un informe que mostró un incremento de la producción de Estados Unidos así como la de sus inventarios de crudo y gasolina. El barril de light sweet crude (WTI) para entrega en diciembre cedió 37 centavos y cerró en 55,33 dólares en el New York Mercantile Exchange. En Londres, el barril de Brent para enero bajó 14 centavos a 61,87 dólares.
El departamento de Energía de Estados Unidos dio cuenta deun inesperado aumento de las existencias y la producción durante la pasada semana. Al mismo tiempo la demanda para el conjunto de los productos refinados en el país tuvo una leve contracción. Ante esos elementos que tienden a hacer caer los precios, "éstos consiguieron limitar los daños", dijo Kyle Cooper de la firma IAF Advisors.
Lo único positivo, a su juicio, del informe estadounidense es que las exportaciones de gasolina y destilados "siguen siendo correctas, señal de una sólida demanda mundial". Ya antes del informe estadounidense, los precios estaban en baja, en un brote de debilidad, tras varias semanas de apuestas al alza, dijo Matt Smith de ClipperData.
Desde junio y hasta comienzos de noviembre el barril de WTI aumentó 35%. "Semejante aceleración forzosamente provoca algo de nerviosismo", apuntó. Añadió que la inquietud crece desde que el martes la Agencia Internacional de Energía revisó a la baja sus previsiones de demanda para lo que resta de 2017 y para 2018 debido a expectativas de un clima benigno y el alza de los precios.
Con este ambiente, Wall Street cerró ayer con fuertes pérdidas y el Dow Jones de Industriales, el principal indicador, cayó un 0,59 % y terminó en su nivel más bajo en tres semanas arrastrado por este nuevo descenso del petróleo. Tras el fin de la sesión, ese índice cayó 138,19 puntos y acabó en 23.271,28 enteros, mientras que el selectivo S&P 500 perdió un 0,55 % hasta 2.564,62 unidades y el índice compuesto del mercado Nasdaq bajó un 0,47 % hasta 6.706,21 puntos. Los operadores en el parqué neoyorquino apostaron por las ventas durante toda la jornada, arrastrados por el sector energético ante una nueva caída del petróleo y en medio de la fatiga en los mercados después de los últimos récords históricos.