En un año, la faena aumentó la producción de cobre en 6% mientras que la de molibdeno creció en 76%, lo que impulsó sus resultados.
El plan de eficiencia diseñado por los controladores de Minera Sierra Gorda continúa presentando positivos avances. Así lo dio a conocer la polaca KGHM, propietaria del 55% y controladora de la firma en su reporte al tercer trimestre de este año, período en el que redujo en 44% las pérdidas de la operación, en comparación al mismo período en 2016.
Si bien los números de la faena siguen en rojo, estos se han ido reduciendo drásticamente en los últimos trimestres, en línea con los dichos de la administración, que declaró que la operación ya está bajo control, dejando atrás también las pérdidas por más de US$ 2.500 millones que se vieron en el último bienio.
KGHM informó que a septiembre se registraron pérdidas que se empinaron por sobre los US$ 218 millones, los que se comparan positivamente con los US$ 387 millones que se produjeron al tercer trimestre del año pasado.
Según explicaron en la empresa, en los últimos meses “se llevaron a cabo trabajos relacionados con la optimización del proceso de procesamiento de mineral de sulfuro”, acciones que buscaban estabilizar los volúmenes de producción y procesamiento de mineral.
Con esto, la compañía ha conseguido procesar a la fecha 72,8 toneladas de concentrado de cobre, un alza de un 6% en un año. Pero el crecimiento más significativo en cuanto vino de la mano de uno de sus subproductos: el molibdeno.
Este mineral creció en 76%, pasando de 16,9 millones a 29,8 millones de libras, según reportó el regulador polaco.
Los ingresos a raíz de estos aumentos le significaron a la minera mayores retornos valorados en unos US$ 90 millones, a los que se suman otros US$ 15 millones por ventas de plata y oro.
Pero además, el precio del cobre fue un aliciente importante para el repunte de la faena ubicada en la Región de Antofagasta, ya que sólo por este concepto ingresaron US$ 96 millones, mientras que por el alza en la cotización del molibdeno, se obtuvieron otros US$ 35 millones.
Los ajustes impulsados por la compañía también se vieron reflejados en la disminución de los costos de producción (C1) del mineral, indicador que cayó un 12% en un año, pasando de US$ 1,91 la libra, a US$ 1,68.
Esto se explica por una disminución en los tiempos de inactividad por revisión y mantención de los equipos, con lo que se contrarrestó el alza en los precios de la energía, los combustibles y los servicios externos.
“Actualmente, el trabajo está orientado al desarrollo de la mina en base a la primera fase de la inversión, junto con acciones destinadas a optimizar la línea de producción, cuyo resultado se espera sea un aumento en la capacidad”, informó la polaca.