El combustible, que genera cerca del 40% de la electricidad del mundo, es una de las principales estrategias de BHP Billiton, y Anglo American dio marcha atrás con sus planes para deshacerse de la materia prima.
Hace solo cinco años, habría resultado casi impensable que una de las mineras más grandes del mundo dejase de extraer carbón. Hoy probablemente se haga realidad.
Rio Tinto Group, la segunda minera más grande del mundo, viene alejándose a paso firme del carbón para concentrarse en mejores activos. Ahora busca compradores para las minas de carbón que le quedan en Australia, y al venderlas abandonará por completo el combustible. El posible futuro sin carbón de Rio marca un fuerte contraste con muchas de sus rivales.
Este año, Glencore Plc, la principal exportadora mundial de carbón, aumentó su exposición al acordar pagar US$ 1,100 millones además de regalías por una gran participación en activos australianos vendidos por Rio. El combustible, que genera cerca del 40% de la electricidad del mundo, es una de las principales estrategias de BHP Billiton, y Anglo American dio marcha atrás con sus planes para deshacerse de la materia prima.
Muchas mineras se muestran alcistas con respecto al carbón, pero el combustible más contaminante del mundo se transformó en un tema conflictivo para un creciente movimiento de inversores que piden a las mineras bajar su exposición. Por ejemplo, el fondo de riqueza soberana de Noruega no invierte en empresas que obtengan el 30% de sus ventas con el carbón, límite que la Iglesia de Inglaterra fija en 10%.
“La gente está eligiendo diversos niveles, ya sea que desinvierta por motivos éticos o comerciales”, dijo Helen Wildsmith, directora de cambio climático de CCLA Investment Management, que administra dinero para la Iglesia de Inglaterra. “Que una de las grandes mineras diversificadas no extraiga carbón para centrales térmicas da más opciones a los inversores”, dijo.
Sin embargo, la decisión de Rio se debe a que sus minas de carbón no pueden competir con sus otros activos más que a las presiones del cambio climático o las campañas de desinversión.
Su máximo ejecutivo, Jean-Sébastien Jacques, sostiene que incluso una minera tan grande como la suya tiene una cantidad limitada de talentos administrativos y dinero, que debe concentrar en activos más productivos. Además, la empresa logró vender las minas de carbón a precios que considera buenos, lo que permite retornar más dinero a los accionistas.
Con todo, las mineras deben tener cada vez más en cuenta cómo impactarán las propuestas globales para bajar las emisiones de gases de efecto invernadero en el futuro de las materias primas que extraen, dijo Wildsmith, que integra un equipo de inversores que habla sobre el cambio climático con empresas como BHP y Rio.
“Todas las grandes mineras diversificadas están tratando de determinar cuáles materias primas sufrirán la mayor desventaja en el futuro, y la transición hacia emisiones bajas de carbono es una de las grandes fuentes de incertidumbre enfrentadas por esas empresas y otras”, dijo la ejecutiva. “Vemos que más empresas están integrando su análisis de los escenarios para el cambio climático a los escenarios macroeconómicos y cíclicos con los que trabajan”, señaló.