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Fitch-S&P: Venezuela entró en default ¿Ahora qué?
15/11/2017

El impago de la deuda agrava la catástrofe económica venezolana

ENERNEWS/MINING PRESS/El País

Las agencias calificadoras Standars & Poors y Fitch rebajaron a 'default' parcial la deuda soberana del país sudamericano después de incumplir con el pago de los intereses de dos bonos.

La profunda crisis institucional y económica que atraviesa a Venezuela sufrió este martes un duro golpe que aboca sus finanzas públicas a un nuevo abismo. La temida suspensión de pagos ha alcanzado al país tres días después de que el presidente Nicolás Maduro jurara que jamás llegaría. La agencias de calificación crediticia Standard & Poor’s (S&P) y Fitch rebajaron la deuda soberana en divisas extranjeras del país sudamericano. La decisión llega después de un impago de 200 millones de dólares correspondientes a los intereses de los bonos que vencen en 2019 y 2024.

La decisión de las agencias llevan a Venezuela a un incumplimiento parcial de los pagos que, sin embargo, no afecta el endeudamiento en moneda nacional a corto y largo plazo. S&P —que bajó la calificación de CC/C a SD/D (default selectivo) a la deuda emitida en divisas extranjeras— mantuvo la nota para la deuda nacional, aunque con una expectativa negativa en cuanto a las perspectivas. La firma calcula que hay un 50% de posibilidades de que, en los próximos tres meses, el régimen venezolano deje de pagar sus obligaciones. A este anuncio se sumó otra pésima noticia para la estabilidad de un país cuya economía gira alrededor del petróleo. Las agencias Fitch y Moody's también declararon en suspensión de pagos a Petróleos de Venezuela, la petrolera estatal, PDVSA.

La quiebra, por mucho que sea selectiva, es la bestia negra que ha acechado a Maduro durante su gestión. La pregunta no era si se iba o no a incumplir con los pagos sino el momento en el que los incumpliría. Venezuela atraviesa una tenaz crisis económica derivada de la caída de los precios del petróleo y de la terca insistencia del régimen chavista en mantener un modelo de desarrollo que no genera confianza entre los inversionistas. Apenas cuenta con unos 10.000 millones de dólares (8.478 millones de euros) en reservas internacionales. En las mejores épocas del Gobierno del predecesor de Maduro, Hugo Chávez, ese colchón giraba en torno a los 30.000 millones. 

A principios de noviembre, el jefe del Estado venezolano había anunciado su intención de reestructurar y refinanciar la deuda externa tras pagar, durante su gestión, unos 73.000 millones de dólares que había pedido prestados. El régimen se ha dado cuenta de que, con la menguante producción de petróleo y la necesidad de aumentar el gasto público con vistas a 2018, cuando deberían celebrarse las elecciones presidenciales, iba a ser imposible seguir cumpliendo con sus acreedores como hasta ahora.

Sanciones y negociación

La negociación del pago de los bonos, sin embargo, se anuncia larga y compleja. A la primera reunión convocada el lunes en Caracas con el vicepresidente Tareck El Aissami apenas asistieron acreedores, a los que dirigentes chavistas entregaron una bolsa de café y chocolates, y ninguna concreción sobre su plan. El número dos del régimen leyó un comunicado en el que alegaba que la demora en los pagos obedecía a las sanciones financieras impuestas por el Gobierno de Donald Trump. Y esas restricciones pesan tanto que algunos inversionistas, según informó Reuters, prefirieron evitar escuchar directamente a El Aissami y al ministro de Finanzas, Simón Zerpa. Ambos están en la lista de personas sancionadas por el Departamento del Tesoro y reunirse con ellos le incluiría automáticamente en “la lista negra” de Washington.

La deuda externa de Venezuela asciende a unos 150.000 millones de dólares. De ese monto, alrededor de 70.000 corresponden a títulos de deuda emitidos por el Gobierno y PDVSA. El resto corresponde a créditos con China y Rusia. El Gobierno de Vladímir Putin es el único que se ha mostrado dispuesto a arrojar un salvavidas a Maduro en esta crisis. Citando fuentes oficiales, la agencia AFP anunció que ambos países firmarán hoy un acuerdo para reestructurar unos 3.000 millones. Hasta el momento Moscú no ha confirmado ese acuerdo, pero la Embajada de Venezuela en ese país ha convocado a una rueda de prensa para hoy para informar sobre el acuerdo. Es un alivio parcial, pero insuficiente para encarar los gastos de 2018.

