El presidente de México, Enrique Peña Nieto, anunció este viernes el hallazgo petrolero “más importante en los últimos 15 años”. El mandatario felicitó a Petróleos Mexicanos (Pemex) por haber ubicado el yacimiento Ixachi-1 en el municipio de Cosamaloapan, al sur del Estado de Veracruz. Este campo terrestre tiene un volumen de más de 1.500 millones de barriles de petróleo crudo equivalente, aunque sus reservas triple P (probadas, probables y posibles) se quedan en 350 millones de barriles. “Pemex se vuelve más rico a partir de este yacimiento”, dijo Peña Nieto a los petroleros en un evento celebrado en la refinería Miguel Hidalgo, en Tula (Hidalgo).
El presidente aseguró que este hallazgo podrá ser explotado sin muchas dificultades. “La extracción podrá hacerse relativamente pronto y a costos más bajos”, adelantó Peña Nieto. El Ixachi-1 se encuentra a 72 kilómetros de al sur del puerto de Veracruz y cerca de otros pozos en producción y del sistema de ductos de la paraestatal mexicana. “Se considera que este descubrimiento se puede extender aún más e inclusive duplicar su tamaño”, precisó la empresa en un comunicado. A corto plazo, este yacimiento terrestre podrá satisfacer la demanda de gas húmedo y aceite ligero del país.
Este hallazgo supone un balón de oxígeno para Petróleos Mexicanos y también para el Gobierno del PRI. Peña Nieto recordó en su discurso que su Administración ha tenido que afrontar la caída de la producción petrolera y el desplome de los precios del crudo. Cantarell, el legendario pozo descubierto en 1979 por un pescador en las aguas de Campeche, dejó de convertirse en la gallina de los huevos del oro. El pozo llegó a producir 2.1 millones de barriles diarios en sus mejores épocas. Hoy genera solo 200.000 de los menos de dos millones de barriles que el país norteamericano produce cada día.
La merma de Cantarell y otros yacimientos han puesto en aprietos a Pemex. En julio pasado, la empresa pública tuvo su dato de extracción más bajo desde 1980, cuando promedió 1,94 millones de barriles diarios. Eso significaba una caída de 9% comparada a 2016. Los ingenieros de la empresa mexicana se han visto obligados a hacer más rentables sus pozos terrestres y los de aguas someras. A pesar de esto, el presidente prefirió dar cuentas alegres y aseguró que estos campos “han incrementado su producción un 50%”.
Peña Nieto supervisó los avances en las obras de la refinería de Tula, en la que se han invertido más de 2.600 millones de dólares y que costará al menos 2.000 millones más. Una gigantesca torre fraccionadora sirvió de fondo al anuncio gubernamental. Esta planta de coque permitirá a México extraer del crudo un 40% más de gasolina y diésel para abastecer al mercado local. “No necesitamos más refinerías, como dicen algunos por ahí. Necesitamos refinerías que rindan más”, dijo el director de Pemex, José Antonio González Anaya, en referencia a la propuesta de Andrés Manuel López Obrador de construir dos refinerías más además de esta, que opera desde marzo de 1976.
El escenario sirvió al presidente y a sus funcionarios a realizar una defensa de la reforma energética de 2013, la propuesta empujada por el PRI en el Pacto por México para abrir el mercado energético a la competencia. En julio de este año, un consorcio conformado por empresas estadounidenses y mexicanas halló una importante reserva de petróleo en el Golfo de México. El pozo podría albergar entre 1.400 y 2.000 millones de barriles de crudo, con un potencial similar —e incluso mayor— al que ha sido anunciado este viernes por el presidente.
Los grandes descubrimientos petroleros no son infrecuentes al final de los sexenios. Felipe Calderón anunció en noviembre de 2012, cuando le quedaban pocos días en la presidencia, el hallazgo “más importante de la última década”. El pozo Navegante 1, en Tabasco, tenía una capacidad de 500 millones de barriles diarios. En 2013, sin embargo, el pozo solo producía 53 barriles de crudo al día y 198 metros cúbicos de gas. En febrero de 2017 Navegante 1 estaba abandonado y fuera de operación.