Mucho se ha hablado del enorme potencial de la industria del litio en nuestro país. Esto, ya que en Chile se encuentran las mayores reservas del mundo de este mineral no metálico, correspondientes a un 54%, según el Servicio Geológico de Estados Unidos. Pero al contrario de lo que comúnmente se pensaría, nuestro país redujo su producción en los últimos años, lo que además contrasta fuertemente con el escenario global, en donde un incremento de la demanda llevó a multiplicar los proyectos asociados a yacimientos de litio, pasando de 100 en el año 2011 a 400 en 2016.
En vista de ello, y con el fin de tener más claridad frente al panorama futuro de esta industria en nuestro país, conversamos con Álvaro Merino, gerente de Estudios de Sonami (Sociedad Nacional de Minería), quien destacó la necesidad de recuperar el protagonismo de antaño, cuando Chile ocupaba el primer lugar como productor a escala mundial.
-¿Se ve factible retomar este liderazgo en el corto plazo?
En el Salar de Atacama están las mayores y mejores reservas de este mineral. Las salmueras de este salar poseen altas concentraciones de litio, lo que -de por sí- es una relevante ventaja competitiva respecto de otras regiones del mundo, a lo cual se agregan bajos costos de procesamiento debido a su muy buena distribución de iones. Asimismo, tiene excelentes índices de evaporación y permite operar todo el año gracias a sus excepcionales condiciones climáticas, y que junto a la cercanía a los puertos, lo sitúan como la más relevante fuente para obtener litio a nivel mundial.
Estas importantes condiciones del Salar de Atacama permitieron que Chile se constituyera como el principal productor de litio del orbe, pero lamentablemente ha ido perdiendo importancia en la producción de este mineral a nivel mundial y hoy ocupa el segundo lugar, después de Australia.
Un país que tiene recursos mineros en gran cantidad -como es el nuestro- tiene que explotarlos, pues ello contribuye al crecimiento económico presente y futuro. Sin embargo, considerando las condiciones actuales es poco probable que el país retome en el corto plazo ese lugar de liderazgo en la producción de litio que detentó durante muchos años.
-Y con una mirada más a mediano plazo, si nos proyectamos hacia 2025 ¿Cómo se prevé que esté posicionado Chile en esta materia?
Si no se actúa oportunamente Chile continuará perdiendo importancia en este mercado, en donde en el año 2000 generaba el 65% de la totalidad del litio a nivel mundial, y se estima que en el año 2020 llegará al 35%, proyectándose que -de continuar esta tendencia- al año 2025 alcanzaría solo al 23%. Sin embargo, si en el año 2025 no se renueva la cuota de explotación a SQM, la participación de Chile en la producción mundial de litio podría caer a 13%.
-La legislación establece que el litio no es una sustancia susceptible de concesión ¿Debería ésta modificarse con el propósito de permitir el desarrollo de la industria de la mano del sector privado (acceso libre)?
Debemos recordar que el litio, de acuerdo a nuestro ordenamiento jurídico, no es una sustancia susceptible de concesión debido a que se consideró un elemento estratégico. No obstante, una característica de los bienes estratégicos es su escasez, situación que en el caso del litio no se da, por cuanto es un mineral que existe en abundancia en el mundo y está ampliamente distribuido a través del planeta.
Conforme lo establece el artículo 7°, del Código de Minería, “todas las sustancias minerales son susceptibles de concesión con excepción de los hidrocarburos líquidos y gaseosos, el litio, los yacimientos de cualquier especie existente en aguas marítimas sometidas a la jurisdicción nacional y los situados en todo o en parte en zonas de importancia para la seguridad nacional, salvo que dichas concesiones estén válidamente constituidas con anterioridad a la entrada en vigencia de dicha legislación”.
En consecuencia, se debería adecuar la legislación para que el sector privado pueda acceder libremente a estos recursos, porque no hay nada más estratégico para nuestro país que incrementar su riqueza y aumentar su actividad económica, para disminuir la pobreza y acercarnos al umbral del desarrollo, pues ello va en directo beneficio de todos los habitantes de nuestra nación.
De no haber cambios legales que promuevan el aprovechamiento de este recurso y se flexibilice su exploración y explotación, es muy probable que la nueva capacidad futura de producción se instale en otros países como Australia, Estados Unidos, Canadá, China o Argentina, países que no imponen limitaciones para que privados exploten el litio.
-Tomando esto en consideración, y que nuestro país posee las mayores reservas de litio en el mundo ¿Cómo se podría potenciar la producción?
No se encuentran razones conceptuales ni argumentos sólidos que justifiquen que el litio tenga un régimen jurídico distinto respecto de las otras sustancias concesibles. Chile requiere atraer inversionistas para recuperar el sitial como el principal productor de litio en el mundo.
Al liberalizar el acceso a estos recursos podremos aprovechar de manera competitiva todas las oportunidades que la creciente demanda mundial por litio nos da, potenciando otra palanca de desarrollo en beneficio de todos los habitantes de nuestro país.
-Y para finalizar, no podemos obviar que el denominado “oro blanco” ha tenido una demanda creciente en los últimos años, lo que a su vez ha sido “paralelo” al “debilitamiento” del mercado del cobre ¿Existe alguna posibilidad de que en un futuro- en el mejor de los escenarios- las cifras del litio en nuestro país se asemejen a las del cobre?
El litio y el cobre son dos mercados de diferente tamaño. La producción mundial de litio, medido como carbonato de litio equivalente, es del orden de 200.000 toneladas, de las cuales Chile produce un 36%, estimándose un mercado del orden de US$2.000 millones, en tanto que la producción mundial de cobre es de 23 millones de toneladas, estimándose un mercado de US$140.000 millones, es decir, 70 veces el tamaño del mercado del litio.
En el caso de Chile, en el periodo enero-agosto de 2017 los envíos al exterior por concepto de litio alcanzaron US$ 400 millones y en el caso del cobre llegaron a US$20.000 millones, esto es, 50 veces más que el producto no metálico.