Venezuela entra en cese de pagos, sumiéndose más en la crisis

CNN

Venezuela, una nación en espiral hacia una crisis humanitaria, falló en pagar su deuda, y pronto podría enfrentar consecuencias nefastas.

El país sudamericano dejó de pagar su deuda, según un comunicado emitido este lunes por la noche por S & P Global Ratings. La agencia dijo que el período de gracia de 30 días había expirado para un pago que vencía en octubre.

Un incumplimiento de la deuda corre el riesgo de desencadenar una serie de eventos peligrosos que podrían agravar la escasez de alimentos y médicos en Venezuela.

Si suficientes tenedores de un bono en particular exigen un reembolso total e inmediato, puede incitar a los inversores de todos los bonos venezolanos a exigir lo mismo. Dado que Venezuela no tiene el dinero para pagar a todos sus tenedores de bonos en este momento, los inversionistas tendrían derecho a apoderarse de los activos del país, principalmente barriles de petróleo, fuera de sus fronteras.

Venezuela no tiene otros ingresos significativos más que el petróleo que vende en el exterior. El Gobierno, mientras tanto, ha fallado durante años en proveer suficientes alimentos y medicinas para sus ciudadanos. Como resultado, los venezolanos esperan horas en fila para comprar comida y mueren en hospitales que carecen de recursos básicos.

Si los inversores se apoderan de los envíos de petróleo del país, la escasez de alimentos y médicos empeoraría rápidamente.

"Entonces será un pandemónium", dice Fernando Freijedo, analista de Economist Intelligence Unit, una firma de investigación. "La crisis humanitaria ya es bastante grave ... no nos podemos imaginar lo que pasará después".

No está claro de inmediato qué pasos tomarán los bonistas. Argentina pasó por un incumplimiento de pagos vagamente similar, y los tenedores de bonos pelearon con el Gobierno por cerca de 15 años hasta que llegaron a un acuerdo, en 2016. Sin embargo, cada caso es diferente.

Venezuela y su compañía petrolera estatal, PDVSA, deben más de 60.000 millones solo a los tenedores de bonos. En total, el país debe mucho más: 196.000 millones, según un documento publicado por la Harvard Law Roundtable y escrito por los abogados Mark Walker y Richard Cooper. 

Más allá de los pagos de bonos, Venezuela debe dinero a China, a Rusia, a proveedores de servicios petroleros, líneas aéreas de Estados Unidos y muchas otras entidades. El banco central de la nación solo tiene 9.600 millones en reservas, ya que a lo largo de los años ha agotado lentamente su cuenta bancaria para realizar pagos.

El anuncio de S&P  sobre el cese de pagos venezolano se produjo este lunes después de que funcionarios del Gobierno de Venezuela se reunieron con tenedores de bonos en Caracas. La reunión fue breve y no ofreció aclaraciones sobre cómo el Gobierno planea reestructurar su deuda.

El Gobierno venezolano culpa de sus problemas de deuda -y su incapacidad de pago- a una larga "guerra económica" emprendida por Estados Unidos. El gobierno de Trump recientemente impuso sanciones financieras a Venezuela y PDVSA, impidiendo que los bancos de EE.UU. negocien o inviertan en cualquier deuda venezolana recién emitida.

Pero los expertos dicen que el régimen socialista venezolano, que ha estado en el poder desde 1999, es el responsable. Fijaron -o congelaron- los precios de todo, desde una taza de café hasta un tanque de gasolina, en un esfuerzo por hacer que los bienes fueran más asequibles para las masas. Durante años, los líderes venezolanos también fijaron la tasa de cambio de su moneda, el bolívar.

Esos movimientos estuvieron entre las fuerzas motrices detrás de la escasez de alimentos. Los agricultores no podían vender a precios bajos sin cerrar porque su costo de producción era mucho mayor. Los importadores tampoco podían permitirse el envío de alimentos, sabiendo que tendrían que vender a precios mucho más bajos de lo que pagaron en el puerto.

Cuando la escasez de alimentos empeoró, surgió un mercado negro ilegal donde los negociantes vendían alimentos básicos a precios mucho más altos que los precios artificialmente bajos del Gobierno. La inflación se disparó, por lo que el bolívar casi no vale nada.

Un dólar estadounidense actualmente compra más de 55.200 bolívares. A principios de año, un dólar valía alrededor de 3.200 bolívares, según dolartoday.com, un sitio web que rastrea la tasa no oficial que millones en Venezuela utilizan para determinar los pagos.

El Fondo Monetario Internacional pronostica que la inflación en Venezuela llegará al 650% este año y al 2.300% en 2018.


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