De todos los metales preciosos, el oro continúa confirmándose como el más popular entre los inversores. En muchas ocasiones es visto como un instrumento refugio, al cual los inversores pueden acudir en épocas de incertidumbre global o económica. Dicho de una manera más práctica, el oro es preferido por sus propiedades como instrumento de cobertura al ser usado por los inversores para diversificar el riesgo de su portfolio a través de contratos a futuro o derivados.
La complejidad única del metal precioso es la manera en que combina las propiedades de una divisa y un commodity o bien básico. En algunas maneras opera más como un activo monetario a pesar de su valor real y tangible. Sin embargo, a diferencia de las divisas, un gobierno no puede simplemente “imprimir” más oro. Esa falta de flexibilidad en el suministro es una de las razones por las que el oro mantiene su resistencia a pesar de los choques externos del mercado.
El precio del oro es afectado directamente por la demanda e India es uno de los mayores contribuyentes a dicha demanda. En otras palabras, el oro está estrechamente ligado a la cultura india y juega un papel importante en su tradición.
Las bodas indias son sin duda una de las principales razones de la gran demanda en el oro. Se estima que en la India se llevan a cabo unas diez millones de bodas al año. El consumo promedio de una boda en la India es aproximadamente de siete onzas o 200 gramos. Se calcula que más de la mitad del oro que India consume está destinado a las bodas. De acuerdo al World Global Council, la mitad de casi las 900 toneladas de oro que el país compra es durante la temporada de bodas.
Además, la mitad de la población de la India tiene menos de 25 años, lo cual significa que las bodas se podrían duplicar en los próximos cinco años. Por lo tanto, se espera que la demanda por el metal precioso continúe en aumento. Otras tradiciones como las ofrendas a los dioses también contribuyen a esta demanda. Cabe mencionar el famoso ejemplo del templo Sree Padmanabha Swamy en Trivandrum que fue descubierto con veintidós mil millones de dólares en oro dentro de su bóveda, llegando a ser el tesoro más grande hallado en el mundo.
También hay otro dato significativo y es que nadie en la India ha llegado a experimentar un mercado bajista en el oro. A pesar de que la rupia (divisa india) ha perdido gran parte de su valor en las últimas décadas, los indios han logrado mantener gran parte de su poder adquisitivo frente al dólar debido a su constante dedicación de inversión en el oro. Está claro que el oro está intrínsecamente ligado a la cultura india, pero el oro también ha jugado un papel importante en la conservación de su riqueza.
No obstante, el oro está teniendo un efecto negativo en la riqueza del país debido a que India importa casi todo su oro y eso provoca un déficit de cuenta corriente poco saludable. A parte de esto, en lugar de invertir en los fondos ofrecidos por los bancos, los indios prefieren invertir sus ahorros en el metal precioso.
La política fiscal del gobierno indio favorece los préstamos con intereses bajos en lugar de las altas tasas que alientan al ahorro, pero de todas maneras, menos de una tercera parte de la población india tiene una cuenta de ahorros. Eso no ha detenido los intentos del gobierno indio de reducir la compra de oro y en 2016 la demanda cayó tanto en la India como en China; estos dos mercados conforman casi la mitad de la demanda global de oro.
En marzo del 2016, una huelga de joyeros en India redujo su consumo después de que el gobierno implementara un impuesto a todas las joyas que fueran producidas y vendidas en India. El país enfrentó una crisis de efectivo cuando el gobierno invalidó todos los billetes de alta denominación. Como resultado, las importaciones de oro en el 2016 bajaron un 39% en comparación con el 2015 y parecía que los planes gubernamentales de apartar a la gente de su metal preferido estaban empezando a funcionar.
Sin embargo, la demanda por el oro está empezando a repuntar en India. Desde los mínimos que alcanzó en el 2016, la demanda ha subido un 582%, a 120 toneladas, comparado con el mismo periodo de marzo del año pasado en medio del optimismo por el festival de Akshaya Tritiya que ha disparado de nuevo la demanda en el país.
Mientras el 2017 podría ser un año de transición, el apetito por el oro en la India probablemente se recupere en el 2018 y se podría llegar a las 800 toneladas anuales el próximo año.
Durante las últimas semanas, el oro cayó por debajo de los 1.300 dólares por onza tras aumentar las expectativas de que posiblemente Janet Yellen implemente otro aumento de los tipos de interés en Estados Unidos antes de finalizar 2017. Pero si el precio logra superar la barrera de los 1.300 dólares, entonces se podría abrir la puerta a una recuperación más prolongada. En tal caso, es posible que el próximo objetivo para el oro se ubique en los 1.350 dólares a finales de este año o inicios del 2018, seguido por el próximo nivel de resistencia en los 1.375 dólares, el pico que alcanzó días después de la controvertida votación del Brexit.
En los últimos días el comportamiento del precio del oro ha dado mucho que desear debido al tono positivo de los mercados y a la disminución de las tensiones geopolíticas entre Estados Unidos y Corea del Norte, que en meses anteriores había estimulado la demanda por activos refugio.
Sin duda, la carrera alcista de las principales bolsas mundiales, como las de EEUU, que siguen estableciendo máximos históricos sucesivamente ha creado un mayor apetito por instrumentos financieros con más riesgo en detrimento del metal amarillo.
Por otra parte, el renovado optimismo en torno a la agenda legislativa de Donald Trump ante la posibilidad de avanzar una reforma fiscal este año también ha deprimido el valor del lingote.
Lo anterior se debe a que los recortes tributarios promovidos por Trump podrían acelerar el crecimiento económico, lo que a su vez estimularía las presiones inflacionarias, induciendo a la Fed a aumentar la tasa de interés a un ritmo más agresivo.
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Con un trasfondo geopolítico más estable a nivel mundial, una economía global en recuperación y la posibilidad que el Congreso de los Estados Unidos apruebe un plan de reducciones impositivas este año, el oro carece de catalizadores positivos en un corto plazo. Esto quiere decir, que el precio del metal amarillo permanecería sesgado a la baja, hasta que algunas de las condiciones subyacentes empiecen a cambiar.
Desde la perspectiva del análisis técnico, en caso de caídas adicionales, la cotización del oro iría a buscar los $1,268, nivel que corresponde al retroceso de Fibonacci de 38.2% (del movimiento alcista de diciembre a setiembre), donde enfrentaría un fuerte soporte. Una ruptura de este suelo confirmaría el renovado impulso descendente del oro, pudiendo producir un desplazamiento hasta el Fibonacci de 50%, en torno a los $1,240.
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