Según analistas de la industria, mientras más se atrase la IPO, mejor será para el mercado del petróleo. ¿La razón? Arabia Saudita tendrá un interés particular en que el apetito de los inversionistas por crudo aumente durante la fase preparatoria.
Saudi Aramco, la petrolera estatal de Arabia Saudita, se está dejando querer por las bolsas de Reino Unido y de Estados Unidos, que se sumaron al interés de Corea del Sur, China y Japón de entrar en su propiedad, 18 meses después de que la firma anunciara que abriría hasta 5% de la empresa.
Originalmente la IPO sería este año, pero ahora se espera que sea en la segunda mitad de 2018 o en 2019. La operación sería la mayor en la historia, levantando hasta US$100.000 millones, valorizando a la firma en US$2 billones (millones de millones).
Según Pavel Molchanov, analista de energía de Raymond James, mientras más se atrase la IPO, mejor será para el mercado del petróleo. ¿La razón? Arabia Saudita tendrá un interés particular en que los precios del petróleo suban, junto con el apetito de los inversionistas por la energía, durante la fase preparatoria.
En este contexto ocurrió que, en la última semana, el príncipe heredero y mano derecha del Rey saudí, Mohammed bin Salman, inició una redada anticorrupción contra figuras senior de su gobierno, incluyendo príncipes y empresarios. La iniciativa, enmarcada en el plan de modernización de Arabia Saudita, llamado Vision 2030 y que busca que el reino reduzca su dependencia del crudo para ese año, hizo subir los precios del petróleo. El precio de barriles WTI y el Brent avanzó 2% y 5,2% respectivamente, la semana pasada, aunque despertó interrogantes de que la inversión privada doméstica se desacelere y que las salidas de capital aumenten, como ya sucedió en Rusia con una purga similar.
La propiedad de Aramco corresponde actualmente en un 100% a la política de Arabia Saudita, donde rige una monarquía absoluta con algunos lineamientos islámicos, por lo que el Rey es tanto el jefe de Estado y de Gobierno. Esto se enfrentaría, según el analista de Raymond James, al hecho de que tanto Londres como Nueva York tienen requerimientos más estrictos que Riad, la capital saudí, respecto a divulgar datos financieros. “Nueva York es particularmente riguroso. Por esto, si los saudíes están determinados a evitar revelar información diversa y sensible, sobre Aramco, probablemente les bastará con una apertura en Riad”, aseguró.
No obstante, las dos bolsas más grandes del mundo siguen ejerciendo su influencia para seducir a la saudí. La semana pasada, el gobierno británico de Theresa May le ofreció a Aramco una garantía de préstamo por US$2.000 millones a medida que se acerca el debut de la estatal saudí en el mercado. Esto se sumó a que el presidente estadounidense, Donald Trump, pidió a través de Twitter que la apertura sea en Nueva York.
Para analistas, la presión de Trump se traduce en que el empresario estaría involucrado personalmente en el proceso, ayudando a que el nombre de Aramco se haga más conocido en EEUU. Al mismo tiempo, según ECM Watch, si la apertura se hace finalmente en Londres, Trump podría presionar para pedir reformas a las reglas de aperturas bursátiles, algo que la Casa Blanca ya ha señalado.
Pero hay otros postores. Japón y Corea del Sur han manifestado su interés por medios de fondos de riqueza soberanos y el gobierno comunista de China, a través de las estatales PetroChina y Sinopec, habría expresado su voluntad para comprar directamente el 5%, lo que podría darle a Aramco un acuerdo especial en el que mantenga su confidencialidad.